El Francisco de Asia entrega el anillo al papa del sur global

El 18 de mayo de 2025, la Plaza de San Pedro fue testigo de uno de los gestos más cargados de simbolismo en la historia reciente de la Iglesia católica: el momento en que el cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo emérito de Manila y actual pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, colocó el Anillo del Pescador en la mano del Papa León XIV. Este acto no fue solo parte de la liturgia que marca el inicio de un pontificado: fue una proclamación visible de continuidad, amistad y misión. Tagle, uno de los rostros más respetados del catolicismo asiático y figura clave del pontificado de Francisco, no solo representó al orden de los obispos en la ceremonia; encarnó también el espíritu de una Iglesia en salida, inculturada, sinodal y profundamente humana. Su presencia junto al nuevo Papa —con quien comparte una visión pastoral cercana a los pobres y los excluidos— señala que el pontificado de León XIV no parte de cero, sino que se apoya en un tejido de relaciones profundas, coincidencias espirituales y confianza mutua forjada en años de trabajo común. Este artículo repasa la trayectoria, el simbolismo del rito y la relevancia de Tagle como uno de los pilares que sostendrán el nuevo pontificado.

Biografía y trayectoria eclesiástica

Luis Antonio Gokim Tagle nació el 21 de junio de 1957 en Manila, Filipinas. Proveniente de una familia católica devota de ascendencia filipina y china, desde joven mostró vocación religiosa. Ingresó al Seminario de San José en Manila, donde estudió Filosofía, y posteriormente obtuvo la licenciatura en Teología en la Universidad Ateneo de Manila. Fue ordenado sacerdote el 27 de febrero de 1982, incardinándose en la diócesis de Imus (provincia de Cavite). En sus primeros años como presbítero, Tagle sirvió como vicario parroquial y luego como formador y rector de seminario, desempeñándose en la formación de futuros sacerdotes.

Con el fin de profundizar sus estudios, viajó a los Estados Unidos: entre 1985 y 1991 cursó su doctorado en Teología en la Catholic University of America (Washington D.C.). Su tesis doctoral versó sobre la colegialidad episcopal en el Concilio Vaticano II y la influencia del Papa Pablo VI en dicho tema, reflejando ya su interés en la renovación eclesial promovida por el Vaticano II. Tagle participó activamente en el proyecto editorial internacional Historia del Concilio Vaticano II dirigido por el historiador Giuseppe Alberigo, contribuyendo con sus investigaciones y perfilándose como un teólogo de pensamiento progresista y eclesiología comunitaria.

De vuelta a Filipinas, continuó combinando labor pastoral y académica: atendió parroquias, volvió a ser rector del seminario diocesano y dio clases de teología durante varios años en al menos cuatro seminarios y centros teológicos del país. Su carisma pastoral, cercanía con la gente y claridad doctrinal fueron notados por la jerarquía: el Papa Juan Pablo II lo nombró Obispo de Imus el 22 de octubre de 2001. A la edad de 44 años, Tagle asumió la pequeña diócesis de Imus, donde sirvió durante una década. Posteriormente, el Papa Benedicto XVI lo promovió a Arzobispo de Manila el 13 de octubre de 2011, convirtiéndolo en el pastor de la capital filipina y primado efectivo del país. Su ministerio en Manila se caracterizó por un estilo humilde y cercano a los pobres, ganándose pronto el afecto de los fieles y notoriedad internacional. Tagle es conocido por gestos como sentarse a comer con indigentes, llorar con las víctimas de desastres naturales y hablar con sinceridad evangélica, lo que le valió comparaciones con el Papa Francisco incluso antes de la elección de este último.

