En un acto sin precedentes el papa Leo XIV oró junto al rey Carlos III y la reina Camila del Reino Unido en la Capilla Sixtina del Vaticano. Este acto, calificado por la Santa Sede como un hecho de alcance histórico, marcó la primera vez en casi 500 años que un pontífice y un monarca británico rezaron juntos en una ceremonia pública.
La oración se llevó a cabo el jueves 23 de octubre y fue parte de la visita oficial de los soberanos al Vaticano, estuvieron presentes el arzobispo anglicano de York, Stephen Cottrell y representantes del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, la ceremonia consistió en la recitación conjunta de la oración del mediodía, con lecturas en latín e inglés.
Según el comunicado oficial del Vaticano, el encuentro tuvo como tema “el cuidado de la creación”, en referencia al compromiso compartido entre ambas Iglesias por la protección ambiental.

Desde la perspectiva de la Iglesia católica, el evento no fue únicamente un gesto protocolario, sino un signo visible del camino de diálogo que Roma mantiene con la Comunión Anglicana desde mediados del siglo XX. El propio comunicado del Vaticano subrayó que “el encuentro expresa el deseo común de seguir avanzando hacia la plena comunión entre los cristianos, mediante la oración y el testimonio compartido”.
Una añeja ruptura
La separación de la Iglesia de Inglaterra de la de Roma se originó en 1534, cuando Enrique VIII promulgó el Acta de Supremacía que lo proclamó “Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra”. La medida rompió la obediencia al Papa y dio origen a la Iglesia Anglicana, cuyas estructuras y liturgia conservaron parte de la tradición católica, aunque con independencia doctrinal y administrativa.
Desde entonces, la relación entre la Santa Sede y la monarquía británica estuvo marcada por largos periodos de distanciamiento. Los contactos formales se restablecieron gradualmente en el siglo XX. En 1966, el Papa Pablo VI recibió en Roma al arzobispo de Canterbury, Michael Ramsey, primer encuentro oficial entre líderes de ambas Iglesias desde la Reforma. En 1982, Juan Pablo II visitó el Reino Unido y oró junto al arzobispo de Canterbury, Robert Runcie, en la catedral de Canterbury. Sin embargo, nunca antes un monarca inglés había participado en una oración pública con el Papa.
Durante las últimas décadas, los Papas han impulsado el diálogo con la Comunión Anglicana a través de la Comisión Internacional Anglicano-Católica (ARCIC), que ha trabajado en temas doctrinales y pastorales. También se han multiplicado las acciones conjuntas en materia social, especialmente en torno a la pobreza y el cambio climático.
El Papa Francisco, predecesor de Leo XIV, mantuvo varios encuentros con el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y alentó la cooperación pastoral. En ese contexto, la participación de Carlos III en una oración en el Vaticano fue interpretada por observadores eclesiásticos como un paso más dentro del proceso de acercamiento que el catolicismo ha sostenido desde el Concilio Vaticano II.
La oración que unió almas y pueblos
La liturgia tuvo lugar bajo los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. En ella participaron representantes de ambas Iglesias, junto con miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede. El Papa presidió la oración, mientras el arzobispo Cottrell leyó una súplica inspirada en textos patrísticos. El Rey Carlos III leyó un pasaje del Evangelio según san Mateo y la reina Camila encabezó una de las preces.

Al concluir la ceremonia, el Papa y el monarca intercambiaron un gesto simbólico: Leo XIV fue nombrado “Cofrade Papal” de la Capilla de San Jorge en Windsor, mientras el Rey fue reconocido como “Cofrade Real” de la Basílica de San Pablo Extramuros. Este intercambio “representa un signo de fraternidad espiritual entre las dos comunidades”, señaló la Santa Sede.
En su valoración oficial, la Santa Sede destacó el carácter ecuménico del encuentro y su continuidad con los esfuerzos de las últimas décadas. “La oración compartida no significa el fin de las diferencias doctrinales, pero sí un compromiso renovado por avanzar juntos en la misión cristiana”, señaló.
El Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, añadió que la ceremonia refleja el principio formulado por el Concilio Vaticano II en el decreto Unitatis Redintegratio, que anima a los fieles católicos a trabajar por la unidad de todos los cristianos mediante la oración, el diálogo y la cooperación.
Hasta esta fecha, no existía registro de que un monarca británico y un Papa hubieran participado en una oración pública conjunta. Los encuentros anteriores entre representantes de ambas Iglesias se habían limitado a gestos diplomáticos, audiencias o reuniones bilaterales.
El Vaticano subrayó que el acto de este jueves 23 de octubre no implica un cambio doctrinal, sino una manifestación visible del respeto y la cooperación entre comunidades cristianas. “La unidad de los creyentes no se logra con declaraciones formales, sino con la oración y el trabajo común”, recordó el Papa Leo XIV al concluir la ceremonia.
Para la Iglesia católica, la oración conjunta entre el Papa y los Reyes del Reino Unido representa un paso dentro del proceso de diálogo que busca fortalecer los lazos entre católicos y anglicanos. Cinco siglos después de la ruptura iniciada por Enrique VIII, la Santa Sede considera que el gesto del 23 de octubre de 2025 confirma que la unidad cristiana puede expresarse también en la liturgia compartida, en la cooperación pastoral y en la oración común por los desafíos del mundo actual.
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