8M 2023

¿Qué llena hoy el corazón humano de la mujer? De acuerdo con ese contenido será el modo de proceder. Por supuesto hay influencias comunes y producen semejanzas, pero cada una, al recibir esas influencias las procesa singularmente y eso hace la diferencia. Cada una muestra su propio modo de ser. Y al ser le sigue el hacer.

Dentro de las variadas maneras de manifestar el hacer está el lenguaje relacional. Quien es responsable no imita a los demás sino manifiesta el resultado de sus pensamientos, valoraciones y experiencias. Además, tiene en cuenta los efectos que causará con sus mensajes. Esto último da a cada quién su capacidad de influir. Ahora a los destacados les denominan “influencers”.

Últimamente el papa Francisco habla de tres tipos de lenguajes: el de la mente, el del corazón y el de las manos. En una reunión con un grupo de mujeres a quienes recibió, les advirtió que la mujer tiene la capacidad de unificarlos pues piensa lo que siente, siente lo que piensa y hace, hace lo que siente y piensa. No siempre lo hacen, pero tienen la capacidad.

Para mejorar la propia vida y la de las demás, es importante la solidaridad y compartir ideales, darlos a conocer. No cabe duda que un medio de hacerse oír se ha experimentado en las marchas, en los mítines, en las concentraciones, Así se da voz a personas que no tienen otro modo de manifestarse, Así estas personas se unen a quienes convocan pues les ofrecen esa oportunidad.

La unión hace la fuerza. Pero es importante unirse a personas con quienes se comparten los ideales. Para tener la seguridad de luchar por lo mismo conviene descubrir el contenido de los lenguajes de la mente, del corazón y de las manos. Una ayuda a las otras. Por tanto, la verdad necesita de justicia; la satisfacción de la responsabilidad; la espontaneidad de la ley.

Específicamente la mente busca la verdad, se alimenta de ella e ilumina al corazón y a las obras. Las obras contribuyen a la difusión de la justicia cuando cuentan con el marco jurídico adecuado dado por leyes verdaderas, son las que benefician a todos, característica del bien común. El corazón experimenta satisfacción pues palpa la simbiosis de la verdad en las leyes y el bien para todos, ambos aspectos manifiestan la responsabilidad de difundir el bien.

En esas concentraciones hay procedencias muy diversas, y sin embargo los ideales dan cohesión y eso es muy hermoso. Enriquece a la sociedad. Una concentración es una obra, y por lo visto en el párrafo anterior, debe ser una movilización responsable, que mueva a la justicia, que se apoye en la verdad y respete las leyes. Todo para abrir campos de mejora.

Según el estado de vida la mujer ha de prever cómo influye en otras personas. Al transmitir su experiencia, anima o desencanta, invita al odio o a la armonía. Cada una tiene su historia. Hay viudas, solteras, casadas, etcétera. Esta realidad llama a la responsabilidad. Es bueno compartir experiencias, pero no imponerlas.

Hay quienes tengan la plenitud de haber resulto un asunto difícil. Otras tendrán la amargura de algún desencanto. La mayoría tendrá asuntos resueltos, otros en proceso y algunos aún sin saber cómo afrontarlos. Lo mejor es tener la capacidad de compartir las experiencias positivas, y con sencillez mostrar la incertidumbre de cómo resolver otras pendientes. Se abre la puerta a que el interlocutor aconseje.

Es bueno recordar que se cosecha lo que se siembra. Si promovemos la superación, lógicamente todos deseamos conocer nuevas opciones. Podemos tener experiencias inadecuadas, incluso nos pueden haber dañado y han dañado a otros. Es legítimo descubrir nuestro arrepentimiento, pero eso no justifica replegarnos. Incluso se puede dar a conocer el hecho para evitar a otros cometer lo mismo.

Moverse con soltura equivale a combatir las preocupaciones excesivas por nosotros mismos, por las estructuras, por la imagen social, y a preguntarnos más bien cuáles son las necesidades concretas y las esperanzas de las mayorías. Cuando alguien goza de todo puede ser insensible a las necesidades de otros. Y cuando se tienen graves carencias es fácil agredir injustamente y promover discursos de odio. Ambas posturas no resuelven.

Cada uno por su camino, combinando responsabilidad y solidaridad, interesándose por lo propio y lo ajeno. Sumando lo mejor de cada uno y restando lo peor de cada uno. Estas sumas y restas nos augurarán cuanto poder tenemos si fortalecemos la unidad. Indirectamente combatimos el desaliento natural ante los desbordantes problemas.

Recogemos lo que sembramos. Una vez más es necesario revisar qué tenemos en la mente, en el corazón y qué resultados han dado nuestras obras. La mente es el motor que impulsa nuestra vida. Hace falta ver a los demás como son. La vida es un claro-obscuro, anidan el bien y el mal, Es mejor ver primero lo bueno y admirar, luego lo malo, comprender y ayudar a combatirlo.

Una mente con estas disposiciones forjará un corazón empático capaz de aprender del buen ejemplo de los otros y dolerse de las deficiencias. El dolor será activo y entonces las obras irán a prestar ayuda a quien necesita superarse. Con el corazón se disculpará, con las obras se pondrán medios para impulsar con fortaleza la modificación total de la conducta.

Aunque al principio haya resistencia al cambio, la constancia para prestar la ayuda logrará la respuesta conveniente. Se creará un círculo benéfico. Quien ayuda crece en constancia, quien es ayudado mejora seguramente. Nada se le ha impuesto y finalmente se rinde al bien. Acompañado va más rápido.

La cuestión es clara: quien siembra comprensión, ayuda y cariño eso recogerá. Quien siembra odio, envidia y confrontaciones eso recogerá. ¿De qué lado estamos las mujeres?

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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