El Consistorio del 24 de noviembre de 2012, convocado por Benedicto XVI, elevó a Tagle al Colegio Cardenalicio con tan solo 55 años de edad. Recibió el título de cardenal presbítero de San Felice da Cantalice en Roma. Su juventud relativa, sumada a su carisma y formación, lo convirtieron rápidamente en una figura prominente. De hecho, la prensa comenzó a apodarlo “el Francisco de Asia”, reconociendo en él un enfoque pastoral y teológico muy afín al estilo del entonces Cardenal Jorge Bergoglio. Su enfoque progresista y compromiso con los más vulnerables destacaban tanto que en 2013 ya fue considerado papabile (aunque sería Bergoglio quien saldría elegido). El propio Papa Francisco vería en Tagle a un aliado clave para el futuro de la Iglesia: durante su viaje a Filipinas en 2015, Francisco llegó a decir públicamente que “el futuro de la Iglesia está en Asia” –un comentario que todos entendieron como un guiño de confianza hacia el Cardenal Tagle y el potencial de liderazgo de la Iglesia asiática–.

Durante su arzobispado en Manila, Tagle asumió también varias responsabilidades globales. Fue elegido Presidente de Caritas Internationalis (la confederación mundial de obras caritativas católicas) en 2015, cargo en el que sirvió hasta 2022, coordinando la respuesta de la Iglesia a crisis humanitarias en el mundo. Asimismo, desde 2015 es Presidente de la Federación Bíblica Católica, promoviendo el apostolado bíblico a nivel internacional. Participó en numerosas Asambleas del Sínodo de los Obispos: desde 1998 (como experto) hasta los Sínodos de 2014 y 2015 sobre la familia, y en 2018 sobre los jóvenes, interviniendo siempre con aportes significativos. En el Sínodo de la Palabra de Dios (2008) pronunció una frase célebre: “Una Iglesia que no escucha a los pobres no puede celebrar la Palabra de Dios”, reflejando su convicción de que la justicia social es inseparable de la vivencia del Evangelio.

El Papa Francisco, reconociendo su talento, lo llamó a Roma a fines de 2019: el 8 de diciembre de 2019 lo nombró Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (Propaganda Fide), encargada de las misiones en territorios de misión. Con la reforma curial de 2022, esta Congregación se fusionó en el nuevo Dicasterio para la Evangelización, y Francisco designó a Tagle como Pro-Prefecto de la Sección para la Primera Evangelización y las Nuevas Iglesias Particulares (es decir, responsable directo de las antiguas competencias de Propaganda Fide). En 2020, Tagle fue ascendido al orden de los cardenales obispos, reforzando su posición como uno de los principales purpurados de la Iglesia. Actualmente, por tanto, Tagle se desempeña en Roma coordinando los esfuerzos misioneros de la Iglesia global, muy en línea con su propia vocación.

Al igual que con Mamberti, resumimos a continuación algunos cargos clave de la trayectoria de Tagle:

  • Obispo de Imus (2001–2011) – Lideró pastoralmente una diócesis local en Filipinas, enfocándose en la formación laical y la vida parroquial.
  • Arzobispo de Manila (2011–2019) – Máxima autoridad de la Iglesia en Filipinas, reconocido por su cercanía al pueblo y reformas pastorales.
  • Cardenal de la Iglesia (desde 2012) – Creado por Benedicto XVI; miembro de numerosos dicasterios vaticanos a lo largo de los años (Familia, Migrantes, Educación Católica, Vida Consagrada, Textos Legislativos, entre otros).
  • Presidente de Caritas Internationalis (2015–2022) – Coordinó la acción caritativa de la Iglesia a nivel mundial, experiencia que le dio amplio contacto con realidades de pobreza y crisis humanitarias.
  • Prefecto (Pro-Prefecto) del Dicasterio para la Evangelización (2019–presente) – Encargado de la misión evangelizadora y la supervisión de Iglesias jóvenes en África, Asia, Oceanía y otras regiones de misión. En este rol, Tagle es uno de los más altos colaboradores del Papa en la Curia.
  • Presidente de la Federación Bíblica Católica (2015–presente) – Impulsor del estudio y difusión de la Sagrada Escritura a nivel internacional.

