La lucha para ayudar

Nunca antes había sucedido: tener que sortear innumerables obstáculos del gobierno para prestar ayuda ante un desastre natural. Estamos dispuestos a hacerlo y bloquean las iniciativas ciudadanas en Acapulco.

Es demencial esta postura del gobierno, por no decir de la autoridad única. ¿Autoridad? Mejor decir dictadura. Un dictador unilateral, no permite ni sugerencias, ni propuestas, ni algo que no haya pasado por su cerebro. Y qué cerebro. Dejo el calificativo al lector.

¿El pueblo sabio puede darse cuenta de lo que sucede? Si es sabio sí. Pues a demostrarlo.

Insisto, es demencial no dejar hacer lo que mejor hacemos, el pueblo mexicano es solidario, sabe ayudar en caso de desgracias.

Regresemos al principio de esta tragedia. Los datos duros los saco del artículo de María Amparo Casar del primero de noviembre, en el Excelsior titulado “Antes, durante y después”, y de publicaciones en el Universal y en el Reforma.

Casar documenta la alerta sobre el huracán: El martes 24 de octubre a las 14 horas en México, 16 horas en Florida, el Centro Nacional de Huracanes (CNH) alerta sobre ía peligrosa intensidad de la velocidad de Otis y se preveía tocaría tierra guerrerense con categoría. Recomendaban “apresurar los preparativos para proteger las vidas y las propiedades”.

“Esta lluvia producirá inundaciones repentinas y urbanas, además de deslizamientos de tierra en zonas más elevadas. La alerta añadía que “a última hora de” esta noche del martes y al inicio del miércoles habría en Guerrero “vientos extremadamente destructivos”. Además, anticipaba “una marejada ciclónica peligrosa y potencialmente mortal”.

A las 17 horas del mismo martes 24 de octubre -19 horas de Miami-, el CNH emitió otro comunicado en el que anticipaban que era inevitable el curso destructivo de Otis y se exhortaba a tomar acciones para salvar vidas en las costas de Guerrero. Las imágenes satelitales, confirmaban la rápida intensificación de Otis, para alcanzar una fuerza de categoría 5, “extremadamente peligrosa”, urgían a acelerar acciones preventivas.

“Se pronostica que Otis será un potencialmente catastrófico huracán de categoría 5 al llegar a la costa sur de México esa noche o en la madrugada del miércoles, y a organizar los preparativos para proteger vidas y propiedades”, señalaba. Hacia la costa, el aumento será acompañado de olas grandes y destructivas”. Habrá inundaciones y deslizamientos de tierra de lugares más altos.

El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) informó a las 15:34 horas que el huracán se había intensificado a categoría 3 y que podría impactar las costas de Guerrero con categoría 4. Lo mismo se replicó a las 17:11 en la cuenta oficial de Twitter del SMN. Aunque el CNH advertía la intensificación del ciclón a categoría 5. México mantuvo categoría 3.

A las 20:00 horas, cuatro horas antes de la llegada del huracán, un nuevo comunicado del Centro Nacional de Huracanes de Florida, insistió en un “escenario de pesadilla” por su rápida intensificación conforme se acercaba a la costa mexicana. Incremento en la velocidad de los vientos, sólo superado por el huracán Patricia en 2015, y se insistía en la capacidad destructiva de la categoría 5. Así fue en la madrugada del miércoles.

“No había registros de huracanes ni siquiera cercanos a esta intensidad en esta parte de México”.

A las 20:25 horas a través de su cuenta de X (antes Twitter), el presidente López Obrador alertó del peligro que representaba el inminente arribo del huracán Otis. Casi seis horas y media después de que los expertos en EU exhortaron a acelerar acciones para salvar vidas ante lo que ya se preveía como una catástrofe. Este fue su texto: “De acuerdo con la información disponible se pronostica que el huracán Otis entrará al territorio con categoría 5 entre Acapulco y Tecpan de Galeana de las 4 a las 6 de la mañana”.

