Canonización de Pablo VI y monseñor Óscar Romero

El próximo 14 de octubre habrá siete nuevos santos, monseñor Romero y Pablo VI fueron contemporáneos, y ambos fallecieron en la segunda mitad del siglo XX.



Dos hombres que lucharon desde diferentes trincheras por la justicia a los pobres y excluidos de este mundo serán declarados santos este domingo 14 de octubre, el papa Pablo VI y monseñor Óscar Arnulfo Romero.

Desde distintas responsabilidades ambos personajes se preocuparon por la vida concreta de las personas, el beato Pablo VI, en su etapa como arzobispo de Milán se le conoció como el “arzobispo de los obreros”, por su parte Óscar Romero defendió a los perseguidos de la represión en El Salvador.

Junto a ellos también serán canonizados Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, padre Vicenzo Romano, María Caterina Kasper, padre Francesco Spinelli y Nunzio Sulprizio.

El papa que culminó el Vaticano II

Giovanni Battista Montini nació el 26 de septiembre 1897 en Concesio cerca de Brescia. Fue ordenado sacerdote el 29 de mayo de 1920.

Ejerció un tiempo como nuncio en Varsovia; pero su salud no le permitió continuar en esa labor, para 1937 fue nombrado asistente del cardenal Pacelli, el futuro papa Pío XII. Para el año 1952 es nombrado pro secretario de Estado.

En 1954 es nombrado arzobispo de Milán, por su compromiso social, como se mencionó se le conoce como el “arzobispo de los obreros”.

En 1958 es creado cardenal por san Juan XXIII, y nombrado asistente del Santo Padre por lo que colaboró en la preparación del Concilio Vaticano II que comenzó en 1962.

Tras el fallecimiento de San Juan XXIII, es elegido Papa el 21 de junio de 1963, tomando el nombre de Pablo VI.

Continuó y llevó a término los trabajos del Concilio Vaticano II. Fue partícipe de otro hecho histórico cuando el 7 de diciembre de 1965 hizo una declaración conjunta con el patriarca Atenágoras I, levantándose las mutuas excomuniones entre la Iglesia Católica y la Iglesia de Constantinopla, que databan de 1054.

Realizó 9 viajes fuera de Italia, a Tierra Santa, India, la Sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, Portugal (Fátima), Turquía, Colombia, Suiza, Uganda, así como diferentes países de Asia oriental y Oceanía. Fue el primer papa en visitar el continente americano.

Escribió 7 encíclicas, entre las que destacan Populorum Progressio cuyo contenido versa sobre doctrina social de cristiana y la Humanae Vitae que habla sobre el control de la natalidad. El contenido de este documento fue duramente criticado pero a 50 años de distancia sus advertencias resultaron en tremendas realidades.

Al respecto, el padre Mario Arroyo, columnista de Yo Influyo, señaló que “el número 17 del documento [Humanae Vitae] anuncia las tristes consecuencias sociales que tendría ignorarlo; esas consecuencias son ahora una dolorosa realidad. ¿Cómo cuales? La proliferación de la infidelidad conyugal, la pérdida de respeto por la mujer convirtiéndola en `simple instrumento de goce egoísta´, o que los gobernantes terminen por intervenir de manera abusiva en `el sector más personal y más reservado de la intimidad conyugal´”.

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Otros documentos importantes que publicó fueron las exhortaciones apostólicas Marialis Cultus (tema mariano), Gaudete in Domino (sobre la alegría cristiana) y Evangelii Nuntiandi (sobre el anuncio evangélico) así como la Carta Apostólica Octogésima Adveniens, esta última también de doctrina social.

Falleció el 6 de agosto de 1978, tuvo como sucesor al papa Juan Pablo I, quien eligió ese nombre en atención a Juan XXIII y Pablo VI. Fue beatificado por el papa Francisco en 2014.

El obispo de los pobres

Óscar Arnulfo Romero Galdámez nació el 15 de agosto de 1917 en Ciudad Barros, Municipio de San Miguel, El Salvador.

En su infancia asistió a una ordenación sacerdotal que le impresionó mucho por lo que se acercó a comentarle a un sacerdote su inquietud vocacional.

En 1931, ingresó al Seminario Menor de San Miguel con los Claretianos más tarde se integró con los jesuitas hasta 1937 y fue enviado a Roma donde estudió mientras estaba en curso la Segunda Guerra Mundial, regresó a su patria en 1943.

En 1970 es nombrado obispo auxiliar de San Salvador en tanto el ambiente de violencia en su país aumentaba y para el año de 1974 es nombrado obispo de Santiago de María, la diócesis más joven de El Salvador.

En 1977 es nombrado arzobispo de San Salvador. El 12 de marzo de ese año, es asesinado el padre Rutilio Grande, defensor de los desprotegidos y amigo suyo. Este hecho fortaleció su su ministerio episcopal en la denuncia a la injusticia y la represión, pero también frente a los grupos que buscaban una revolución.

A principios de 1980, se frustró un atentado dinamitero en su contra en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús en la que pudieron morir muchos fieles inocentes.

El 23 de marzo de 1980 dijo en su última homilía “en nombre de Dios y de este pueblo sufrido… les pido, les ruego, les ordeno en Nombre de Dios, cese la represión”.

Al día siguiente de fue asesinado en la capilla del Hospital La Divina Providencia de un disparo directo mientras celebraba la Santa Misa. Fue beatificado en San Salvador el 23 de mayo de 2015.

Curiosamente sobre ambos personajes pesó la percepción de no haber sido demasiado apegados a una doctrina ortodoxa; pero lo que experimentaron fue una auténtica preocupación por la situación de los desprotegidos que escandalizó a algunos sectores.

Vía a los altares

Un fiel cristiano puede ser elevado a los altares por la heroicidad de las virtudes, es decir, que la persona haya vivido en grado heroico la virtudes teologales, cardinales y anexas. También puede ser por el martirio, si el candidato ha sido asesinado por odio a la fe y éste aceptado la muerte por permanecer fiel a Dios.

Otra posibilidad es el “ofrecimiento libre y voluntario de la vida y heroica aceptación por caridad de una muerte segura y rápida”, habiendo ejercido al menos en un grado ordinario las virtudes, antes del ofrecimiento y hasta la muerte.

También una persona puede ser elevada a los altares por un decreto del papa, la vía de “las causas excepcionales”, conocida como beatificación o canonización equivalente, cuando se comprueba que ya existe el culto entre el pueblo de Dios. El papa Francisco usó esta vía con san Pedro Fabro y Benedicto XVI con santa Hildegarda de Bingen, también fue un proceso utilizado por San Juan Pablo II con santa Cunegunda (Kinga).

Con información de ACI Prensa, AC WIKI, Catholic.net, CNN en español, RomeReports, Romeroes.com, Vatican.va.

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