Para mover hay que conmover

Concluyeron las precampañas oficiales, porque las precampañas reales han estado presentes desde hace mucho tiempo. La diferencia fue que el espacio de radio y TV fue invadido por miles de spots de los partidos políticos, y esa guerra de aire debería mover las percepciones; pero de acuerdo con algunos estudios, eso no ocurrió. Los números y tendencias se mantienen casi igual que cuando arrancaron la guerra de los spots. 

Un estudio de la firma Parametría revela que casi la mitad de los electores no conoce la fecha exacta de cuando se realizará la elección presidencial; sólo 4 de cada 100 electores pudieron decir la fecha correcta de las elecciones. Otra firma, SABA Consultores que monitorea semana a semana las tendencias, mostró que ha crecido la gente que no está interesada en la política, por más que se hayan escuchado spots y confrontaciones en el círculo rojo.

Es muy probable que el ciudadano promedio no recuerde un spot por su creatividad y que gane su atención; es decir, un spot que se vuelva recordable, nada de eso hemos visto hasta ahora. Lo que ha salido son los típicos discursos políticos. Más bien los campanazos políticos se han generado en el mundo de las noticias, con las revelaciones de Loret de Mola o las de Código Magenta, que, al situarse en los medios digitales, impactan en el círculo rojo, pero tardan en repercutir hacia el círculo verde. 

La candidata oficialista mantiene su tonito y modo de hablar falso, se consolida en imitar el estilo del presidente, y al no ser auténtica, no emociona a nadie. En los discursos que da Claudia, ni siquiera los del presídium aplauden con entusiasmo, simplemente no prende. Pero tiene todos los recursos a su disposición para que, a pesar de su debilidad, se mantenga viento en popa.

Por su parte, Xóchitl logró reanimar al círculo rojo, al círculo de los que opinan. Y como al principio, ese núcleo reducido de “líderes de opinión” que la apoyaron entusiastamente, regresaron hacia el final de la precampaña para afirmar que ahora sí Xóchitl ha regresado; cuestión que se repiten a sí mismos, pero que no se registra en los estudios de opinión, y prácticamente en todos cerró con número similares a los que tenía cuando arrancó la guerra de spots. Por lo tanto, podemos afirmar que Xóchitl sigue siendo un fenómeno en la opinión publicada, pero no entre la opinión pública, por más entusiasmo que muestren los opinadores del círculo rojo.

Movimiento Ciudadano no sólo no avanzó, con el destape de Jorge Álvarez Máynez, incluso retrocedió. Por una sencilla razón: nadie lo conoce. Pero al parecer Dante Delgado ha sido desplazado por Samuel García, quien ha tomado los tiempos y los ritmos dentro del partido naranja, al son que se marca desde Palacio Nacional.

Podemos decir que toda la lluvia de spots, sólo contribuyó a enfriar más a los electores quienes no logran ver nada sobresaliente. Así que el desafío es vencer el abstencionismo y que el votante salga a ejercer su derecho, tendrá que hacerlo a pesar del menú que tiene enfrente, y votar a pesar de que sus políticos no los están entusiasmando. Para mover, hay que conmover.

La campaña de promoción al voto, más allá de las campañas y candidatos, debe ser una tarea paralela. Es probable que ya en campaña veamos sacudidas que modifiquen el ánimo social, pero sino es así, las organizaciones de la sociedad civil, que son los organismos líderes en la interlocución con los políticos, deberán generar campañas de llamado a votar. Estos organismos cuentan con la libertad que tienen de no tener pasados cuestionables o faltos de credibilidad.

Promover el voto se debe convertir en la herramienta estratégica para llevar a los ciudadanos indiferentes, cambiantes o sin ánimo a participar y hacer que la democracia quede patente por la participación ciudadana. La política afecta la vida diaria de la gente; más aún, afecta el futuro inmediato de la comunidad; sobre todo porque existe un plan en marcha para restaurar al viejo régimen que se mantuvo por 70 años, con el control político de México, durante el siglo XX. Y la historia enseña que cuando el poder se concentra en una sola persona o facción, la libertad se pierde.

“He llegado a la conclusión de que la política 

es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos”. 

Charles de Gaulle

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