El Papa León XIV ha comenzado oficialmente su pontificado con una solemne Misa de Inicio del Ministerio Petrino el 18 de mayo de 2025, en la Plaza de San Pedro. En esta ceremonia histórica, dos cardenales tuvieron papeles destacados: el Cardenal Protodiácono Dominique Mamberti y el Cardenal Luis Antonio Tagle. Ambos, cada uno con trayectorias eclesiásticas notables, contribuyeron de manera significativa al inicio de este nuevo pontificado.
Cardenal Dominique Mamberti (Protodiácono)
Biografía y trayectoria eclesiástica
Dominique François Joseph Mamberti nació el 7 de marzo de 1952 en Marrakech (Marruecos), hijo de padres franceses. Poco después de su nacimiento su familia regresó a Francia, estableciéndose en la isla de Córcega, donde Mamberti creció. Sintiendo el llamado al sacerdocio, estudió ciencias políticas y derecho público antes de ingresar al Seminario Pontificio Francés de Roma. Fue ordenado sacerdote el 20 de septiembre de 1981 para la diócesis de Ajaccio (Córcega). Posteriormente obtuvo un doctorado en Derecho Canónico y asistió a la Academia Pontificia Eclesiástica, preparándose para el servicio diplomático de la Santa Sede.
A partir de 1986, Mamberti ingresó al cuerpo diplomático vaticano y comenzó una extensa carrera en el servicio exterior de la Iglesia. Entre sus primeras asignaciones estuvo servir en las representaciones pontificias en Argelia (1986–1990) y Chile (1990–1993), así como en la Misión de la Santa Sede ante la ONU en Nueva York (1993–1996). Más adelante trabajó en la nunciatura en Líbano (1996–1999) y luego en la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado en el Vaticano (1999–2002). Su experiencia en asuntos internacionales se consolidó cuando el 18 de mayo de 2002 fue consagrado obispo (titular de Sagone) al ser nombrado Nuncio Apostólico en Sudán y Delegado Apostólico en Somalia. En 2004 se le confió además la nunciatura en Eritrea, cubriendo así varias misiones diplomáticas en África durante esos años.
La trayectoria de Mamberti dio un salto cualitativo en la Curia Romana cuando el Papa Benedicto XVI lo designó Secretario para las Relaciones con los Estados (el equivalente a “ministro de Asuntos Exteriores” del Vaticano) el 15 de septiembre de 2006. Ocupó este alto cargo diplomático durante más de ocho años, hasta enero de 2015, sirviendo primero bajo Benedicto XVI y luego bajo el Papa Francisco. En ese rol, Mamberti se convirtió en una figura destacada de la diplomacia vaticana, participando en numerosas negociaciones y acuerdos bilaterales en nombre de la Santa Sede. Por ejemplo, estuvo involucrado en tratados como el acuerdo sobre el estatuto jurídico de la Iglesia en Cabo Verde (2013) y un convenio de colaboración educativa con Serbia (2014), reflejando su pericia en diplomacia internacional. Su desempeño llevó a que fuera ampliamente considerado un experto en política internacional dentro del Vaticano.
A finales de 2014, el Papa Francisco decidió trasladar a Mamberti del ámbito diplomático al judicial: el 8 de noviembre de 2014 lo nombró Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, el máximo tribunal de la Iglesia Católica. Este nombramiento coincidió con la destitución del cardenal Raymond Burke de ese puesto, y fue visto por observadores como un movimiento para reforzar la supervisión papal sobre el poder judicial vaticano. Mamberti asumió así la tarea de administrar justicia canónica en la Iglesia, incluida la responsabilidad de impulsar la reforma del proceso de nulidades matrimoniales que el Papa Francisco puso en marcha en 2015 para agilizar y humanizar los trámites. Pocos meses después de asumir en la Signatura, Francisco lo creó cardenal en el consistorio del 15 de febrero de 2015, otorgándole la diaconía de Santo Spirito in Sassia en Roma. Como es costumbre, a los 10 años de su creación cardenalicia Mamberti podría optar por ser promovido al orden de los cardenales presbíteros; sin embargo, hasta la fecha se ha mantenido en el orden de los diáconos, lo que le permitió convertirse en el Cardenal Protodiácono (el diácono de más antigüedad) del Colegio Cardenalicio en 2024.
En resumen, la carrera de Dominique Mamberti abarca roles de alta relevancia en la Santa Sede, combinando diplomacia y justicia canónica. A continuación se destacan sus cargos más notables:
- Secretario para las Relaciones con los Estados (2006–2014) – Responsable de la política exterior vaticana, bajo Benedicto XVI y luego Francisco.
- Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica (2014–presente) – Jefe del más alto tribunal de la Iglesia, encargado de la administración de justicia canónica.
