Nuevo Arzobispo pide respetar libertad religiosa

La inusual tranquilidad en las calles de la Ciudad de México por ser lunes festivo, contrastaban con el ir y venir de cientos de personas quienes desde muy temprana hora comenzaron a llegar a la Catedral Metropolitana para acompañar al cardenal Carlos Aguiar Retes, a asumir su nuevo ministerio, aquel que el 7 de diciembre fue decidido por el Papa Francisco quien lo nombró como nuevo Arzobispo Primado de México.


Construir paz


Las campanas del templo sonaron en punto de las 10 de la mañana como si fueran los propios ángeles los que anunciaran hacia todos los puntos cardinales de la gran metrópoli el preludio de uno de los eventos más importantes para la Iglesia, el arribo de su Pastor encargado de confirmarlos y renovarlos en la fe.

Un evento pocas veces vivido por los habitantes de la capital, meticulosamente organizado para que tuviera la mayor sobriedad, esplendor y solemnidad, el canto de los niños del Coro de la Catedral, las flores multicolores que adornaban la iglesia, de manera particular el Altar Mayor, y las pantallas por las que los presentes podían ver lo que sucedía, estos eran unos de los elementos que daban el realce a la ceremonia.

En su despedida después de 22 años de ser el guía de esta Iglesia Particular, el cardenal Norberto Rivera Carrera se dirigió a su sucesor a quien le aseguró que le entregaba una Arquidiócesis viva, a un pueblo de Dios movido por la esperanza y que ha trabajado por los más desprotegidos; que ama y respeta a sus pastores y los auxilia en sus ministerios. Una Arquidiócesis que ha permanecido fiel a la doctrina que ha sido profética y valiente al defender a los no nacidos, al matrimonio y la moral.

Monseñor Rivera Carrera se despidió con un bienvenido no sin antes encomendar los pasos del cardenal Aguiar Retes en su nueva encomienda a Santa María de Guadalupe.

Acto seguido, se mostró la Bula Papal al pueblo reunido a quien se le leyó a fin de dar a conocer la decisión del sucesor de San Pedro para nombrar al hasta entonces obispo de Tlalnepantla como el sucesor 35 de Fray Juan de Zumárraga. En el texto el Sumo Pontífice también solicitó la ayuda de la Morenita del Tepeyac para el nuevo Arzobispo.

Después, Aguiar Retes se hincó de frente al altar para decir en voz alta el Credo y jurar que en este ministerio que iniciaba defendería y extendería las verdades de la fe, mientras todos los presentes atestiguaban en silencio el compromiso que asumía y que además de declarar firmó de puño y letra, así como el nuncio apostólico Franco Coppola, en representación del papa Francisco.

Los primeros trazos

En uno de los costados del Altar Mayor como inerme testigo de cada palabra y compromiso de don Carlos Aguiar estaba el santo patrono de la Ciudad de México, Felipe de Jesús, aquel joven mártir que al morir como su Maestro Jesús en una Cruz, entregó su vida dando testimonio de su fe en las Filipinas, sacrificio gracias al cual muchos corazones se convirtieron al cristianismo.

Fue el propio Aguiar Retes que su inicio al frente de la Arquidiócesis fuera en la festividad de este santo, y en la conmemoración del 101 aniversario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y el primer año de la Constitución de la CDMX.

En su primer mensaje como Arzobispo Primado de México, monseñor Aguiar fue directo y claro en su mensaje no solo a los miembros de la Iglesia Católica, sino a todos los habitantes de la capital, incluyendo a los políticos, las autoridades, así como a la sociedad civil a quienes exhortó a que a través del respeto de los derechos humanos para interactuar y colaborar entre todas las instancias sociales a fin de trabajar en la construcción del bien común.

“La dimensión festiva de nuestra Constitución me ofrece poner en práctica, para bien de nuestra sociedad, los derechos humanos universales, y en especial uno de ellos, la libertad de religión o libertad religiosa, que implica la posibilidad de interactuar como Iglesias con todas las Instituciones Oficiales y Privadas para buscar el bien de nuestra sociedad.

“La convicción religiosa o de la fe, motiva y orienta la conducta personal del ciudadano, que lo lleva a organizarse con otros para un bien social, y la Constitución establece el marco legal indispensable para la conducta social”.

El cardenal dijo que “nuestros problemas y conflictos como sociedad han crecido, y el factor de la globalización los ha vuelto más complejos; sin embargo, la buena voluntad y la disposición de generar los proyectos para superarlos, harán viables los caminos de Reconciliación y Justicia que nos conduzcan a la anhelada equidad social, y tenga como fruto la Paz y Seguridad, para crear un marco de libertad, que permita desarrollar las habilidades y capacidades de los ciudadanos, y así lograr vida digna para todos”.

Carlos Aguiar aseguró ser “consciente de la gran responsabilidad que en este contexto tiene la labor eclesial, que al igual que la ciudad, lo que se haga o se deje de hacer, repercute en el resto del País. Así mismo, es bueno recordar lo mucho que México debe aportar a Latinoamérica y al mundo”.

Al agradecer a quienes lo acompañaron a este significativo acto, les pidió orar por él y acompañarlo a los pies de Santa María de Guadalupe, además dio las gracias a los medios de comunicación aquí presentes, por su indispensable labor de transmitir lo sucedido al resto de la sociedad.

Antes de salir de la Catedral Metropolitana, monseñor Carlos Aguiar impartió su primera bendición como Arzobispo de la CDMX, de ahí acompañado por muchos de los presentes se dirigió a la Basílica de Guadalupe mientras las campanas nuevamente resonaron, en un día soleado y esplendoroso que dejó atrás días nublados, como si desde el cielo Dios iluminara el inicio del caminar de su nuevo Pastor en la capital del país.

 

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