“Está en Marcha el plan DN-III-E y el Plan Marina en coordinación con el Gobierno del Estado. Acepten trasladarse a refugios, mantenerse en lugares seguros: alejados de ríos, arroyos, barrancas y estén alerta, sin confiarse. Nosotros también estamos pendientes”, anotó el mandatario en su mensaje.

En contraste, las autoridades meteorológicas continuaban difundiendo información desfasada.

El anuncio del presidente fue en solitario, no hubo estrategia masiva de difusión del Gobierno de la República. La Secretaría de Seguridad federal no difundió ese 24 de octubre un solo comunicado referente a Otis. Lo hizo hasta el día siguiente, ya cuando había ocurrido la catástrofe.

Los proyectos del presidente están sometidos a la evaluación pública, por ejemplo, en la primera plana del Universal del día 2 de noviembre escriben: “señala la IP que el plan de AMLO para Acapulco es insuficiente, para la primera etapa de reconstrucción se habla de 61 mil 313 millones de pesos.” Cualquier ama de casa experta en sacar adelante a su familia con un presupuesto reducido compararía este presupuesto inicial con lo que se ha gastado en Tres Bocas. Desgraciadamente los asesores del presidente no pueden argumentar, no los escucha.

También en esa misma plana se anuncia que van por recorte de 13 mil millones de pesos al Poder Judicial, al INE y al Inai para Acapulco. Al presidente le cayó Otis como anillo al dedo para debilitar las instituciones.

Estamos comprobando el problema de recortar presupuestos que se han de tener para resolver situaciones periódicas como son los desastres naturales. Sin ese respaldo, cuando suceden es imperioso resolverlos y entonces hay que sacar de los demás rubros. Somos testigos. Un país no puede tener el sistema económico de una ama de casa.

Desde que asumió la Presidencia, López Obrador ordenó liquidar el Fondo Nacional de Desastres (Fonden) por considerar que era un instrumento de corrupción. Sin embargo, el ex director de ese fondo en el sexenio de Peña Nieto no sólo ha hecho negocios multimillonarios con el actual gobierno federal, sino que ahora busca convertirse en el candidato a la alcaldía de Querétaro por la coalición Morena-Verde-PT.

El presidente no ha pisado suelo de Acapulco porque dice organizar desde México, pero el viernes 27, a menos de 72 horas del devastador Otis, se exhibía en el Estado de México un cartel: “Ven y saluda al presidente de la República Mexicana Andrés Manuel López Obrador y a la gobernadora del Estado de México”.

En una ceremonia de casi una hora en Atizapán, donde inauguró una planta potabilizadora de agua, se dejó apapachar y escuchó aplausos a raudales. En su discurso no hubo mención alguna a la tragedia. Ni una palabra de consuelo a las víctimas. Ni una oferta de rescate. Ni un señalamiento de cómo enfrentar la reconstrucción. Nada. Eso sí, anunció a los mexiquenses que tendrían más programas de apoyo y la pensión de adultos mayores subiría a seis mil pesos.

Con sus “otros datos” el presidente anuncia que en su gobierno no hay corrupción por eso puso a la Guardia Nacional a empacar la ayuda de los mexicanos a los acapulquenses y repartir todo como si fuera del gobierno.

Corrupción es el saqueo de las tiendas, el alza del costo del combustible, allí debería estar vigilando la Guardia Nacional. El tres de noviembre en la primera página del Universal señalan: venden huachicol a 40 pesos en costera. La pregunta es ¿en dónde está el servicio de Petróleos Mexicanos? Otro título: Se dispara el precio de productos básicos. Pero vamos muy bien no como antes con los corruptos, informa el de las mañaneras.

Conozco a un empresario que diariamente envía a Acapulco un trailer con botellones de agua, las fue reuniendo y esperó a que la Guardia Nacional dejara de confiscar las ayudas. Aquella orden fue demencial. Y el Metro se cae a pedazos, pero eso es otro capítulo.

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