“No hay nadie lo suficientemente perdido que no merezca nuestra solicitud, nuestra cercanía y nuestro perdón”, enfatizó el Papa Francisco en la homilía de la Santa Misa en Cartagena de Indias, última celebración litúrgica de su viaje por Colombia, que se desarrolló en el área portuaria de Contacar.
Al comentar el Evangelio proclamado, el Papa mencionó que el pasaje habla de perdón y corrección, que se incluye en la lógica del Buen Pastor, así el error de uno ha de interpelar a todos, a la víctima en primer lugar, quien “está llamado a tomar la iniciativa para que quien lo dañó no se pierda. Tomar la iniciativa: quien toma la iniciativa siempre es el más valiente”.
Señaló que ha podido escuchar muchos testimonios y que en estos procesos de paz, es importante que el diálogo involucre a todos, porque el principal actor de estos procesos es la gente y su cultura. Pero subrayó que nada puede sustituir el diálogo entre dos, que la Iglesia esta llamada a construir ese pacto “desde abajo”.
Citando al escrito colombiano Gabriel García Márquez dijo que este conflicto “no se resuelve ni con plata ni con plomo sino con una educación para la paz”. Preguntó cómo hemos activado los procesos de paz, y señaló como San Pedro Claver se comprometió por los esclavos, personaje que en su momento fue criticado por su falta de ingenio “pero tuvo el genio de vivir cabalmente el Evangelio”.
Recalcó la importancia de respetar “la sacralidad de una cada vida humana”, de los hombres y las mujeres, de los ancianos, los no nacidos y de aquellos que se considera descartables, así como de la “cierta sacralidad de la naturaleza creada”.
El Papa señaló que el Evangelio supone que existe la posibilidad de que el hermano no escuche la corrección fraterna y “persista en su mal”, en este sentido el Obispo de Roma, condenó la lacra de la droga con la que algunos lucran atentando contra la dignidad de las personas.
“Hago un llamado para que se busquen los modos de terminar con el narcotráfico que lo único que hace es sembrar muerte por doquier truncando tantas esperanzas y tantas familias”, dijo el Santo Padre. No omitió señalar otras problemáticas como la devastación natural, la prostitución, la explotación laboral o el lavado de dinero, indicó que no se puede vivir en paz sin hace nada contra lo que degrada la vida.
Al término de la homilía el Papa subrayó que Jesús nos pide orar juntos, una oración que sea por el rescate de los errados y no por su destrucción, por la reparación en la verdad y no por el olvido; rezar por dar el primer paso, renunciando “a ser perdonados sin perdonar, ser amados sin amar”.
“Sólo si ayudamos a desatar los nudos de la violencia, desenredaremos la compleja madeja de los desencuentros… ser caritativamente firmes en aquello que no es negociable”, mencionó el Papa y agregó “Él es capaz de desatar aquello que nos parece imposible, Él nos prometió acompañarnos hasta de los tiempos, y Él nos prometió acompañarnos hasta el fin de los tiempos, y Él no va a dejar estéril tanto esfuerzo”.
Al término de la celebración el sucesor de Pedro, menciono a sus interlocutores que le ha hecho mucho bien y quiso dejar una última palabra al pueblo colombiano, pero útil a cualquier persona o país, “no nos quedemos en <<dar el primer paso>>, sino que sigamos caminando juntos cada día para ir al encuentro del otro, en busca de la armonía y la fraternidad, no podemos quedarnos parados… Colombia, tu hermano te necesita, ve a su encuentro llevando el abrazo de paz, libre de toda violencia, esclavos de paz, para siempre”.
Al concluir la Santa Misa, el Obispo de Roma, fue trasladado en helicóptero al Aeropuerto de Cartagena de Indias, donde se llevó a cabo la ceremonia de despedida, en la que le acompañó el Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos y alrededor de las 7 de la noche hora local, el Papa Francisco abordó el vuelo que le llevó de regreso a la Ciudad Eterna.
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