Cabe añadir detalles curiosos de su perfil: el Cardenal Tagle es comunicador nato. Desde 2008 conduce un popular programa de reflexión bíblica televisado, “The Word Exposed”, donde semanalmente explica las lecturas dominicales. Esta faceta mediática, junto con su activa presencia en redes sociales, lo ha hecho muy conocido entre los fieles, especialmente jóvenes.

Papel en la Misa de inicio del pontificado de León XIV (18 de mayo de 2025)

Durante la Misa de inauguración del pontificado de León XIV, el Cardenal Luis Antonio Tagle tuvo el honor de conferir una de las insignias más significativas del Sucesor de Pedro. En representación del orden de los cardenales obispos y del continente asiático, Tagle fue el encargado de presentar y colocar el “Anillo del Pescador” en el dedo del nuevo Papa. Este anillo, también llamado Anillo del Pescador, es símbolo del poder pastoral del Papa como sucesor del apóstol San Pedro –quien fue pescador de oficio– y tradicionalmente porta la imagen de San Pedro con las llaves y una red, junto con el nombre del Pontífice en latín en su circunferencia.

Después de que el Cardenal Mamberti impusiera el Palio y tras la oración de bendición realizada por el Cardenal Ambongo, Tagle se acercó a León XIV con el Anillo del Pescador. Según el rito, pronunció una fórmula en latín al entregarle el anillo, proclamando: “Hoy sucedéis al bienaventurado apóstol Pedro como Obispo de esta Iglesia que preside en la caridad…”, invocando al Espíritu de amor para que asista al nuevo Papa en su ministerio. Acto seguido, Tagle colocó el anillo en la mano del Santo Padre, quien lo recibió visiblemente emocionado. De hecho, testigos relatan que León XIV contempló el Anillo en su mano por unos instantes, conteniendo las lágrimas, mientras la multitud estallaba en aplausos. Fue un momento de profundo significado: con la entrega del anillo por parte de Tagle, quedó oficialmente inaugurado el pontificado, pues tanto el Palio como el Anillo son los dos símbolos que, conferidos públicamente, señalan el comienzo del ministerio papal.

El Cardenal Luis Antonio Tagle, revestido con casulla blanca, coloca el Anillo del Pescador en el dedo del Papa León XIV durante la Misa de entronización (18 de mayo de 2025). Este gesto culminó el rito de entrega de las insignias papales en la ceremonia inaugural.

La presencia de Tagle en este rito no solo tuvo un aspecto ceremonial sino también un fuerte valor simbólico eclesial. Junto a Mamberti (Europa) y Ambongo (África), Tagle (Asia) evidenció la universalidad del Colegio Cardenalicio que arropa al nuevo Papa. Su participación subrayó la importancia de la Iglesia asiática en el contexto global católico, cumpliéndose en cierto modo aquel augurio de Francisco de que “el futuro de la Iglesia es en Asia” al ver a un cardenal asiático entregar el sello petrino al nuevo Pontífice. Cabe mencionar que Tagle, por ser uno de los colaboradores más cercanos de Francisco y líder de la evangelización, fue elegido para este momento también por su rango: desde 2020 pertenece al orden de los cardenales obispos, el más alto dentro del Colegio Cardenalicio. Su rol en la Misa fue preparado cuidadosamente; de hecho, el Boletín de la Oficina de Celebraciones Litúrgicas lo anunció previamente, especificando que Tagle representaría a Asia y al orden episcopal de los cardenales en la entrega del Anillo del Pescador.