- Cardenal Protodiácono (desde 2024) – Primer cardenal diácono, con funciones ceremoniales como anunciar la elección papal.
- Otros cargos previos: Nuncio Apostólico en Sudán, Somalia y Eritrea (2002–2006); miembro de diversos dicasterios (Culto Divino, Causas de los Santos, Evangelización, Textos Legislativos) como parte de sus deberes cardenalicios.
Vale mencionar que Mamberti, además de su labor curial, ha recibido reconocimientos internacionales; por ejemplo, en 2016 se reportó que obtuvo la más alta condecoración otorgada por el gobierno de México, reflejo de su prestigio en el ámbito diplomático.
Papel en la Misa de inicio del pontificado de León XIV (18 de mayo de 2025)
Como Cardenal Protodiácono, a Dominique Mamberti le correspondió un papel central en los ritos de entronización del nuevo Papa. Durante la Misa de inicio del pontificado de León XIV, fue el encargado de imponer al Papa el Palio Petrino, símbolo de su autoridad pastoral como Obispo de Roma. Según la Oficina de Celebraciones Litúrgicas, al finalizar la lectura del Evangelio tres cardenales –uno de cada orden (diácono, presbítero y obispo) y de distintos continentes– se acercaron al Papa para entregarle las insignias papales. Mamberti, en representación del orden de los diáconos y del continente europeo, fue el primero de ellos: tomó el Palio, confeccionado en lana blanca, y lo colocó sobre los hombros de León XIV. Este gesto reviste un profundo simbolismo, pues el Palio representa al “Buen Pastor” que carga sobre sí al rebaño, y vincula al nuevo Papa con la tradición petrina de la Iglesia de Roma.
Después de la imposición del Palio por Mamberti, siguió una oración especial pronunciada por el cardenal representante del orden de los presbíteros (el africano Fridolin Ambongo, arzobispo de Kinshasa). Finalmente, el cardenal representante del orden de los obispos (el filipino Luis Antonio Tagle) presentó el Anillo del Pescador al nuevo Pontífice. De esta manera, Mamberti inauguró la secuencia de rituales en la que la Iglesia, a través de sus cardenales, confirió al Papa León XIV los signos tangibles de su autoridad: primero el Palio (por el protodiácono), luego la bendición y el Anillo (por el presbítero y el obispo, respectivamente). Cabe destacar que el Cardenal Mamberti había ya tenido el honor de anunciar al mundo la elección del Papa días antes: el 8 de mayo de 2025, desde el balcón central de San Pedro, él pronunció el tradicional Habemus Papam presentando a Robert Prevost como el nuevo Papa León XIV. Su voz fue la primera en proclamar el nombre del nuevo Pontífice, cumpliendo así la función por la cual se le reconoce públicamente en este cónclave.
El desempeño de Mamberti durante la Misa de entronización fue muy visible. Al colocar el Palio sobre los hombros del Papa, actuó no solo como ministro litúrgico sino también como representante de la tradición eclesial que conecta al sucesor de Pedro con la misión pastoral de cuidar al “rebaño” de Dios. Observadores señalaron que el cardenal, de origen europeo, encarnó en ese momento a la Iglesia de Occidente en este gesto, complementado por sus colegas de África y Asia en los ritos siguientes, subrayando la dimensión universal de la Iglesia en torno al nuevo Papa. Mamberti ofició estos ritos con solemnidad y respeto, y fue testigo cercano de la emoción de León XIV, quien tras recibir el Anillo del Pescador (impuesto por el cardenal Tagle) se mostró conmovido hasta las lágrimas, mientras la Plaza de San Pedro estallaba en aplausos.
Relación previa con el Papa León XIV
A diferencia del cardenal Tagle (cuyo vínculo con el ahora Papa Prevost detallaremos más adelante), no se documenta una relación estrecha o colaboración directa prolongada entre el cardenal Mamberti y Robert Prevost antes del cónclave de 2025. Sus trayectorias eclesiásticas fueron bastante distintas: Mamberti se forjó en el servicio diplomático y curial en Roma, mientras que Robert Prevost (Papa León XIV) pasó la mayor parte de su ministerio como misionero y obispo en Perú, y solo en 2023 ingresó a la Curia Romana al ser nombrado prefecto del Dicasterio para los Obispos. Es posible que, al coincidir ambos en el Vaticano desde 2023 (Mamberti como prefecto de la Signatura Apostólica y Prevost como prefecto de Obispos), hayan interactuado en reuniones generales de dicasterios o consistorios, pero no consta públicamente ninguna colaboración específica entre ellos en proyectos concretos antes de la elección pontificia.
