Un alcalde asesinado en Uruapan exhibe la fragilidad institucional. Urge proteger a autoridades, cortar la impunidad y coordinar al Estado con metas y resultados verificables.
El periodismo que incomoda, que cuestiona, que no se vende, es el que más se ataca. Pero también es el que más necesitamos. Porque cuando el poder impone el silencio, la sociedad pierde su voz.
El asesinato del alcalde de Uruapan no es un hecho aislado: es el eco del crimen organizado diciendo “Aquí mando yo”. Diez alcaldes ejecutados en un año, más de 50 políticos asesinados en 2025. ¿Hasta cuándo el Estado dejará de mirar hacia otro lado?
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