Tras la ceremonia, varios medios destacaron la imagen del Papa y Tagle juntos en el estrado papal, evidenciando una gran cercanía y confianza mutua. Dos días antes, el 16 de mayo de 2025, León XIV había recibido en audiencia privada al Cardenal Tagle, en lo que se interpretó como una conversación estratégica previa a la Misa de inicio del pontificado. En esa reunión informal, seguramente intercambiaron impresiones sobre la ceremonia y los primeros pasos del nuevo Papa, consolidando la colaboración entre ambos. La foto del Papa estrechando la mano de Tagle en esa audiencia reflejó la sintonía fraterna entre ellos. En definitiva, el papel de Tagle en la Misa inaugural fue doble: por un lado litúrgico-ceremonial, confiriendo el Anillo, y por otro lado testimonial, como representante de la iglesia global y estrecho colaborador que arropa al Papa en el inicio de su ministerio.

Relación previa con el Papa León XIV

La relación entre el Cardenal Tagle y el ahora Papa León XIV (Robert F. Prevost) es notablemente cercana y de larga data en comparación con la mayoría de los cardenales. Según ha contado el propio Tagle, conoció por primera vez a Robert Prevost cuando este era Prior General de los Agustinos, probablemente a inicios de la década de 2000, coincidiendo en encuentros eclesiales tanto en Manila como en Roma. Esa temprana conexión se dio en contextos pastorales y académicos, pues Prevost, aun siendo estadounidense, visitaba con frecuencia la región asiática en calidad de superior general de su orden religiosa, y Tagle era ya una figura destacada en la Iglesia filipina. Más recientemente, sus caminos convergieron fuertemente en la Curia: “Desde 2023 estamos juntos en la Curia Romana”, explicó Tagle, refiriéndose a que en ese año Prevost llegó a Roma como Prefecto del Dicasterio para los Obispos, mientras él seguía al frente del Dicasterio de Evangelización. Durante 2023 y 2024, trabajaron codo con codo como jefes de dicasterio, coordinando esfuerzos entre el organismo que nombra a los obispos (Prevost) y el que supervisa las Iglesias misioneras y la nueva evangelización (Tagle). Esta colaboración implicó reuniones periódicas y consulta mutua, dado que la creación de nuevas circunscripciones eclesiásticas o la selección de obispos en territorios de misión competen a ambos dicasterios, lo que forjó una alianza laboral y personal.

Tagle ha dado un testimonio elocuente de la afinidad espiritual y pastoral que lo une a León XIV. En entrevistas concedidas tras el cónclave, pintó un retrato sumamente positivo de Prevost: “Tiene una capacidad de escucha profunda y paciente… expresa sus sentimientos sin imponer nada; aporta una calidez serena, fruto de la oración y la experiencia misionera”. El Cardenal filipino destacó el perfil “pastor misionero” de Prevost, subrayando que guiará a la Iglesia “escuchando a todos” y con un liderazgo cercano. También reveló una anécdota del cónclave: en la Capilla Sixtina, durante las votaciones, Tagle y Prevost estuvieron sentados uno al lado del otro, lo cual, más allá de ser una coincidencia protocolar, les permitió sostener una comunicación fraterna en esos momentos decisivos. Tras la elección, una de las primeras audiencias privadas de León XIV fue justamente con Tagle, apenas una semana después del Habemus Papam, evidenciando la confianza que el nuevo Papa deposita en él.

En términos de coincidencias doctrinales y pastorales, Tagle y Prevost comparten una visión eclesial muy alineada con la del Papa Francisco, de quien ambos fueron cercanos colaboradores. Ambos creen en una Iglesia misionera, “en salida”, pobre para los pobres, dialogante y sinodal. Tagle ha sido un ardiente promotor de la evangelización inculturada y la cercanía a los marginados, algo que Prevost, por su experiencia en Perú, comprende profundamente. No es de extrañar que Tagle viera la elección de Prevost (León XIV) como una señal de esperanza para la continuidad de este camino: “La elección del Papa León XIV representa una esperanza para la renovación y el compromiso misionero de la Iglesia universal”, declaró entusiasmado. Doctrinalmente, ambos son considerados moderados abiertos: firmes en la ortodoxia pero con énfasis en la misericordia y la justicia social. No se conoce ningún desacuerdo significativo entre ellos en materia teológica; por el contrario, tienden a complementarse: Prevost aporta su bagaje de religioso agustino con impronta de San Agustín (amor a la comunidad unida en caridad), mientras que Tagle aporta su bagaje de teólogo del Vaticano II (apertura al mundo moderno, colegialidad).

