Caminante eterno conmoción

Pablo, el caminante eterno. Capítulo VIII. La conmoción

Las tradiciones cristianas muchas veces han caído en simplificación, exageración, dulcificación o hasta cursilería cuando se trata de la vida de los Santos, pretendiendo muchas veces con esto acercarlo a las personas sencillas, o por el contrario ponerlos tan alto y engrandecerlos con narraciones casi fantásticas que se hacen inaccesibles y casi míticos, pero hay también muchos estudios serios acerca de la vida y del pensamiento de estos célebres personajes cuyas esculturas  o pinturas decoran muchas de las iglesias del mundo, que buscan en profundidad llegar dentro de lo posible a conocer su verdadera trayectoria histórica y acercarse a su personalidad y sobre todo a su alma.



Pablo es un gigante de entre estos personajes, pues desde el punto de vista humano  hay diferencias naturales entre los santos como las hay entre todos los hombres, relacionados con su condición social, cultural y hasta económica, y sobre por cada personalidad, pues la gracia trasforma el alma, pero no diluye la humanidad, al contrario, le permite mostrarse en plenitud.

Así Pablo el hombre que había enfrentado en pocos instantes un cambio de 180° en su vida debe haber tenido desde el punto de vista humano una gran conmoción que lo llevaron a tener muchas cosas que revisar, analizar, balancear, para pensar la forma de enfrentar la nueva realidad, no por cobardía o falta de valor, sino simplemente por lógica humana.

Ayer se dirigía con un grupo de hombres a perseguir a los apóstoles y discípulos para en ellos destruir la figura de Jesús a quien tenía en mente como un impostor y un blasfemo, hoy en cambio, tendrá que ser el primer mensajero de ese Jesús a quién perseguía y no sólo hablar de él como el mesías, sino como el verdadero hijo de Dios, y además deberá pronto de asimilarse al grupo de hombres al que pretendía exterminar, que sería conocida como la Iglesia.

Hay que considerar que la Biblia aunque contiene gran cantidad de hechos históricos, no fue escrita con la mentalidad de ser una enciclopedia histórica con el concepto que tenemos hoy, y aún los Hechos de los Apóstoles que podemos considerar el más histórico de los libros narran solo parte de la historia de la Iglesia en sus primeros días y  de la historia de este Pablo, muchos de cuyos escritos posteriores se entienden mejor cuando se conoce este libro, porque mucho de lo que comenta en sus epístolas tiene relación con lo que aquí se cuenta.

Así que hay un tiempo en que se pierde de vista, en alguna de sus cartas menciona que estuvo un tiempo en Arabia, que en ese entones se entendía como una región muy basta. Seguramente en este tiempo de reflexión fue cuando comenzó a cambiar su escala de valores y decir que lo que antes tenía por muy valioso se transformaría después en basura para él.

Pero llegó el día en que reaparecería en Damasco, el ya no era el mismo ni la ciudad tampoco, había pasado ya el imperio de Tiberio, ahora gobernaba Calígula y aunque todavía no llegaba su etapa de locura el poder del imperio se había diluido mucho en Siria. Pablo se hospedó y se preparó para su primea predicación de sábado.

Cuando empezó a hablar en la sinagoga, los que le escuchaban se llenaban de asombro y cuando explicó que los profetas se referían Jesús en sus profecías fue interrumpido y la gente empezó a gritarle: ¡Renegado! Pronto los asistentes empezaron perder la paciencia y tuvo que salir huyendo.

Así ahora Pablo estaba del otro lado de la balanza y necesitaba de la ayuda de Jesús para iniciar en forma su misión.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com


 

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