Los migrantes son, para una parte de la clase política gobernante, el pretexto para el control político de las naciones y, lamentablemente, los rehenes perfectos del populismo.
La desinformación apunta al miedo, la indignación, la empatía o el odio, y convierte a la ciudadanía en un terreno fértil para la polarización e incluso la violencia social.
Cuando se creían superados los problemas de censura, Puebla pone el ejemplo de actitudes contra la libertad de expresión, periodismo, y muestra la mala voluntad para recibir críticas.
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