Paternidad democrática

Los padres suecos llevan a cabo una crianza equilibrada estableciendo límites a través del amor, el respeto, la comunicación positiva y el diálogo entre padres e hijos.


Papas amables


Entre las múltiples cosas en las que he trabajado, soy “mil chambitas” ja ja ja como buena mexicana no hay de otra para salir adelante, he sido maestra de español en México, pero también ahora en Suecia. La primera vez que obtuve la oportunidad de ejercer fue en 2015 en una escuela internacional y sinceramente nadie me explicó cómo era la onda, a pesar de ser escuela internacional que debían tener en cuenta que los maestros vienen de diferentes países y culturas, pero en fin ya en el ruedo fui descubriendo cómo estaba la cosa.

Pues resulta que los adolescentes, no importa si son suecos, mexicanos, chinos, noruegos o canadienses todos tienen su etapa difícil donde las hormonas enloquecen y no quieren hacer nada o se ponen rebeldes, así es, son seres humanos, aquí la cultura y nacionalidad sale sobrando.

Entonces me remonté mejor a mis clases de la maestría y pensé sobre la psicología del niño y adolescente. Oigan, pero no fue fácil, fue un choque cultural tremendo para mí, era la primera vez que salía de México.

Los alumnos y maestros en Suecia se encuentran en el mismo nivel jerárquico, o más bien, aquí en Suecia no existen niveles jerárquicos en ningún lado, pero el respeto siempre prima, aunque otra vez, recordemos que los adolescentes son emocionales y a veces se les olvida el respeto.

Tuve dificultades con algunos porque no querían seguir lineamientos y es que nadie me dijo que no se los podía dar, o sea, yo tenía que acordar con ellos reglas, tareas y proyectos. Me quedé ahora sí como el meme ¡Avísenme!

Para cuando me di cuenta ya era un poco tarde, los niños y adolescentes aquí tienen muy claro que el maestro ni ningún otro adulto puede imponer reglas o ir por encima de sus intereses, pensamientos, decisiones etc.

El único patrón que yo traía era el mexicano, ya saben mis profesores estrictos, llegaban y te leían, no las reglas sino las leyes de su clase, sus castigos y consecuencias, te gritaban y castigaban. A pesar de que había ya estudiado una maestría en educación y conocía de teorías psicopedagógicas parecía que en la práctica se me olvidaban y sólo
actuaba por el recuerdo de lo que yo viví como alumna.

Calma tampoco se alucinen, no era yo tan malvada, no les gritaba pero sí les puse reglas y establecí consecuencias si no cumplían con tareas, pero…¿qué creen?. Aquí se le debe permitir al estudiante entregar sus tareas fuera de tiempo y presentar cuantas veces necesite un mismo examen…otra vez ¿Por qué nadie me avisó? Yo no me niego a adaptarme a la cultura, pero de perdido una plática general.

Es importante que cuando nos mudamos a un país y sobretodo comencemos a trabajar investiguemos bien cómo es el comportamiento social para que no les pase lo que a mí, también es nuestra responsabilidad documentarnos cómo funciona. Pero volviendo a la cuestión de la crianza, desde las escuelas se puede apreciar cómo es en casa también.

Desde el respeto y el amor los padres educan, jamás castigan sólo les muestran las consecuencias de lo que podría suceder si toman una mala decisión, de hecho, los padres también respetan las decisiones de los hijos, aunque no les parezca, estoy hablando de situaciones que no son de peligro, en un caso como de las drogas es diferente. No hay gritos, no hay golpes (ni soñando, sino la dependencia equivalente al DIF de México en Suecia te los quita, aquí no se andan con jueguitos).

Recientemente tuve que hacer una investigación del tema para una tarea del curso de sueco que tomo y encontré un artículo de Górecka (2019) del periódico Aftonbladet donde citan al psicólogo infantil Martin Forster, que recomienda a los padres abrazar a sus hijos para tener una buena relación, también con la intención de estar presentes y receptivos, es decir, una conexión segura entre padres e hijos. A través de este tipo de relación los padres pueden establecer límites saludables desde el amor, pero también estableciendo consecuencias de las decisiones que el menor tome.

En el mismo artículo de Górecka (2019), menciona que las compañías Aftonbladet Family e Inizio hicieron una encuesta en conjunto a mil 618 padres suecos donde ellos opinan que mostrar amor a los niños es lo más importante, por lo que también coinciden con el psicólogo infantil Forster.

Hay otro concepto importante a destacar de la encuesta, los padres mencionan la “paternidad democrática”. Es decir, según Martin Forster citado por Górecka (2019), los padres no son autoritarios, pero tampoco demasiado frívolos. Los padres demócratas tienen un diálogo con su hijo.

El pediatra Lars Gustafsson en el artículo “No seas obediente, sobre la crianza de los hijos” (2018) también señala que los niños deben ser escuchados y respetados. Entonces la crianza sueca se inclina por ser equilibrada: ni autoritaria ni demasiado relajada.

Lo anterior también es apoyado por el psicólogo Klefbom (2019) quien dice que una forma antiautoritaria es “un clima amigable para los niños que beneficia el desarrollo de los menores hasta convertirse en adultos sabios y creativos”. Klefbom (2019) también enfatiza que cualquier forma de paternidad excesiva es mala. Como todo exceso en la vida, hasta el agua en exceso es dañina.

En la cultura mexicana estamos acostumbrados a padres autoritarios, es como se cree que se ponen los límites a los niños. Aquí se preguntarán y cómo los suecos establecen límites sin ser autoritarios, bueno pues ahí les va.

Klefbom (2019) dice que la forma en que actúan los padres debe basarse en una comprensión desde la perspectiva psicológica. Por ejemplo, si los padres dan consejos en lugar de órdenes los niños entienden más fácilmente y esto reduce los conflictos. El psicólogo agrega que un adulto nunca debe abusar de su posición como adulto. Los padres deben ser fuertes, pero también amables. Klefbom (2019) señala que los padres tendrán éxito si muestran a sus hijos el comportamiento correcto en lugar de gritar. Es decir, los padres deben actuar como quieren que actúen sus hijos porque los menores aprenden de los patrones de sus padres. No se puede esperar que los niños actúen correctamente si los padres no lo hacen ¿Cómo la ven? ¿Están de acuerdo? Este es un claro llamado a hacer una introspección como adultos ¿Es correcta tu forma de actuar en todas las situaciones? Si tu hijo o hija lo hiciera ¿Estaría bien?

Por otro lado, cuando tienes que decir que no, tienes que hacerlo en términos positivos. Klefbom (2019) dio un ejemplo sencillo, si los niños quieren helado, los padres pueden decir “el viernes tomamos y festejamos con un helado” en lugar de “no, hoy no hay helado”. Si analizas el ejemplo, puedes darte cuenta que en esta situación los padres están estableciendo límites, pero sin decir que no.

Otro ejemplo es cuando los niños se sienten involucrados en las decisiones que se toman. Sobre esto Klefbom (2019) dice que “Una buena forma de manejar el asunto es ofrecer una opción entre dos cosas diferentes. No es incorrecto orientar la elección del niño hacia algo más útil haciendo que la segunda opción sea menos atractiva “. En cierto modo, los padres obligan al niño a tomar decisiones que son buenas para ellos.

En conclusión, los padres suecos llevan a cabo una crianza equilibrada estableciendo límites a través del amor, el respeto, la comunicación positiva y el diálogo entre padres e hijos. Los más pequeños necesitan la guía de los adultos para sentirse bien, pero sin ser autoritarios.

Creo que nos falta mucho por hacer culturalmente en este tema en México.

¿O tú qué opinas?

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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