El hijo del Chapo ya se declaró culpable, por lo que ya hizo el acuerdo para hablar todo lo que sabe para que su sentencia no sea tan severa, pero para que otras personas salieran para ser perseguidas. Lo curioso de todo esto es que el gobierno de México automáticamente se empezó a blindar diciendo “lo que ellos digan está mal”. ¿Es en serio?
La situación actual, en muchos países, es que a los ciudadanos nos han mentido, sistemáticamente, personas de la clase política o interesados en negocios particulares.
Nuestra Constitución y tradición diplomática exigen coherencia: no basta con recibir refugiados si luego el silencio político sigue avalando las torturas, el exilio clerical y las desapariciones en Managua.
Siempre que surge un escándalo, problema, desacuerdo, enfrentamiento, por alguna razón estamos anclados al pasado, quejándonos de heridas que sucedieron hace 6, 12, 24, 40 años, a veces 200 años. ¿Y el futuro? ¿Será más de estas quejas?
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