Hay durante el año muchas fechas conmemorativas, algunas personales, otras familiares y otras de orden nacional o internacional en las que participamos de diferentes maneras, pero hay una que en especial significa mucho para una gran cantidad de personas y familias que trasciende fronteras y continentes, que es la Navidad, recordatorio del nacimiento de Jesús.
Ciertamente un acontecimiento que en ese momento fue conocido por muy pocas personas, y durante 30 años prácticamente no se conocen pasajes de su vida hasta que comenzó lo que se llamó su vida pública que movió muchas conciencias y cambió muchos conceptos de como vivir la vida y muchas enseñanzas que inclusive abarcaban espacios más allá de la vida hablando de lo que sucederá después de la muerte.
Después de su muerte y resurrección los apóstoles y discípulos no vivieron tiempos fáciles ni por parte de los judíos ni de los romanos, pero pese a todas las tribulaciones en forma heroica se fueron abriendo camino y llevando las enseñanzas de Jesús por los amplios espacios del imperio romano hasta que en el año 313 el emperador Constantino reconociendo que ya el cristianismo era una marea que abarcaba grandes espacios les concedió la libertad de creencia a los llamados cristianos.
Con el correr del tiempo el cristianismo se fue consolidando como la religión predominante y se convirtió no solamente en una creencia individual, sino en una cultura colectiva que estaría en las raíces de la formación de Europa, que hoy tristemente está empeñada en olvidar sus orígenes cristianos.
En América, de lo que hoy es México hasta el sur excepto Brasil fue España en la mayor obra de evangelización de la historia la que se encargó de extender el cristianismo en todas las regiones con la labor destacada de los misioneros de diferentes órdenes religiosas que también fueron la base de la identidad de las nuevas naciones.
Durante muchos años el mes de diciembre se ha relacionado con la fiesta de la Navidad y el recuerdo del niño Jesús, muy particularmente en México por medio de las tradicionales posadas y los nacimientos, con un festejo que no solamente se veía en las casas o templos, sino que las mismas calles y hasta los aparadores de las tiendas comerciales estaban adornadas con figuras vinculadas al recuerdo del nacimiento de Jesús.
Hoy tristemente se ha perdido mucho de este espíritu cristiano, inclusive cuando antes lo común en esta época era decir “Feliz Navidad”, por la influencia laicista ahora hay una tendencia apoyada por muchos medios de comunicación para simplemente decir “felices fiestas”.
Ojalá que apoyemos nuestra bella tradición de desear a todas las personas con las que coincidamos estos días una “Feliz Navidad”, lo que yo deseo a todos los que hayan leído este breve comentario.
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