486 aniversario de las aparciones guadalupanas

Jóvenes artífices de la reconstrucción de la Patria

Los hombres y las mujeres, especialmente los jóvenes que “realmente rezan a Dios como a un único Padre”, pueden ser los artífices de la reconstrucción de la Patria, señaló el Sr. Canónigo Pedro Tapia, Pro Vicario Episcopal de Guadalupe, durante la homilía de Santa Misa con ocasión del 486 aniversario de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe.


 


Como cada año millones de peregrinos de todos los rincones de México se dieron cita en la Basílica de Guadalupe, para visitar a la “Morenita del Tepeyac”. Al comienzo el nuevo día, a las 00:00 del 12 de diciembre, se entonaron “las mañanitas” y se dio comienzo con la celebración de la Eucaristía, presidida por el Canónigo Pedro Tapia.

En su homilía, al comentar las lecturas y el Evangelio de la Santa Misa, señaló que el profeta Isaías consciente de la infidelidad de la corte del Rey y del pueblo se presenta en dicha corte e invita al Rey Ajaz a pedir un signo de Dios, pero el Rey, que no duda, tampoco desea cambiar, rehúye pedirlo, aún así Dios lo da.

El signo es que una doncella concebirá a un hijo, que se le llamara Dios-con-nosotros, lo que se cumple en Jesús de Nazaret, quien se presenta en la “historia humana y divina”, pero eso puede cambiar todas las cosas, pero lo hace por medio de los mismo hombres, si lo aceptan en sus vidas.

Sin embargo, también dice la escritura que “los suyos no los recibieron”, lo que es la realidad de muchos que dejan a Dios a un lado, porque les “resulta muy incómodo”. No podemos olvidar que existen aquellos que a la cabeza de los procesos sociales, se aprovechan de los demás oprimiéndolos.

Pero también hay hombres y mujeres, en especial los jóvenes “que realmente rezan a Dios, como a un único Padre”, pueden ser “los artífices de una reconstrucción integral… de nuestra patria”.

El Canónigo señaló que hace 486 años María de Guadalupe se dirigió “presurosa” al Tepeyac, al igual que lo hizo su prima Isabel, según lo relata el Evangelio.

Indicó que la historia de los hombres aparece “estéril y sin fruto”, y que si Dios no interviene seguiremos en la misma tesitura “generando siempre mas corrupción, más violencia y más muerte”, pero “ha intervenido a través de María, su Madre” y pidió que no la obstaculicemos sino que cooperemos con su acción.

Destacó la participación solidaria de los jóvenes ante el dolor de sus hermanos tras los sismos de septiembre; y señaló que ante la corrupción es necesario comprometerse con los valores que aseguren un auténtico progreso. Así cuestionó ¿dónde están los católicos ante todas estas realidades?

Y espera, que como Santa Isabel, llamó bendita a María, estas nuevas generaciones puedan ser llamados “benditos entre las generaciones” por honrar a María y por comprometerse con la Patria.

Deseó que Santa María de Guadalupe, quien nos trajo “la presencia viva de ese verdaderísimo Dios por quien vivimos, nos ayude a cada uno de nosotros a ser solidarios con las necesidades de nuestros propios hermanos.”

 

 

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