No obstante, pueden señalarse algunas afinidades e intersecciones indirectas en sus perfiles. En el plano doctrinal, por ejemplo, ambos comparten una formación católica sólida y fidelidad a la enseñanza de la Iglesia, aunque sus énfasis hayan sido distintos: Mamberti, desde su rol jurídico-diplomático, ha sido un firme defensor de la libertad religiosa y de la importancia de la presencia cristiana en la sociedad civil, alzando la voz en foros internacionales por los cristianos perseguidos en Oriente Medio. También ha advertido contra el secularismo y ha sostenido la legitimidad de la cláusula de conciencia para creyentes en asuntos moralmente controvertidos. Por su parte, el entonces Cardenal Prevost era conocido por su espíritu pastoral cercano a la gente y alineado con las reformas del Papa Francisco, con énfasis en la sinodalidad y la misericordia. En lo pastoral, Prevost y Mamberti representaban experiencias complementarias: Prevost como obispo misionero en el campo (incluso con décadas de servicio en Latinoamérica) y Mamberti como arzobispo diplomático en la Santa Sede. Es de notar que Mamberti, aunque no tuvo labores pastorales directas como párroco u obispo diocesano, siempre manifestó un espíritu de servicio universal por medio de su trabajo diplomático, buscando la defensa de la Iglesia en diversos países y contextos culturales.
En cuanto a vínculos diplomáticos, cabe resaltar que Robert Prevost (León XIV) adquirió experiencia internacional al servir en una congregación religiosa global (la Orden de San Agustín) y al tener doble nacionalidad estadounidense y peruana. Sin embargo, Mamberti no tuvo trato diplomático directo con el Perú durante los años en que Prevost era obispo allí, ya que sus destinos se concentraron en África, Oriente Medio y foros multilaterales. Aun así, ahora, tras la elección de León XIV, Mamberti y el Papa comparten lazos dentro de la Curia: de hecho, Mamberti es miembro del Dicasterio para la Evangelización, dicasterio que dirige el cardenal Tagle y en el cual seguramente participará en la agenda misionera que es prioritaria para el nuevo Pontífice. En síntesis, la relación previa entre Mamberti y Prevost puede calificarse de institucional y respetuosa, mas no íntima; comenzará realmente a desarrollarse durante este pontificado, donde el Papa podrá apoyarse en la experiencia de Mamberti en ciertos ámbitos.
Cargos actuales y perfil dentro del Vaticano
Actualmente, el cardenal Dominique Mamberti ocupa dos posiciones de gran relevancia en el Vaticano: es Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica (desde 2014) y funge como Cardenal Protodiácono del Colegio Cardenalicio (desde 2024). El primer cargo lo identifica como la máxima autoridad judicial de la Iglesia católica, supervisando la correcta administración de justicia en materias canónicas, incluyendo recursos de apelación de los fieles en casos de nulidades matrimoniales y otros procesos eclesiásticos. En esta función, Mamberti ha influido en la implementación de las reformas legales del Papa Francisco –por ejemplo, la simplificación de los procesos de nulidad matrimonial en 2015– asegurando que la justicia eclesiástica combine la fidelidad al Derecho Canónico con la sensibilidad pastoral que requiere el mundo actual.
Como Cardenal Protodiácono, Mamberti ostenta un título principalmente ceremonial pero simbólicamente significativo: al ser el diácono cardenalicio de mayor antigüedad, le corresponde anunciar el Habemus Papam tras un cónclave (como hizo el 8 de mayo de 2025) y también imponer el Palio al nuevo Papa en la Misa inaugural (como vimos líneas arriba). Este puesto lo coloca en la primera línea de las grandes celebraciones pontificias. Su nombramiento como protodiácono a fines de 2024 reconoció su larga trayectoria de servicio en el Colegio Cardenalicio.
En cuanto a cargos anteriores de relevancia, ya se señaló su rol como Secretario para las Relaciones con los Estados (2006–2014), donde moldeó el perfil internacional de la Santa Sede. También presidió desde 2015 la Comisión vaticana para los Abogados (encargada de asuntos jurídicos profesionales). Además, Mamberti ha sido miembro (o sigue siéndolo) de varios dicasterios de la Curia: entre ellos, la Congregación (hoy Dicasterio) para el Culto Divino, la Congregación de las Causas de los Santos, y el Dicasterio para la Evangelización de los Pueblos (ahora parte del Dicasterio para la Evangelización). Esta integración en múltiples organismos refleja la confianza puesta en su criterio en diversos campos de la vida eclesial.
La suma de estas responsabilidades ha posicionado a Mamberti como uno de los cardenales más influyentes de origen francés en la actualidad y como referente de la línea diplomática-jurídica en el seno del Colegio Cardenalicio. Su perfil dentro del Vaticano es el de un hombre institucional, discreto pero firme, con profundo conocimiento de los mecanismos de la Santa Sede. Es reconocido por su ortodoxia doctrinal y prudencia política, una reputación cimentada al haber navegado por las transiciones de tres pontificados (Juan Pablo II –en sus últimos años–, Benedicto XVI y Francisco) manteniendo siempre la confianza de sus superiores.
