Pablo, el caminante eterno. Capítulo VIII. La conmoción
Llegó el día en que reaparecería en Damasco, el ya no era el mismo ni la ciudad tampoco, había pasado ya el imperio de Tiberio, ahora gobernaba Calígula.
La risa de Sara
Existe sólo una manera de equivocarse en la vida, y consiste en creer que es ya demasiado tarde para ti. ¿Cómo puedes saberlo, quién te lo dijo, cómo se te ocurrió? Si así piensas, es que todavía no conoces a tu Dios.