Bajo el cielo de Canadá, con la Sierra Tarahumara grabada en el corazón, las mujeres rarámuris se convirtieron en protagonistas de los Juegos Maestros Indígenas 2025. Su andar ligero, forjado entre montañas y caminos de tierra, cruzó fronteras para demostrar que la marginación y la pobreza nunca han sido suficientes para detenerlas.
La delegación mexicana, integrada por 18 atletas, hombres y mujeres, compitió del 14 al 17 de agosto en Ottawa, mostrando no sólo talento deportivo, sino una identidad que se negó a ser invisibilizada. En el atletismo, las corredoras rarámuris se alzaron como símbolo de resistencia. María Isidora Rodríguez brilló con cuatro oros, en 800, mil 500, tres mil y cinco mil metros, mientras que Mayra González dominó las mismas pruebas en la categoría junior, mientras que Gloria Quintero alcanzó subcampeonatos en todas las distancias de su división.
Estas atletas, acostumbradas a recorrer kilómetros descalzas en caminos agrestes, mostraron que la carencia de infraestructura, la discriminación y la falta de apoyos no fueron barreras, sino combustible. Con cada zancada, honraron a generaciones de mujeres que han sostenido a sus comunidades con trabajo, resistencia y dignidad.

Por otro lado, en las canchas la historia se escribió con el equipo Mukí Semati, que en rarámuri significa Mujer Bonita, el primer conjunto femenino indígena de baloncesto que representó a México en este evento. Las 10 jugadoras viajaron desde la sierra hasta Ottawa, sin más respaldo que su pasión y disciplina. Bajo la dirección de Violeta Vanessa García Álvarez, enfrentaron a las potencias de Canadá y Nueva Zelanda, y regresaron con la medalla de plata. Más allá del resultado, con su triunfo demostraron que las mujeres indígenas, invisibilizadas durante décadas, podían ocupar y brillar en espacios históricamente ajenos.
Los Juegos, organizados por Indigenous Sports and Wellness Ontario, reunieron a comunidades originarias de más de 30 países. Para las mexicanas, el evento no fue solo una competencia; fue un escaparate donde su identidad se mostró con orgullo. Ellas no corrieron sólo para ganar, sino para recordar que su historia está hecha de lucha diaria, donde la pobreza y que ninguna dificultad han podido quebrar su espíritu.
El evento también incluyó un espacio de aprendizaje e integración con deportes del Ártico. Ahí, atletas mexicanos conocieron disciplinas tradicionales canadienses, y Gerardo Uvando Acero, proveniente de Puebla, se consagró campeón en la prueba de Head Pull, hito inédito para el país. Aunque él acaparó titulares, las mujeres también participaron con entusiasmo, demostrando que su tenacidad trasciende cualquier terreno.
Mientras tanto, en Lansdowne Park, el pabellón cultural mexicano atrajo multitudes. Las mujeres de la delegación participaron en exhibiciones de juegos ancestrales como la carrera de bola, la arihueta, la pelota mixteca y el ulama. Su sola presencia, vestidas con mantas y faldas coloridas, se convirtió en un recordatorio visual de la diversidad viva que representa México. El Ballet Aztlán y otros grupos artísticos completaron un mosaico que fue celebrado por los asistentes.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SER) celebró el regreso de la delegación con 25 medallas, destacando el papel de las mujeres como embajadoras de cultura y resistencia.

Para las comunidades rarámuris, la victoria trascendió los podios. Las atletas regresaron a sus hogares con medallas, sí, pero también con historias que inspirarán a las niñas de la sierra a creer en su propia fuerza. “Ellas no sólo ganaron carreras; ganaron espacios, ganaron respeto y, sobre todo, ganaron voz”, coincidieron representantes de organizaciones comunitarias que las acompañaron.
En Ottawa, quedó claro que el talento y la disciplina pueden florecer incluso en el terreno más árido. Las mujeres rarámuris, cargando el peso de la marginación y el olvido, corrieron como siempre lo han hecho: con el corazón por delante, desafiando límites, recordándole al mundo que en cada paso late una historia de persistencia y dignidad.
Cabe resaltar que en estos Juegos Maestros Indígenas 2025 México destacó de manera sobresaliente en la disciplina de atletismo, conquistando múltiples podios en las pruebas de 800, mil 500, tres mil y cinco mil metros, tanto en categorías junior como senior. Los resultados fueron los siguientes:
● Alfonso González, medalla de plata en 800, mil 500 y tres mil metros Senior varonil.
● Aristeo Cubesari, campeón en 800, mil 500, tres mil y cinco mil metros Junior varonil.
● Juan Carlos Borjas, subcampeón en 800, mil 500, tres mil y cinco mil metros Junior varonil.
● María Isidora Rodríguez, triple campeona en 800, mil 500 y tres mil metros Senior femenil, además de oro en los cinco mil metros.
● Mayra González, campeona en 800, mil 500, tres mil y cinco mil metros Junior femenil.
● Gloria Quintero, subcampeona en 800, mil 500, tres mil y cinco mil metros Junior femenil.
La presencia de atletas rarámuri, reconocidos mundialmente por su extraordinaria resistencia en carreras de fondo, reafirmó la excelencia deportiva de México en el escenario internacional, al mismo tiempo que destacó la importancia de preservar y difundir las tradiciones ancestrales.
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