La intervención del gobierno en contra de la libertad es totalmente evidente. Empezó con la televisión pública y con los programas que tienen en favor del Estado.
Las consecuencias de la mentira han sido los altísimos niveles de corrupción que abren paso a un camino cínico que combina la mediocridad, la corrupción y la impunidad familiar e institucional.
Las conferencias mañaneras deberían llamarse las confesiones de un personaje que cree que "confesarse" no implica penitencia alguna; de ahí su comportamiento mesiánico.
De las veinte iniciativas presentadas por el presidente, no hay ninguna que fortalezca la división de poderes, ni la democracia, ni la honestidad pública, ni la libertad.