En el terreno diplomático y cultural, Tagle y Prevost también se complementan. Prevost, de raíces norteamericanas y ministerio latinoamericano, y Tagle, asiático con proyección global, encarnan la diversidad geográfica de la Iglesia. Antes del cónclave ya se habían mostrado juntos en eventos públicos, y su buena relación fue evidente para la prensa. De hecho, numerosos analistas señalaban que si Prevost resultaba elegido Papa, era muy probable que se apoyara en Tagle para comprender las dinámicas de la Iglesia asiática y de los movimientos laicales, áreas donde Tagle tiene amplia experiencia. Existe entre ellos un respeto mutuo: Tagle reconoció la “preparación intelectual y cultural” de Prevost y su humildad para aprender; y Prevost, en sus primeras decisiones como Papa, ha mantenido a Tagle en su puesto de Evangelización, lo cual indica confianza y valoración de su trabajo.

En síntesis, la relación previa entre el Papa León XIV y el Cardenal Tagle es fuerte y fraterna. Han colaborado estrechamente, comparten visiones y prioridades pastorales y es previsible que este vínculo se traduzca en una alianza importante en el nuevo pontificado. Muchos en la Iglesia ven en Tagle a uno de los “hombres de confianza” del Papa, casi un alter ego en temas de misión y pastoral, forjado por años de trabajo conjunto y coincidencia espiritual.

Cargos actuales y perfil dentro del Vaticano

El Cardenal Luis Antonio Tagle, a sus 67 años, es uno de los purpurados de mayor perfil en el Vaticano contemporáneo. Actualmente ocupa el cargo de Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, sección de “Primera Evangelización y Nuevas Iglesias” (antiguo Propaganda Fide). En la práctica, esto lo convierte en el responsable de las misiones católicas en todos los territorios donde la Iglesia es joven o minoritaria, así como de la iniciación evangelizadora en tierras de antigua cristiandad. Es un puesto estratégico, ya que la prioridad de la misión es central para el Papa León XIV. La designación original de Tagle a este rol vino de Francisco en 2019, y León XIV lo ha confirmado en el mismo, lo que indica continuidad en la confianza hacia él.

Como parte de sus funciones actuales, Tagle también funge como Gran Canciller de la Pontificia Universidad Urbaniana (la universidad de las misiones) desde 2019, integrando así la formación académica con la proyección evangelizadora. Adicionalmente, desde 2020 es miembro del orden de los cardenales obispos, lo que denota su alto rango dentro del Colegio Cardenalicio. Esto le otorga, por ejemplo, precedencia litúrgica y cierta autoridad moral colegiada (junto a otros cardenales obispos que tradicionalmente son los más experimentados).

Respecto a su perfil, Tagle es ampliamente visto como el rostro global del catolicismo asiático y una voz progresista respetada en la Iglesia mundial. Es carismático, políglota (además de filipino e inglés, habla italiano con fluidez), y se ha destacado por su capacidad para comunicar la fe de forma comprensible y emotiva. “Su enfoque progresista y compromiso con los más vulnerables lo posicionan como el rostro de una posible nueva etapa eclesial”, escribía la prensa poco antes del cónclave de 2025. Efectivamente, Tagle encarna el impulso renovador del Papa Francisco: ha defendido una Iglesia pobre para los pobres, la acogida a migrantes y refugiados, la protección del medio ambiente (participó activamente en la difusión de Laudato Si’), y el rol de los laicos y mujeres en la misión evangelizadora.

