Hoy, el PAN enfrenta una crisis profunda. La estructura partidista, aunque necesaria, no basta sin liderazgos con carácter, persistencia y, sobre todo, autoridad moral para enfrentar las conductas autoritarias del presente.
Desde hace un mes he advertido sobre los efectos regresivos de las reformas al juicio de amparo: todo para proteger a la autoridad, nada para proteger a los ciudadanos.
La historia, según una verdad a medias, se suele contar por los vencedores ya sea por influencia de las ideologías del momento, o ya sea por gobiernos que desean imponer sus fobias y sus filias en los libros de texto.
Siempre evaden la responsabilidad en cinco pasos: negarlo todo, acusar al mensajero, desviar la atención, presumir una solución inexistente y exigir a todos que se callen.
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