México; líder cristiano

Para ser incómodos

Los cristianos hemos venido para ser incómodos. Para ser, como decía François Mauriac en su maravillosa elegía funeraria a su querido amigo Emmanuel Mounier “dulcemente intratables”.



Un líder de inspiración cristiana se reconoce en esa incomodidad, igual que el buen profesor genera dolores de cabeza en sus alumnos. Ese líder ha decidido optar por la autenticidad a partir del sacrificio y del sentido del deber. Un líder cristiano ha sido formado, y formará, para no convivir con el cinismo, es decir, con la pobreza espiritual y la mediocridad.

Nuestra misión, como decía Emmanuel Mounier, es salir “a dominar la Historia en vez de sermonearla”. Salir a sumar con inteligencia, pero también con ardor, con genuina pasión. Sin vacilación y sin timidez, no digamos, sin miedo.

Ganar la Historia y ganar la Salvación. Y reconocernos para siempre en el Rostro de Jesús. En la mirada de Jesucristo. Entender por qué decía Edith Stein “me mantengo siempre al borde de la nada y debo recibir el Ser en cada instante”.

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* Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen necesariamente la posición oficial de yoinfluyo.com


 

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