Nos emocionamos cuando hablamos de la Revolución Méxicana, pero ya sabemos que hoy necesitamos una revolución diferente, no violenta, sino inteligente. ¿Crees que podrás?
Estamos tan apegados a los placeres y atractivos terrenales, que a pesar de lo efímero de esta vida, nos preocupamos por vivirla no santamente, sino placenteramente.
Los pilares de la civilización occidental no solo son los romanos y los griegos, hay unos antes que tenemos que entender para saber por qué hoy somos como somos.
Gobernar no es solo dirigir, es saber quiénes te acompañan. Entre la lealtad y la complicidad hay una delgada línea que puede hundir cualquier proyecto político.
El país necesita menos “compañeros de lucha” y más servidores con ética y resultados.
La tecnología puede enseñar, pero solo un maestro puede transformar. Porque educar no es solo informar, sino formar: despertar conciencia, sembrar valores y acompañar el crecimiento humano. Sin amor y alegría, la educación pierde su esencia.
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