La Suprema Corte ahora ve una parte del espíritu de Benito Juárez, pero la otra parte la sigue conservando el que tiene el verdadero poder en México, y que ya no se aparece en las mañaneras.
Los migrantes son, para una parte de la clase política gobernante, el pretexto para el control político de las naciones y, lamentablemente, los rehenes perfectos del populismo.
La desinformación apunta al miedo, la indignación, la empatía o el odio, y convierte a la ciudadanía en un terreno fértil para la polarización e incluso la violencia social.
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