En una verdadera democracia los pobres tienen los mismos derechos que los ricos y la justicia se debe impartir con los mismos parámetros al pobre que al rico.
El lema del presidente “Abrazos, no balazos” se interpretó en la práctica como una actitud pasiva de los militares, quienes no deben abrir fuego hasta que les dispararen “los malos”.
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