Extinción de especies desencadena efecto dominó de pérdida de biodiversidad

Cerca de un millón de especies se encuentran actualmente en peligro de extinción, revela una investigación de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) en la que expertos destacan que hay una interconexión de riesgos, ya que la aceleración de la existencia de especies vulnerables en todo el ecosistema desencadena un efecto dominó de pérdida de biodiversidad.

De acuerdo al estudio Riesgos de desastres interconectados, se resalta que los ecosistemas están construidos sobre intrincadas redes de conexiones entre distintas especies, como la tortuga terrestre, una de las especies vivas más antiguas del planeta que ha reducido su número, lo que afecta a la biodiversidad, ya que desempeñan un papel vital en la preservación del delicado equilibrio de su reino costero.

El efecto dominó podría llevar a la extinción de más especies e incluso al colapso de ecosistemas enteros, subraya el reporte.

Asimismo, indica que “con casi un millón de especies animales y vegetales amenazadas, el efecto dominó de la extinción de una sola especie puede afectar a innumerables otras, alterando funciones ecológicas vitales“.

Uno de los ejemplos muy significativos que muestra la investigación es el caso de la nutria marina, en peligro de extinción, es otro ejemplo de la compleja dependencia de los ecosistemas. Antes abundaban en los bosques de algas del Pacífico, pero ahora están en peligro de extinción debido a la caza implacable por su piel en el pasado.

En una afinada danza ecológica, las nutrias marinas se alimentan de erizos de mar y detienen el crecimiento desenfrenado de sus poblaciones. Sin la presencia de las nutrias, estos espinosos herbívoros se desbocan y transforman los frondosos bosques de algas en planicies áridas tras haber sido devoradas por los erizos.

La desaparición de las nutrias marinas tendría repercusiones que irían mucho más allá de la desaparición del alga, según la UNU. Más de mil especies, entre ellas tiburones, tortugas, focas, ballenas, aves y multitud de peces, dependen de estos refugios submarinos para su propia existencia.

De acuerdo al Plan de Biodiversidad, adoptado en 2022, se establecen objetivos y medidas concretas para detener e invertir la pérdida de naturaleza de aquí a 2050.

Uno de los objetivos de este plan incluye reducir 10 veces la tasa de extinción de todas las especies para mediados de siglo y aumentar la abundancia de especies silvestres autóctonas hasta niveles saludables y resilientes, afirmó Zita Sebesvari, directora adjunta del Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana de la UNU (UNU-EHS) y autora principal del informe Riesgos de desastres interconectados.

“Aunque las estrategias de adaptación, como la restauración y protección de corredores verdes entre hábitats animales, ofrecen cierto respiro, sigue siendo crucial abordar los factores subyacentes de la extinción, porque este objetivo no podrá alcanzarse mientras corramos el riesgo de acelerar las extinciones”, explicó.

A largo plazo, evitar las extinciones y coextinciones será la única solución realista para frenar la pérdida de biodiversidad, lo que exige un cambio de mentalidad.

“Los esfuerzos de conservación deben ir más allá de las especies individuales y abarcar ecosistemas enteros”, afirmó Sebesvari.

“Se necesitan medidas urgentes y decisivas para preservar la resistencia de los ecosistemas y garantizar la supervivencia de la diversa red de vida de nuestro planeta. Abrazar la naturaleza como parte integral de nuestra cultura es esencial para asegurar un futuro sostenible, reconociendo que nuestro destino está inevitablemente entrelazado con el destino del mundo natural”.

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