Hasta pronto democracia. El nuevo sistema de partido hegemónico

Acabamos de vivir las primeras elecciones de nuestra era democrática que no son libres, que no son legales, que no son transparentes, que no son equitativas, y que no son competidas. La candidata Sheinbaum estará manchada para siempre de haberse impuesto en la primera elección no democrática, después de la caída del primer sistema de partido hegemónico.

Escribí y ahora grabo este episodio de Factor Kaiser con el corazón roto, con el alma pesada, con una profunda tristeza. Estoy de luto, quizá como varios de ustedes. El domingo 2 de junio le dijimos hasta luego a nuestra democracia. Y no, les prometo que no exagero. Tenemos que hablarnos hoy como adultos, tenemos que ver y reconocer donde estamos parados y qué viene, para poder resistir.

Mi maestría que hice en la London School of Economics fue en política comparada, y se trataba de analizar los componentes esenciales de una democracia, las transiciones de un sistema no democrático a una democracia, y si, también las transiciones de una democracia a una dictadura. Eso estudié, con mentes brillantes que nos hacían leer y entender a otras mentes brillantes.

La estudié en 2002 con la intención de regresar a mi país, dos años después de nuestra transición a la democracia, para ayudar en la etapa que llamamos los politólogos, pomposamente, “la consolidación democrática”. Se trata de la etapa en la que se construyen todos los mecanismos de contención y límite de poder, para generar equilibrios y evitar un retorno autoritario. Inició en el 2000, y falló estrepitosamente en 2024. Me explico en un momento.

En los últimos 20 años he tenido también la gran oportunidad de conocer, de primera mano, las experiencias de personajes clave de muchos países que han vivido ambos tipos de transiciones, es decir, en ambos sentidos. Personas de países de Europa del este, de áfrica, de Asia y del continente americano con las que he compartido proyectos, salones de clase y foros, como en la International Anticorruption Academy, donde di clases por 10 años, o en Anticorruption Academic Initiative de la ONU al que pertenecí también por más de 10 años, o el grupo de mil líderes mundiales del World Economic Forum al que sigo perteneciendo.

Así, lo que te voy a platicar no sólo viene en libros importantes. Es decir, no sólo es conocimiento académico. Se trata de decenas de relatos, experiencias directas y las emociones de decenas de personas, de distintos lugares del mundo, que me han compartido qué es y cómo se vive una transición de la dictadura a la democracia, y una transición de la democracia a la dictadura. Ahí te va.

Los grandes politólogos modernos del mundo reconocen 5 elementos necesarios de una democracia:

La elecciones libres, legales, transparentes, equitativas, competidas y recurrentes para elegir, de manera temporal, a los representantes de los poderes ejecutivo y legislativo de los distintos órdenes de gobierno.

El estado de derecho que es el sometimiento sin condiciones de todos los órganos y servidores públicos a la Constitución y la ley, para que sólo puedan hacer aquello para lo que están expresamente facultados.

La división clara y precisa de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, a través de funciones autónomas establecidas en la Constitución, que les permitan ejercer su independencia de otros poderes.

Un listado claro y completo de derechos fundamentales para todas las personas, en diversos ámbitos de la vida de un individuo.

Mecanismos eficaces para la protección de esos derechos que limiten claramente los intentos de abuso, restricción o eliminación de esos derechos por parte de cualquier órgano de poder.

Esos son los 5 elementos necesarios que deben existir en un país, para poder decir que es una democracia.

Durante 17 años, de 2003 a 2020 di clases en el ITAM a alumnos de derecho, ciencia política y relaciones internacionales. Justo durante la etapa de consolidación democrática. Cuando me preguntaban si somos o no una democracia, mi respuesta era siempre que somos una joven democracia en etapa de consolidación. Les explicaba que no existe ni ha existido una sola democracia que tenga esos 5 elementos de manera perfecta, completa y continua. Es una cuestión de grados. Es decir, las mejores democracias, las más exitosas, son aquellas en las que:

Se realizan las más libres, informadas, participativas y legales elecciones.

