El despilfarro también mata

“Si esos miles de millones se hubieran ido a salud o educación, mi hija hoy estaría viva”, dice entre lágrimas Marta Gallegos, madre de una joven fallecida por falta de atención oncológica en Chiapas. Su testimonio es una dolorosa ilustración de una verdad aplastante: las pérdidas de las empresas estatales no son solo cifras en un balance; son oportunidades robadas al bienestar de millones.

En el primer trimestre de 2025, Pemex y CFE reportaron pérdidas conjuntas por 59,421 millones de pesos. Mientras Petróleos Mexicanos registró una caída de 43,329 mdp, la Comisión Federal de Electricidad sumó una pérdida de 16,092 mdp, de acuerdo con sus reportes a la Bolsa Mexicana de Valores.

Las razones: altos costos operativos, ineficiencias crónicas, combustibles importados caros, infraestructura obsoleta y mala gestión. Pero más allá de los tecnicismos financieros, lo que más duele es imaginar lo que México pudo haber hecho con esos 59 mil millones: construir hospitales, salvar escuelas, pavimentar caminos, financiar seguridad.

Un país que se queda corto… mientras sus empresas paraestatales se desangran

Comparado con los presupuestos federales de 2025, este monto representa:

  • 6.7% del total del presupuesto en salud
  • 5.8% del gasto en educación
  • casi el doble del dinero asignado a carreteras nuevas
  • más del total anual de la Guardia Nacional

Como ha dicho economista Marco Fernández, de México Evalúa, lo que está en juego no es solo la rentabilidad de Pemex o CFE. Es el futuro de millones de mexicanos. No hay justificación posible para perder tanto dinero cuando hay necesidades tan urgentes.

Salud: 59 mil millones que pudieron ser hospitales, vacunas y médicos

En 2025, el gobierno recortó el presupuesto de salud en más de 80 mil millones. Mientras tanto, los 59 mil mdp perdidos por Pemex y CFE podrían haber financiado más de 20 hospitales nuevos, miles de camas y salarios para personal médico.

“Con ese dinero habríamos evitado los recortes a institutos nacionales como Cancerología o Nutrición”, lamenta el doctor Gustavo Ramírez, del Instituto Nacional de Pediatría.

En comunidades como Coatzacoalcos, Oaxaca o la sierra de Zongolica, el acceso a una clínica con médico es una utopía. Según el CIEP, cubrir el déficit de cobertura primaria requeriría una inversión del 0.6% del PIB. Las pérdidas de Pemex y CFE hubieran cubierto buena parte de ese faltante.

Educación: la tragedia del aula sin techo ni maestro

El presupuesto 2025 para educación apenas creció 0.7% nominal. Sin embargo, los 59 mil millones perdidos podrían haber rehabilitado prácticamente todas las escuelas públicas del país, muchas de ellas en condiciones de abandono.

“Mi escuela lleva tres años pidiendo un baño digno. No es justo”, dice Yazmín, madre de dos alumnos en una primaria de Tlapa, Guerrero.

Programas como La Escuela es Nuestra apenas alcanzan a cubrir 74 mil planteles. Con los recursos perdidos, podrían haber sido más de 200 mil. En educación superior, el recorte de 17 mil mdp a universidades fue revertido por presión social. Con los 59 mil mdp se habrían creado nuevos campus universitarios, becas, centros de ciencia e innovación tecnológica.

Infraestructura: caminos sin asfaltar y agua que no llega

Con solo 20 mil mdp para caminos rurales y otros 20 mil para infraestructura hidráulica, la inversión física en 2025 es claramente insuficiente. Las pérdidas de Pemex y CFE representarían tres veces el presupuesto de carreteras nuevas y podrían haber adelantado años de conectividad en regiones aisladas.

“Con 59 mil millones podríamos conectar a 1,300 comunidades más en Chiapas, Oaxaca y Guerrero”, señala Mariana García, experta en desarrollo rural.

El Corredor Interoceánico, los proyectos del Istmo, los trenes regionales: todos ellos necesitan infraestructura de soporte que hoy no se construye por falta de recursos. ¿La paradoja? Parte de los fondos ya aprobados para Pemex y CFE acaban cubriendo las mismas pérdidas que impiden avanzar en otros sectores.

Seguridad: recortes a la Guardia Nacional que cuestan vidas

El presupuesto 2025 redujo en más del 50% los recursos para la Guardia Nacional. De 68 mil millones en 2024, pasó a 32.2 mil mdp. Las pérdidas de Pemex en un solo trimestre hubieran financiado a toda la corporación un año completo.

“Tenemos que elegir entre gasolina o patrullas. Entre armamento o luz eléctrica. Así no se puede”, reconoce un oficial de GN que pidió anonimato.

La criminalidad y violencia se combaten con presencia territorial, inteligencia y equipamiento. Todo eso requiere recursos. Los 16 mil mdp perdidos por CFE, por ejemplo, equivalen al doble del fondo federal para las policías estatales y municipales. Una oportunidad perdida en el peor momento.

Las cifras son contundentes, pero el drama es humano. Historias como la de Marta Gallegos, quien perdió a su hija por falta de tratamiento oncológico, o Luis Romero, joven zacatecano que abandonó la universidad por falta de beca, ilustran que las pérdidas estatales se traducen en sueños rotos, vidas truncadas, comunidades aisladas o inseguras.

¿Cómo llegamos a esto?: una estructura que no rinde cuentas

Pemex y CFE no son empresas privadas. Son empresas productivas del Estado que manejan más presupuesto que varios estados juntos. Y sin embargo, no rinden cuentas con la misma exigencia que una secretaría de salud o educación.

“Hay una cultura de opacidad, subsidio y tolerancia al fracaso. Nadie es responsable aunque se pierdan miles de millones”, denuncia Lourdes Morales, directora de la Red por la Rendición de Cuentas.

La urgencia de invertir en lo que importa

Las pérdidas de Pemex y CFE en el primer trimestre de 2025 deberían ser una llamada de alerta nacional. No solo por el tamaño del agujero financiero, sino por lo que ese dinero pudo haber hecho por millones de mexicanos.

El Plan México habla de justicia social, equidad y bienestar. Pero mientras se sigan tolerando pérdidas de esta magnitud sin reformas de fondo, el país seguirá dejando pasar oportunidades de oro para transformarse.

No se trata solo de eficiencia fiscal. Se trata de que ese dinero puede salvar vidas, abrir caminos, educar niños y dar seguridad. Cada peso que se pierde es un derecho que se niega

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