¿Se desinfla el populismo?

Hace ya varios años que una marea progresista llegó al poder en Hispanoamérica pasando a controlar importantes países de la región, especialmente en el Cono Sur.

Sin embargo y por lo que a continuación explicaremos, dicha marea parece retroceder lo cual –a mediano plazo- pudiera ocasionar cambios importantes en la geopolítica del Continente.

En el caso del Brasil, el país más importante de Sudamérica, el presidente Lula da Silva, de tendencias populistas no las tiene todas consigo puesto que la gran piedra que tiene en el zapato es un Parlamento con mayoría conservadora.

Dicho Parlamento se ha dedicado a rechazar cuanto proyecto de ley le envía Lula, así como a erosionar su popularidad.

En el caso del Perú, el también populista Pedro Castillo fue derrocado en diciembre del año pasado cuando estaba a punto de imponer una dictadura personal.

Gustavo Petro, el primer presidente de izquierdas en Colombia, también se encuentra en apuros ya que el Congreso se niega a aprobar todas las reformas que propone.

En estos momentos Petro es presionado tanto desde la derecha como desde la izquierda; desde la derecha porque los empresarios no confían en él y desde la izquierda porque no ha logrado firmar un acuerdo de paz con los grupos armados que operan en la selva.

Por su parte el chileno Gabriel Boric tampoco cuenta con mayoría parlamentaria. Al mismo tiempo su proyecto de Constitución fue derrotado en las urnas y, a pesar de que intenta desplazarse ideológicamente hacia el centro, los elementos conservadores lo ven con marcada desconfianza.

Ahora bien, donde a los populistas les está lloviendo sobre mojado es en Argentina en donde el presidente Alberto Fernández vio la situación tan pero tan difícil que renunció a postularle como candidato en las elecciones del próximo octubre.

Todo hace suponer que este sujeto así como la vicepresidenta peronista Cristina Fernández (quien simuló un atentado para ver si recuperaba popularidad) recibirán una paliza electoral de dimensiones apocalípticas.

Muy cerca de allí, en Bolivia, el también populista Luis Arce –sucesor de Evo Morales- sufre una caída en las exportaciones lo cual provoca escasez de gasolina lo cual contribuye a que aumente el malestar de las clases populares.

Los casos de Venezuela y Nicaragua son diferentes puesto que, más que hablar de gobiernos populistas, habrá que definirlos como dictaduras comunistas en las que lo único que vale es la voluntad de unos presidentes que se niegan a cualquier reforma de tipo democrático.

Nicaragua es desgobernada por la pareja matrimonial formada por Daniel Ortega y Rosario Murillo. Es un caso patético que muestra la desesperación de un presidente que se encuentra acorralado y que en estos momentos es capaz de todo.

Otro factor digno de tomarse en cuenta es que a fines del año entrante habrá elecciones en los Estados Unidos, elecciones en las que el ex presidente Donald Trump tiene muchas posibilidades de conseguir la victoria.

Si esto ocurriese, Trump –a pesar de sus locuras- bien podría convertirse en un duro elemento de presión que afectaría a cualquier régimen de tendencias populistas.

Ante todo lo anterior, es muy probable que a mediano plazo varios de los líderes que acabamos de mencionar acaben siendo desplazados.

Y si tal cosa ocurriese, la geopolítica del Cono Sur del continente daría un viraje de ciento ochenta grados.

Te puede interesar: Personajes y efemérides de septiembre

* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

@yoinfluyo

Facebook: Yo Influyo

comentarios@yoinfluyo.com

Compartir

Lo más visto

También te puede interesar

No hemos podido validar su suscripción.
Se ha realizado su suscripción.

Newsletter

Suscríbase a nuestra newsletter para recibir nuestras novedades.