Los migrantes son, para una parte de la clase política gobernante, el pretexto para el control político de las naciones y, lamentablemente, los rehenes perfectos del populismo.
Los grupos criminales han entrado con fuerza a la vida de los niños, jóvenes y mujeres de México, ya sea porque los recluten y obliguen a integrarse a sus filas o, incluso, por el ofrecimiento de riqueza “fácil”.
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