“Vámonos recio, prevención con reinserción” funciona principalmente con los expresidiarios, pues son ellos quienes se encargan de encaminar a niños y jóvenes a una vida fuera del crimen.
“Vámonos recio, prevención con reinserción” es el proyecto que previene que niños y jóvenes de Guanajuato se sumerjan en la vida criminal y da la oportunidad a personas que fueron privadas de su libertad para ser ellos mismos los que orienten a los menores a tener una vida lejos de los delitos.
Rocío Naveja Oliva, rectora de la Universidad Humana y Mundial en Guanajuato y consejera nacional en Coparmex León, Guanajuato, es una de las principales creadoras del proyecto, que ha adquirido fama mundial por su efectividad. Naveja ha impartido conferencias en diversos países respecto al funcionamiento del programa.
La rectora de la Universidad Humana y Mundial afirmó que para la creación del proyecto “Vámonos recio, prevención con reinserción” fue tomada en cuenta la esencia humanista de la universidad y la protección de la seguridad de los ciudadanos de Guanajuato. Además, el proyecto nació bajo tres importantes ejes: prevención, sistemas penitenciarios y criminología organizacional.
Vámonos recio, para frenar la delincuencia entre menores
El programa nació como tal a partir de que hace dos años, Rocío y su equipo visitaron las Islas Marías, donde se ubicaba la Prisión de las Islas Marías la cual fue cerrada por el gobierno actual a mediados de 2019; durante esa visita, el equipo se planteó la pregunta: ¿Cómo hacer para prevenir conductas delictivas en niños y adolescentes?
Reunidos en Islas Marías, Rocío Naveja, su equipo; Gabriela Cerón, quien era directora de la prisión, y Jorge Correa, denominado por la UNESCO como el padre del teatro penitenciario, tomaron como base para crear “Vámonos recio, prevención con reinserción”, un proyecto teatral que se aplicaba dentro de las cárceles y ayudaba a que los presos pudieran tener un cambio de vida y, de esa manera, se lograba una reinserción exitosa.
“Junto con mis académicos y la directora, ampliamos la propuesta teatral y dijimos ‘sí entramos en temas de teatro y le agregamos música, deporte, educación y lo implementamos en polígonos (zonas) de alta incidencia delictiva, sería un programa para rescatar a jóvenes y niños’”, aseguró Rocío Naveja respecto al nacimiento del proyecto. De esa manera se decide crear un programa que agrupe actividades culturales, deportivas y educativas para cambiar el entorno en el que los menores se desarrollan y así obtener resultados positivos, no sólo en los chicos, también en sus familias.
“Vámonos recio, prevención con reinserción” funciona principalmente con los expresidiarios, pues son ellos quienes se encargan de encaminar a niños y jóvenes a una vida fuera del crimen. “Quienes van a rescatar son los propios liberados del sistema penitenciario”, afirmó Naveja Oliva. Las personas privadas de su libertad que participan en el programa son previamente seleccionadas, pues dentro de las prisiones deben mostrar un historial de cambio y evolución positiva, además de una conducta ejemplo para otros reos.
Rocío Naveja subrayó que antes del programa, las personas privadas de su libertad tenían un gran temor al salir de las cárceles, pues iban a ser marginados, discriminados y no tendrían oportunidades laborales, “su reinserción estaba lejos de ser favorable, para incorporarse a la vida laboral y con su familia, pues los estaban esperando en las puertas para regresar a las filas del crimen organizado”.
El programa se desarrolla principalmente en Guanajuato y en sistemas penitenciarios estatales y federales como el Cefereso 12 de Ocampo, Guanajuato y el Cefereso 1 de Almoloya o también conocido como “El Altiplano”.
Con verdad y experiencia, evitan el crimen
Jesús Motolinía, quien estuvo recluido en Islas María enfrentando una condena de nueve años, forma parte del programa “Vamonos recio, prevención con reinserción”. “Uno sueña con el momento de obtener la libertad, pero no sabes qué vas a hacer, a dónde llegarás o cómo te moverás”, narró Jesús acerca de la situación que vivió una vez que quedó en libertad.
Dentro de la prisión de Islas María, Jesús se dedicó a explotar sus capacidades artísticas y aprendió a pintar, a crear música y un poco de teatro. “A través del arte dentro de prisión es cómo logramos reconciliarnos con nosotros mismos”, comentó Jesús Motolinía pues dentro de prisión él era parte del proyecto teatral de Jorge Correa, padre del teatro penitenciario.
“Ojalá hubiera existido alguien que me dijera, por ahí no es, te vas a estrellar”, comentó Jesús respecto a su situación y recalcó que él con la experiencia que tiene puede hablarles con la verdad a los niños y jóvenes y decirles las cosas como son, respecto a qué pasa una vez que se entra al mundo del crimen.
Finalmente, Jesús Motolinía recalcó que durante el tiempo que lleva dando clases de piano y otras disciplinas a niños y jóvenes él ha aprendido a valorar y se ha dado cuenta del amor que le pone a lo que hace. Jesús es una más de las personas que estuvieron en prisión, que el programa ha beneficiado pues no sólo les ha dado oportunidades laborales, sino que ha cambiado su vida y les ha permitido sembrar la semilla del cambio en las próximas generaciones.
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