Probable asesinato de El Chueco no significaría un triunfo de la justicia: Jesuitas

De confirmarse que el presunto asesino de dos sacerdotes jesuitas fue localizado sin vida, de ninguna manera significa un triunfo de la justicia ni una solución al problema estructural de violencia en la sierra Tarahumara, aseguró la Compañía de Jesús.

El pasado fin de semana fue localizado el cuerpo sin vida de un hombre en los límites de Chihuahua y Sinaloa; el cadáver podría corresponder al de José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”, a quien las autoridades señalan como el asesino de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín Salazar Mora, en Cerocahui, Chihuahua hace poco más de nueve meses.

La Fiscalía General del Estado de Chihuahua aún no ha confirmado si el cadáver se trata del de Portillo Gil, pues espera los resultados de las pruebas científicas para tener la certeza y actuar en consecuencia.

El Chueco” era el jefe de plaza del Cártel de Sinaloa en el municipio de Urique, Chihuahua. Durante años controló la venta y trasiego de drogas, la tala ilegal de árboles, así como el cobro de derecho de piso en la zona serrana que comparten los estados de Chihuahua y Sinaloa, por estos delitos y el asesinato de varias personas, entre ellas los sacerdotes dos jesuitas que trabajaban en la Tarahumara.

La Compañía de Jesús señaló que para fijar una postura también está a la espera de que sea plenamente corroborada la identidad del hombre que fue encontrado sin vida en el municipio de Choix, para saber si se trata del agresor de los sacerdotes y otras dos personas el 20 de junio de 2022.

Sin embargo, la orden religiosa adelantó que si se verifica que se trata de la persona implicada en el homicidio de los padres jesuitas, su aparición sin vida de ninguna manera puede considerarse como un triunfo de la justicia ni como una solución al problema estructural de violencia en la sierra Tarahumara.

Por el contrario, -señaló- la ausencia de un proceso legal conforme a derecho con relación a los homicidios implicaría un fracaso del Estado mexicano frente a sus deberes básicos y confirmaría que en la región las autoridades no detentan el control territorial.

Los jesuitas aseguraron que de confirmarse que el asesino de los sacerdotes es la persona que apareció muerta en el paraje, no es el desenlace que esperaban ni es por el que trabajaron.

Ante esta situación, la Compañía de Jesús reiteró su llamado a que se cumplan a cabalidad las medidas cautelares ordenadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), instaladas apenas la semana pasada, para construir condiciones de seguridad de la región.

“Los jesuitas nunca hemos callado ni callaremos ante la violencia y la deshumanización. Seguiremos en la Tarahumara y en otras regiones de México, trabajando para que haya paz, justicia, derechos humanos y reconstrucción del tejido social”, apuntaron.

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