Posible influencia en el pontificado de León XIV
Desde el punto de vista teológico y doctrinal, el cardenal Mamberti podría ejercer una influencia moderadora y de continuidad en el pontificado de León XIV. Si bien el nuevo Papa (antes cardenal Prevost) es considerado un hombre de mente abierta y con sensibilidad pastoral, también ha sido descrito como alguien apreciado tanto por sectores conservadores como progresistas. En este equilibrio, la voz de Mamberti –conocido por sus posiciones doctrinales tradicionales– puede servir para afianzar la continuidad con las enseñanzas previas de la Iglesia y matizar cualquier iniciativa doctrinal novedosa. Por ejemplo, Mamberti ha manifestado preocupaciones ante la secularización y ha defendido la moral católica en temas como la familia y la libertad religiosa. Estas perspectivas seguramente encontrarán eco en discusiones dentro del Vaticano, ayudando al Papa a considerar el sentir del ala más tradicional del Colegio Cardenalicio. Su experiencia en la Secretaría de Estado también le da un conocimiento amplio de las relaciones Iglesia-Estado que podría influir en cómo León XIV aborda cuestiones bioéticas, de derechos humanos o diálogo con culturas secularizadas.
En el ámbito político y diplomático, la influencia de Mamberti puede ser significativa en la proyección internacional del nuevo pontificado. León XIV, siendo el primer Papa originario de Norteamérica y con amplia experiencia misionera, quizás no tenga el mismo bagaje diplomático que sus predecesores inmediatos. Aquí, Mamberti –ex “canciller” vaticano– puede ser uno de sus consejeros clave en política internacional. Es previsible que asesore al Papa en la gestión de las relaciones con gobiernos y organismos internacionales, aportando su pericia en derecho internacional y su red de contactos global. De hecho, durante su etapa como Secretario de Relaciones con los Estados, Mamberti encabezó delegaciones de la Santa Sede ante la ONU y la OSCE, demostrando dotes para el diálogo multilateral. En el nuevo pontificado, podría orientar al Papa León XIV en temas como la defensa de los cristianos perseguidos (causa que él abanderó activamente), la promoción de la paz y la justicia global, y la mediación en conflictos internacionales donde la Santa Sede tradicionalmente actúa como facilitadora. Asimismo, su conocimiento de la Curia le permitiría ayudar al Papa a navegar las dinámicas políticas internas del Vaticano, garantizando estabilidad en la transición y continuidad en las reformas administrativas iniciadas por Francisco.
Desde la perspectiva pastoral, aunque Mamberti no proviene del trabajo directo en parroquias o diócesis, su rol en la Signatura Apostólica tiene un impacto pastoral real: él supervisa la correcta aplicación de la justicia con misericordia. En la medida en que siga implementando el espíritu de las reformas del Papa Francisco (por ejemplo, asegurando que los procesos de nulidad sean accesibles y ágiles para los fieles en dificultad), estará apoyando la visión pastoral de un Iglesia cercana a las heridas de la gente. Esto se alinea con el deseo expresado por León XIV de una Iglesia “sin autoritarismos, más inclusiva y participativa”. La asesoría de Mamberti podría garantizar que las iniciativas pastorales del nuevo Papa (como una posible descentralización o la sinodalidad) se desarrollen dentro de un marco jurídico seguro y en continuidad con la disciplina eclesial.
En suma, Dominique Mamberti aportará al pontificado de León XIV balance y experiencia institucional. Teológicamente, representa una voz de continuidad doctrinal; políticamente, un experto en diplomacia y relaciones globales; pastoralmente, un garante de que la misericordia vaya de la mano con la verdad y la justicia. Su larga carrera y prestigio dentro del Vaticano le confieren autoridad moral para aconsejar al nuevo Papa, quien probablemente valorará sus consejos para lograr ese equilibrio entre renovación y tradición en los años por venir.
La figura del cardenal Dominique Mamberti, discreta pero decisiva, queda inscrita ya en la historia del inicio del pontificado de León XIV. Su gesto al imponer el palio no fue solo un acto litúrgico, sino un símbolo de continuidad, unidad y corresponsabilidad en la Iglesia universal. En una ceremonia cargada de emoción y solemnidad, Mamberti no solo ofició un rito, sino que personificó la fidelidad institucional al servicio del nuevo Papa. Su experiencia, prudencia y autoridad moral serán, sin duda, un ancla segura para León XIV en medio de las turbulencias y esperanzas del mundo actual. La Iglesia necesita hombres así: firmes en la fe, sabios en el juicio, fieles en el servicio.
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