Los grupos criminales han entrado con fuerza a la vida de los niños, jóvenes y mujeres de México, ya sea porque los recluten y obliguen a integrarse a sus filas o, incluso, por el ofrecimiento de riqueza “fácil”.
La simulación democrática impulsada por el oficialismo, bajo el pretexto de la participación del “pueblo”, derrumbará por completo el equilibrio de poderes.
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