Entre los cargos pasados que han marcado su perfil vaticano, destacan su presidencia en Caritas Internationalis, donde viajó por el mundo abogando por los necesitados, y su membresía en varios dicasterios clave como Doctrina de la Fe, Clero, Educación y otros (nombramientos que ha tenido a lo largo de la última década). En Caritas, por ejemplo, impulsó reformas de transparencia y promovió una mayor sinergia entre caridad y evangelización. También fue miembro del Consejo Pontificio para los Laicos y del Secretariado del Sínodo de los Obispos, reflejando su involucramiento en la promoción del laicado y en los procesos sinodales.

En cuanto a su imagen pública, Tagle es muy querido por amplios sectores del pueblo católico. Sus homilías y charlas –muchas disponibles en YouTube– muestran a un pastor que equilibra profundidad teológica con sencillez y sentido del humor. No teme cantar, contar anécdotas personales o incluso derramar lágrimas en público cuando la ocasión lo amerita (por ejemplo, al relatar el sufrimiento de víctimas de calamidades). Esta cercanía le ha dado un perfil casi “estrella” en algunos círculos, pero él la vive con humildad franciscana. Dentro del Vaticano, es considerado un “pontífice papable” (candidato a Papa) desde hace tiempo; de hecho, en el reciente cónclave su nombre sonó fuerte en las quinielas hasta los últimos días. Su permanencia como colaborador principal de León XIV sugiere que sigue siendo una figura influyente en el rumbo de la Iglesia.

Posible influencia en el pontificado de León XIV

La influencia que el Cardenal Tagle podría ejercer en el pontificado de León XIV abarca dimensiones teológicas, pastorales y políticas internas de la Iglesia. Dado el fuerte alineamiento entre ambos, más que oposición o contrapeso, Tagle actuará como un amplificador y consejero clave de las prioridades del nuevo Papa.

En el plano teológico/doctrinal, Tagle representa la corriente del Concilio Vaticano II actualizada al siglo XXI. Es un teólogo de la escuela “pastoral” que enfatiza la misericordia, el diálogo con el mundo moderno y la opción por los pobres. Estas también parecen ser las líneas de León XIV, quien en su primer saludo como Papa subrayó que la Iglesia debe estar “abierta a todos” y “presidir en la caridad” más que en el poder. Tagle podrá animar al Papa a profundizar reformas teológicas ya iniciadas por Francisco: por ejemplo, en materia de sinodalidad (escucha del Pueblo de Dios en la toma de decisiones doctrinales), inculturación de la liturgia y reconciliación con otras religiones. Su experiencia como presidente de la Federación Bíblica también puede influir en León XIV para dar centralidad a la Palabra de Dios en su magisterio. Es esperable que Tagle sea consultado en la redacción de documentos papales, especialmente aquellos tocantes a la misión evangelizadora, la justicia social o la Iglesia en Asia. Su voz será la de un “teólogo en el terreno”, asegurando que la enseñanza papal llegue con lenguaje asequible y con aplicaciones concretas para la vida del pueblo de Dios.

En cuanto a la dimensión pastoral, la influencia de Tagle probablemente será aún más tangible. Ambos comparten una visión de Iglesia cercana, sinodal y servicial, por lo que Tagle ayudará a traducir esa visión en iniciativas concretas. Podríamos ver, bajo consejo de Tagle, un impulso a las “Iglesias locales”: empoderar más a las conferencias episcopales (algo que Tagle siempre apoyó), promover la formación de líderes laicos y catequistas en tierras de misión, o convocar eventos eclesiales internacionales (como congresos de laicos, de jóvenes, etc.). Tagle también podría ser un puente entre el Papa y las realidades eclesiales de base: por ejemplo, las comunidades eclesiales en Asia, África y América Latina, que confían en él. Al ser una figura popular entre los fieles, Tagle puede transmitir al Papa las esperanzas y preocupaciones del pueblo, sirviendo como termómetro pastoral. Un área específica donde su influencia será vital es el diálogo interreligioso y cultural, crucial en Asia: Tagle, proveniente de Filipinas (país en diálogo con el Islam y otras religiones), tiene la sensibilidad para asesorar al Papa en cómo relacionarse con otras fes, algo que Prevost valorará para continuar la senda de fraternidad marcada por Francisco.

