Mario Vargas Llosa fue un escritor de guiones de radionovelas que trabaja de manera febril –como siempre lo hizo el Nobel peruano-, mete en los capítulos que redacta su vida entera, sus fobias y pasiones, amores y desazones.
Los nuevos tiempos no traen necesariamente puras cosas buenas. No todo es avance ni progreso. Hay giros indeseables, regresiones, inevitables vueltas al pasado.
Seguramente la jefa de Gobierno de la CDMX no comparte el sentimiento fanático de sus gobernados por el latigazo, las bofetadas y las pedradas en un evento supuestamente teatral.
Los dueños del calzado encontrado en el rancho de Jalisco están desaparecidos y, aunque el senador Noroña no lo crea, son más los desaparecidos que el número de zapatos.
Broma negra para el partido que representara por décadas a la izquierda mexicana que el último gobernador que tuvo esté prófugo de la justicia y fuera michoacano, el estado cuna del cardenismo.
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