Actuar pronto aminoraría daños: BBVA

Es factible que la afectación a la actividad económica global como consecuencia del COVID-19 sea mayor a la que se observó en la crisis financiera global de 2008- 2009, considera BBVA.


Economía y salud


La incertidumbre ocasionada por el COVID-19 es mayor a la usual y repercutirá fuertemente en el mundo. En México, según el pronóstico de BBVA en 2020 la economía podría presentar una contracción de 4.5 por ciento. Este sesgo a la baja podría incrementarse de seguir postergando las medidas para frenar el contagio entre la población.

Asimismo, la institución crediticia señaló que es muy probable que el Producto Interno Bruto (PIB) del país sufra una caída profunda seguida de una lenta recuperación, por lo que indicó que es necesario que las autoridades y la sociedad en general tomen medidas drásticas y urgentes a fin de que la pandemia dure lo menos posible.

El coronavirus provocará ineludiblemente una recesión global que tendrá un alto grado de incertidumbre en cuanto a su magnitud y duración, pero con la certeza de que el freno simultáneo en la oferta y la demanda supondrá marcadas caídas en la actividad económica, por ello es necesario tomar decisiones rápidamente, pues ello traerá importantes consecuencias, advierte un análisis de BBVA.

Destaca que de acuerdo con lo señalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) México va ya muy tarde en la toma de decisiones, y advirtió que “entre más tiempo se siga perdiendo, mayores serán las consecuencias para la salud pública y, por tanto, económicas”.

Para limitar las consecuencias económicas en el mundo, sobre todo de las personas menos favorecidas, se requieren medidas como nunca antes, por lo que recomiendan “sobrerreaccionar”.

“En situaciones como la actual, si te vas a equivocar, conviene errar por el lado de reaccionar exageradamente. Si bien los estímulos fiscales bien dirigidos serán la clave para limitar los efectos económicos de las indispensables medidas que se terminarán implementando, el papel del banco central será clave”, señaló.

El informe considera que entre los efectos por el lado de la oferta se presentarán, estarán marcados por el desplome de la demanda en Estados Unidos, aunado a las disrupciones en las cadenas de valor por el “cierre” económico en muchas regiones provocarán caídas significativas en la producción manufacturera en México.

A ello se sumará el previsible freno en la construcción por las medidas de contención del contagio y por los efectos negativos en las finanzas de las familias que se traducirán en un desplome temporal en la demanda de vivienda e hipotecas.

Además, el gasto público debería ser redirigido al sistema de salud pública y a apoyos a las familias por lo que la inversión pública tendrá seguramente caídas más profundas a las previstas, que ya eran preocupantes. En suma, la construcción experimentará todavía más debilidad.

Por otra parte, BBVA asegura que la producción industrial en general tendrá fuertes caídas, ya que al quedarse en casa gran parte de la población, el sector servicios será severamente afectado en el corto plazo.

En lo que respecta a la demanda, el análisis señala que aunado a la situación generada por el COVID-19, también se espera una profunda caída de la inversión por el contexto de incertidumbre sin precedentes generada por la consulta sobre la planta cervecera de Mexicali. “Debiera ser lo contrario por el envidiable contexto de ratificación del T-MEC: México está ante una oportunidad histórica de atraer inversión y la está desperdiciando. La consulta, en la que solamente participó un 3 por ciento de la población no es un ejercicio democrático y es una muy mala decisión económica que tendrá efectos similares en la confianza a la cancelación del aeropuerto de Texcoco”, resalta.

Asimismo, considera que existirá un freno en el consumo por el “cierre” económico temporal y la lenta recuperación por los profundos efectos sobre las finanzas de las familias. “A las pérdidas de empleos (sector formal) e ingresos (sector informal), se sumará la acumulación de deudas y el previsible desplome en las remesas, cuya caída podría ser más intensa que en 2009 debido al fuerte aumento que se observará en la tasa de desempleo en Estados Unidos”, observa.

El análisis de BBVA asegura que la creación de empleo está siendo afectada por los choques de oferta y demanda, cuyos efectos serán más visibles a partir de abril dependiendo de la duración de la paralización económica global e interna la pérdida o destrucción de empleos será mayor, y destaca que debido al distanciamiento social generalizado los sectores con mayor afectación inicial han sido el comercio, los restaurantes, el transporte y el turismo donde actualmente se ubican 32.7 por ciento del total de ocupados.

Sugiere medidas

BBVA sugiere que se adopten diversas medidas fiscales para ayudar a la población, para ello señala que podrían transferencias de efectivo a personas que han perdido su empleo (por el menor consumo derivado de medidas públicas y privadas de distanciamiento social) como a quienes dependen de un ingreso diario para vivir.

Asimismo, considera que es necesario ofrecer estímulos fiscales a empresas, priorizando a las pequeñas y medianas y las de los sectores más afectados. A diferencia de las personas, los estímulos debieran ser en la forma de créditos, posposición de pago de algunos impuestos, etcétera y no transferencias directas. Estos apoyos, principalmente para las empresas más grandes, deberían condicionarse a que se utilicen principalmente para no despedir empleados y mantener a flote la empresa y no para otros fines.

En el análisis se menciona que la reasignación de partidas presupuestales dirigidas a proyectos de inversión no rentables (nueva refinería, Tren Maya, aeropuerto de Santa Lucía) para priorizar la adquisición de materiales y provisión servicios médicos adecuados a las necesidades de atención hospitalaria derivadas de la atención a pacientes con COVID-19, y después, la mejora de infraestructura. Reconociendo la debilidad del sistema de salud en México.

Otra de las propuestas realizadas por la firma es, que para contener la caída en los precios internacionales del crudo, por las que Pemex tendrá pérdidas mucho mayores a las observadas en los últimos años, la paraestatal debería suspender todo el plan de emisiones que tenía contemplado la compañía; es el gobierno federal quien debe emitir en su lugar.

También ve necesario detener la construcción de la refinería de Dos Bocas, reducir considerablemente la actividad de refinación e importar más gasolinas aprovechando el bajo precio actual.

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