La competencia geopolítica entre Estados Unidos y China no es nueva, pero desde 2023 se volvió frontal.
Lo que sí es nuevo es la intensidad con la que ese conflicto está impactando a México, que se ha convertido —según el Mexico Country Outlook 2026 del Baker Institute— en uno de los tableros estratégicos más sensibles para Washington.
Y la razón es simple: quien controle las cadenas de suministro de Norteamérica controla la economía más poderosa del mundo. Pero mientras EUA quiere expulsar a China de la región, China busca consolidar rutas comerciales, inversiones y presencia tecnológica en México.
México, sin estrategia clara, está quedando a merced de las presiones de ambos. Así lo explica Martín Gracia, estudiante de relaciones internacionales en la UNAM: “Todos hablan de que México tiene que definirse, pero nadie dice cómo. Ni México mismo parece saber qué quiere.” En este tablero, cada decisión económica —aranceles, inversión, energía, seguridad— es también una decisión geopolítica.
El objetivo de EE. UU.: sacar a China del patio trasero
La administración Trump (2025–2029) ha dejado clara su agenda:
- reducción drástica de presencia china en Norteamérica,
- aranceles elevados a productos chinos,
- bloqueo tecnológico,
- control de cadenas de suministro críticas,
- freno a inversiones chinas en países aliados.
El documento del Baker Institute es contundente: “Estados Unidos ve a México como el eslabón más vulnerable, pero también como el más estratégico, para expulsar a China de Norteamérica.”
Sectores donde EE. UU. exige la salida de China
- automotriz
- autopartes
- baterías y litio
- telecomunicaciones
- puertos
- manufactura avanzada
- paneles solares
- tecnología 5G
- infraestructura estratégica
Incluso presiona para regular empresas chinas ubicadas en parques industriales del norte del país.
¿Por qué China invierte tanto en México?
China encontró en México una puerta privilegiada al mercado estadounidense gracias al T-MEC. Los motivos:
- cercanía geográfica al mayor consumidor del mundo;
- fabricación en territorio mexicano para evitar aranceles;
- mano de obra competitiva;
- infraestructura establecida;
- posibilidad de ensamblar productos para que sean “Hecho en México”.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Economía, más de 1,400 empresas con capital chino operan actualmente en México. El especialista Enrique Dussel Peters, coordinador del Centro de Estudios China-México, lo explica así: “China no quiere dominar a México. Quiere usar a México como plataforma exportadora. Y lo está logrando.”
Aranceles como arma geopolítica
Donald Trump anunció, desde su campaña y ya como presidente, que impondría aranceles generales del 25% a todos los productos en Estados Unidos, incluidos los mexicanos. Pero en el caso de México, los aranceles tienen un objetivo adicional: obligar a México a expulsar a China de sus cadenas de valor.
Un arancel de 25% a exportaciones mexicanas podría implicar:
- caída del PIB de 1.5% a 2%;
- pérdida de cientos de miles de empleos en manufactura;
- nearshoring frenado;
- relocalización de empresas;
- cierre de pymes proveedoras.
El economista Raymond Robertson, del Centro Bush de Texas, lo resume: “México no puede darse el lujo de perder su ventaja comercial con Estados Unidos. Un arancel del 25% sería devastador.”
El gobierno de EE. UU. exige:
- prohibir entrada de autos chinos;
- prohibir plantas de autos chinos en México;
- revisar inversiones en parques industriales;
- monitorear componentes de origen chino;
- restringir telecomunicaciones chinas;
- someter proyectos chinos a auditoría de seguridad nacional.
México ya cedió parcialmente al proponer aranceles de 50% a autos eléctricos chinos, pero EE. UU. quiere más:
- bloquear baterías chinas,
- vetar empresas chinas en nearshoring,
- limitar puertos con participación china,
- exclusión total de Huawei en redes 5G.
El dilema mexicano: soberanía vs. dependencia
México depende de Estados Unidos para:
- 80% de sus exportaciones,
- remesas,
- turismo,
- gas natural,
- inversiones,
- seguridad fronteriza.
Mientras que China es un socio clave para:
- maquinaria,
- tecnología,
- paneles solares,
- insumos industriales,
- manufactura electrónica.
México está atrapado. Si cede a EE. UU., pierde inversión china. Si mantiene inversión china, enfrenta aranceles o sanciones de EE. UU. Ninguna decisión es gratuita. Christopher Landau, exembajador de EE. UU. en México, lo advierte: “México no puede jugar a las dos bandas por mucho tiempo. Tarde o temprano tendrá que definirse.”
Impacto directo en los jóvenes y en la industria mexicana
Detrás de este conflicto hay vidas reales. Fernanda Ríos, ingeniera mecatrónica de 29 años en Saltillo, cuenta: “En mi planta fabricábamos piezas con maquinaria china. Ahora Estados Unidos presiona para cambiarlas y eso encarece todo. Tememos despidos.” Miles de empleos en autopartes, electrónicos, paneles solares, manufactura, están en riesgo si México no logra una estrategia clara.
Cómo el T-MEC 2026 será la “batalla final”
El 1 de julio de 2026 inicia la revisión del T-MEC. Estados Unidos exigirá:
- eliminar influencia china en cadenas productivas;
- endurecer reglas de origen;
- limitar subsidios industriales;
- ampliar cooperación en seguridad;
- compromisos contra fentanilo;
- más migración controlada;
- auditorías energéticas;
- apertura regulatoria.
México llega con debilidades estructurales:
- crisis eléctrica,
- falta de agua,
- militarización,
- incertidumbre judicial,
- caída de inversión,
- nearshoring detenido,
- tensión política interna.
La renegociación será desigual.Tres principios aplicables al escenario México–China–EE. UU.:
- Soberanía responsable. Un país debe actuar libremente, pero con responsabilidad. No puede sacrificar su futuro por decisiones ideológicas.
- Justicia económica. La economía debe servir al trabajo digno, no a intereses geopolíticos que opriman a los más vulnerables.
- Bien común. El bien común exige claridad estratégica, apertura ordenada, reglas justas y protección del empleo.
La soberanía no debe ser aislacionismo, sino capacidad de tomar decisiones que protejan a la nación y a sus ciudadanos.
México debe definir su lugar en el mundo antes de 2026
México ya no puede seguir improvisando. El conflicto EE. UU.–China se intensifica. El T-MEC se revisa en meses. El nearshoring está en riesgo. La presión por el fentanilo crece. La energía y el agua limitan la competitividad. México necesita una estrategia realista:
- atraer inversión,
- fortalecer Estado de derecho,
- asegurar energía y agua,
- diversificar socios,
- modernizar infraestructura,
- negociar desde fuerza y estabilidad.
2026 será un año decisivo para saber si México se integra plenamente a Norteamérica como socio estratégico… o si queda atrapado entre dos potencias sin capacidad de decidir su propio destino.
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