El corazón y el alma de nuestra sociedad

Karl Menninger, considerado el padre de la psiquiatría, dijo que “el trato que se le da a los niños es el que ellos luego darán a la sociedad”. Y es que como sociedad tenemos la gran responsabilidad de cuidad, educar y acompañar a nuestros niños. Hoy, lamentablemente como sociedad le debemos mucho a nuestra niñez.

El suicidio, las adicciones, el abuso son riesgos presentes en nuestros niños. Y no es que no se hable sobre el tema. Son muchas las acciones emprendidas para ayudar a la infancia, sin embargo, el problema está en que muchos de estos esfuerzos parten desde un enfoque erróneo, ya sea por intereses particulares, por desconocimiento o por caer en ideologías de moda con discursos superficiales y agendas “prefabricadas”.

Como ya he dicho en otros momentos, a nuestro país lo azotan grandes pandemias. Una de ellas es la pandemia del materialismo que reduce a nuestros niños a meros instrumentos de corrientes políticas. Otra pandemia es la del egoísmo que mira a la niñez como un estorbo que “justifica” incluso quitarles la vida. Y, la pandemia del relativismo que desde el desconocimiento y desde la ideología, son capaces de abusar de la infancia.

La pandemia del materialismo a hecho que muchos políticos y “pensadores” vean a los niños como las herramientas idóneas para implantar corrientes políticas y sociales a través del adoctrinamiento. Es tremendamente perverso e inmoral, tratar de secuestrar las mentes de la niñez a través de la educación. Además, lo han hecho quitando el derecho de los padres a educar a sus hijos, ya que es la familia el principal enemigo del adoctrinamiento. Hoy, en México, vemos como el Gobierno Federal intenta hacer lo que hicieron las dictaduras nazis y socialistas y repito, esto es tremendamente perverso e inmoral.

La pandemia del egoísmo a hecho que los medios de comunicación y la cultura del consumismo vean a los niños como una barrera que le quita a las personas (especialmente a las mujeres) sus oportunidades, sus libertades y sus deseos. Es tremendamente reduccionista y egoísta quitarle la vida a un niño por nacer. Además, esto se ha querido justificar como un derecho, como un movimiento social… ningún derecho, ninguna libertad justifica la muerte de ninguna persona. Es por eso que, cuando fui legisladora, promoví la primera iniciativa aprobada que protege los derechos de la madre y del niño por nacer, para que toda mujer en embarazo vulnerable tenga el apoyo del Estado para proteger las dos vidas.

La pandemia del relativismo a hecho que muchos activistas sociales de la ideología de género promuevan el abuso infantil, anteponiendo sus deseos e intereses y desde un profundo desconocimiento de la niñez. Es tremendamente perverso y egoísta querer imponer deseos personales en la niñez, cegados por sus propias pasiones. El cambio de sexo no existe… mutilar y bombardear con hormonas a un niño es abuso sexual. Es terrible que hoy en el Congreso Federal haya iniciativas para promover el abuso sexual llamándole “cambio de sexo”. Si, esto debe ser legislado, pero como un crimen, y cualquiera que lo haga debería estar en la cárcel.

Una nueva política, construida desde una nueva sociedad, deberá combatir el adoctrinamiento con educación de calidad, deberá sustituir la cultura de la muerte por una cultura de vida y de vida digna, y erradicar el abuso sexual, llenando de cuidado y de amor a nuestros niños.

Educación sí, adoctrinamiento no. Debemos impulsar leyes que promuevan el derecho y la responsabilidad que tenemos los padres de familia en la educación de nuestros hijos. Debemos impulsar programas educativos que promuevan competencias, pensamiento crítico y creativo y conocimientos que edifiquen las mentes y las vidas de nuestros niños y adolescentes.

Vida y vida digna sí, cultura de la muerte no. Debemos promover leyes que protejan a la mujer embarazada y al niño por nacer. Debemos impulsar políticas públicas que promuevan la primera infancia, la lactancia y el combate a la pobreza y el trabajo infantil.

Amor y cuidado sí, abuso no. Debemos promover leyes que castiguen a cualquier persona que intente abusar de un niño, cero impunidad y todo el peso de la justicia para ellos. Debemos promover políticas públicas sobre crianza positiva y habilidades de comunicación familiar, además, promover políticas de balance trabajo-familia en las empresas y los gobiernos, por una paternidad y maternidad presente y responsable.

Hoy, es nuestra oportunidad de promover una nueva sociedad y una nueva política, que erradique el materialismo, el egoísmo y el relativismo de nuestra niñez. Hoy exijamos como ciudadanos, tomemos nuestro papel como padres, promovamos mejores leyes y políticas y hagamos parte a las empresas. La niñez es tarea de todos, porque nuestros niños son el corazón y el alma de nuestra sociedad.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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