Cada 26 de junio, el mundo detiene la mirada para recordar una de las tragedias más persistentes de nuestro tiempo: la crisis mundial de las drogas. No hablamos solo de cifras ni de decomisos; hablamos de jóvenes sin futuro, familias fracturadas y comunidades enteras atrapadas entre el consumo y el crimen. Detrás de cada dosis, hay un negocio millonario que se alimenta de la salud, la desesperación y la soledad.
Una fecha para abrir los ojos
Establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1987, el Día Internacional contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas busca fortalecer la acción y la cooperación mundial para alcanzar una sociedad libre del consumo de drogas. Sin embargo, más de tres décadas después, el problema persiste, muta y se agrava.
Según el Informe Mundial sobre las Drogas 2023 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), más de 296 millones de personas en el mundo consumieron drogas al menos una vez en 2021, un aumento del 23% en apenas una década. La edad promedio de inicio ha disminuido y muchas de las nuevas sustancias psicoactivas son aún más adictivas y menos detectables.
La magnitud del dolor: datos que desgarran
- En América Latina, el consumo de marihuana y cocaína ha crecido de manera alarmante, especialmente entre jóvenes de 15 a 24 años.
- México se enfrenta a un doble desafío: país de paso, país de consumo y país productor, con cárteles que han diversificado su negocio hacia el fentanilo, una droga que ha disparado las muertes por sobredosis en Estados Unidos y que ya empieza a causar estragos en suelo mexicano.
- Se estima que el negocio global del narcotráfico mueve más de 500 mil millones de dólares al año, superando el PIB de muchos países.
Crimen, corrupción y destrucción: el costo colateral
Las drogas no solo destruyen cuerpos y mentes, también corrompen gobiernos, infiltran sistemas judiciales y alimentan redes de violencia. Más del 70% de los homicidios en América Latina están vinculados directa o indirectamente al narcotráfico, según datos de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD).
“El narco no solo vende droga, vende desesperanza”, afirma Maribel Zamora, madre de un joven que murió de sobredosis en Puebla. “Mi hijo empezó con marihuana, luego con cristal, y cuando quise ayudarlo, ya estaba atrapado. Lo que más me duele es que los que le vendían siguen libres, riéndose”.
Las rutas del veneno: un negocio que se reinventa
Los cárteles y mafias del narcotráfico han demostrado una impresionante capacidad de adaptación: nuevas rutas, nuevos productos, nuevas técnicas de distribución —desde plataformas digitales hasta envíos por paquetería—. En México, Estados Unidos y Europa se detectan cada vez más laboratorios clandestinos de fentanilo, una droga sintética 50 veces más potente que la heroína.
“El crimen organizado es, lamentablemente, una de las industrias más innovadoras del siglo XXI”, declara Angela Me, directora de investigaciones de UNODC. “Se anticipan a la ley, diversifican su portafolio y corrompen con facilidad”.
Las víctimas invisibles: salud mental y estigma
Más allá del consumo visible, la drogadicción es una enfermedad mental y social, muchas veces ligada al abandono, a la pobreza o a la desesperanza. Aun así, el estigma sigue impidiendo que muchas personas pidan ayuda.
“Durante años, viví con culpa”, dice Javier, un exadicto rehabilitado en un centro de Guadalajara. “Sentía que era un problema mío, una debilidad. No fue hasta que me trataron como persona, no como delincuente, que comencé a sanar”.
Los expertos insisten en que la prevención temprana, el acompañamiento familiar y el acceso a tratamiento médico y psicológico son claves para reducir el impacto del consumo de drogas.
¿Qué se está haciendo?
La ONU, a través de UNODC, ha promovido estrategias integrales que combinan reducción de la demanda, desmantelamiento de redes, cooperación internacional y desarrollo alternativo para comunidades productoras.
En México, la Estrategia Nacional para la Prevención de Adicciones “Juntos por la Paz” ha buscado generar conciencia y ofrecer apoyo psicosocial, pero los resultados han sido limitados. Organizaciones como Centros de Integración Juvenil (CIJ) y Juventud y Vida (JUVI) hacen una labor titánica, muchas veces con recursos escasos.
El Estado no puede solo, ni tampoco la familia. Necesitamos una red completa: instituciones, escuelas, iglesias, empresas, medios de comunicación, ha afirmado Carmen Fernández, directora de CIJ.
¿Y los responsables?
El enfoque punitivo ha sido insuficiente. Mientras que miles de consumidores terminan en prisión o en centros de rehabilitación colapsados, los grandes beneficiarios del negocio —quienes lavan dinero, fabrican, distribuyen, sobornan— rara vez enfrentan consecuencias.
La sociedad debe exigir no solo decomisos espectaculares, sino justicia real contra quienes hacen negocio con la salud y la vida de los jóvenes. Esto incluye la responsabilidad de farmacéuticas, distribuidores, legisladores que bloquean reformas y autoridades que simulan acciones.
México y América Latina: una herida abierta
América Latina paga un precio altísimo. Las sierras mexicanas, las selvas colombianas, las calles brasileñas: todas cuentan historias de sangre, dolor y resistencia. En medio de ello, miles de familias luchan por sacar a sus hijos del infierno de las adicciones.
Pero también hay esperanza. Experiencias comunitarias como la del barrio “El Chorrillo” en Panamá, donde se combina arte, deporte y capacitación laboral; o iniciativas en Medellín, Colombia, que transformaron zonas violentas en polos de innovación, muestran que el cambio es posible.
La lucha contra las drogas no puede limitarse a campañas o detenciones. Requiere educación con valores, políticas públicas sostenidas, atención a la salud mental, rehabilitación efectiva y justicia contra quienes lucran con el dolor ajeno.
Este 26 de junio no es solo una efeméride. Es un grito para recordar que las drogas no son un destino inevitable, sino una tragedia evitable. Y que cada joven salvado, cada red desmantelada y cada adicto rehabilitado es una victoria contra uno de los enemigos más letales de nuestra era.
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