Políticamente dentro de la Iglesia, Tagle funge de cierta forma como líder del bloque reformista o progresista del Colegio Cardenalicio. Su cercanía con León XIV implica que reforzará al Papa frente a posibles resistencias internas. Por ejemplo, si el Papa impulsa medidas en favor de una Iglesia más sinodal o inclusiva, Tagle podrá mediar con aquellos cardenales o sectores que duden, explicando la visión del Papa con su habitual pedagogía. También, con su experiencia en Caritas, Tagle podría influir en que el Papa ponga acento en temas socio-caritativos de alcance global, integrando más la labor asistencial con la evangelización. En la Curia, Tagle ya tiene autoridad moral para liderar por convicción más que por imposición: se espera que sea un constructor de puentes entre las distintas “alas” de la Iglesia (él mismo ha dicho que en un cónclave no se trata de “ganadores y perdedores” sino del bien de la Iglesia universal). Esa capacidad conciliadora será de enorme ayuda para León XIV, quien asumió el timón en medio de percepciones de polarización eclesial. Con Tagle a su lado, el Papa cuenta con alguien que entiende ambas sensibilidades y que puede articular un camino común centrado en la misión.

Por último, en el frente externo/diplomático, aunque Tagle no es un diplomático de carrera, su propia origen y trayectoria lo convierten en un activo para el Papa. Siendo asiático y proveniente del llamado “Sur global”, Tagle da al pontificado una conexión directa con continentes donde la Iglesia está creciendo. No sería sorprendente que León XIV se apoye en Tagle como enviado especial o legatus para misiones sensibles: por ejemplo, iniciativas humanitarias, presencia en congresos internacionales (Tagle es muy solicitado como orador en encuentros católicos mundiales) o diálogo con organizaciones globales en temas de desarrollo y migración. De hecho, Tagle ya ha trabajado con la ONU en programas de alimentación y refugio a través de Caritas. Su figura sumará, por tanto, al “soft power” del Vaticano en términos de diplomacia moral.

En conclusión, el Cardenal Luis Antonio Tagle está llamado a ser uno de los principales colaboradores e influencers del Papa León XIV. Su sintonía previa con el Papa asegura que sus consejos serán bien recibidos. Teológicamente, impulsará la agenda evangelizadora y de Iglesia abierta que ambos comparten; pastoralmente, ayudará a aterrizar la cercanía al pueblo en actos y estructuras concretas; y en la política eclesial, será un apoyo leal para consolidar las reformas y la unidad. Como lo expresó en sus propias palabras, Tagle ve en León XIV a un “pastor misionero cercano” y se dispone a trabajar para que ese liderazgo fructifique guiando a la Iglesia “escuchando a todos” – un lema que bien podría aplicar igualmente a la forma en que Tagle asesorará al nuevo Papa, escuchando a unos y otros, y orientándolo con prudencia y entusiasmo misionero.

La entrega del Anillo del Pescador por parte del cardenal Luis Antonio Tagle fue mucho más que un rito ceremonial: fue un acto de profunda comunión eclesial y testimonio del nuevo rostro de la Iglesia. La elección de Tagle para este gesto no sólo honra su trayectoria pastoral y misionera, sino que anuncia con fuerza que la Iglesia del siglo XXI tiene voz asiática, rostro misionero y corazón sinodal. En el inicio del pontificado de León XIV, Tagle no solo colocó un anillo: colocó la esperanza de millones, la memoria de Francisco y la visión de una Iglesia que escucha, acoge y evangeliza. Su cercanía personal con el nuevo Papa, su experiencia global y su autoridad moral lo convierten en una de las figuras clave del horizonte eclesial que comienza. Con Tagle a su lado, León XIV no sólo hereda una misión, sino un hermano para llevarla adelante.

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