Se respeta con más continuidad, profundidad y eficacia el estado de derecho.

Se ejerce con más claridad la división de los 3 poderes.

Se cuenta con derechos fundamentales completos e integrales para todos.

Y existen los mejores mecanismos para hacerlos efectivos.

Esas son las mejores democracias, y no, no es cuestión de opinión o gusto. Es perfectamente medible y comparable el grado de profundidad y éxito de la democracia de tu país.

Por ejemplo, la unidad de inteligencia de la prestigiada revista británica The Economist tiene un “Índice de Democracia” que evalúa los elementos que te mencioné como necesarios, y les otorga puntos. En su reporte del 2024, podemos identificar en los primeros lugares a Noruega, con 9.8 de 10, Nueva Zelanda con 9.6, Islandia con 9.4, Suecia con 9.4, Finlandia con 9.3, Dinamarca con 9.3, Irlanda con 9.2, Suiza con 9.1, Holanda con 9 y Taiwan con 8.9. Según el Economist, estas son las llamadas “Full Democracies”, es decir, las democracias completas. El siguiente nivel son las “Flawed Democracies”, es decir, las democracias con carencias, y no, ahí no estaba México en el último índice de The Economist. Nuestro país se ubicaba hasta el último índice en el rubro “Hybrid Regimes”, es decir, regímenes híbridos, en el lugar 90, debajo de Senegal, Ecuador o Tanzania.

No es casualidad ni buena suerte, ni genética, ni obra divina estar en los primeros lugares, es trabajo permanente y constante.

Si vamos al último índice de percepción de corrupción de transparencia internacional 2023, vas encontrar en los primeros 10 lugares (los países con menos corrupción), es decir, los países en los que más se respeta el estado de derecho, a Dinamarca en el lugar número 1, Finalndia en el 2, Nueva Zelanda en el 3, Noruega en el 4, Suecia en el 6 empatada con Suiza, Holanda en el 8 e Irlanda en el 11. Es decir, de los 10 primeros lugares en el índice de democracia del Economist, 8 están en los 11 primeros lugares del índice de percepción de corrupción de TI. Islandia está en el lugar 19 y Taiwan en el 28. En este índice, México se ubica en el lugar 126, debajo de Perú, El Salvador o Kenia.

Vámonos al índice de Paz Global del Instituto para la Economía y la Paz. ¿Adivina quiénes están en los primeros 4 lugares? Islandia, Dinamarca, Irlanda y Nueva Zelanda. Suiza está en el 10, Finlandia en el 13, Holanda en el 16, Noruega en el 24 y Suecia en el 28. En este índice México se encuentra en el lugar 136, debajo de Palestina, que está en el 134.

Vamos al Índice Mundial de Libertad de Prensa de la organización reporteros sin fronteras, y otra vez ¿Adivina qué países están en los primeros 5 lugares? Noruega, Dinamarca, Suecia, Holanda y Finlandia. Irlanda es el 8, Suiza es el 9. En este índice México es el lugar 121, debajo de países como Zimbawe, Mali o Togo.

Ahora, te van a decir “Nahh, pero de qué sirve la democracia neoliberal, el pueblo vive más feliz en una dictadura populista”. Te van a querer decir que las mal llamadas “democracias” populistas, aquellas en las que las híper mayorías le regalan todo el poder a un líder, son mejores para el pueblo, pero no te van a poder citar un solo caso real de éxito en de los últimos 100 años.

Vamos al Índice de desarrollo humano de Naciones Unidas, que mide diversos componentes de la calidad de vida de los individuos de un país, a ver si es cierto que el pueblo no necesita democracia. ¿Adivina quiénes están en los primeros lugares, en el último reporte del 2023? Sí, le atinaste: Suiza es el primer lugar con 0.96, Noruega es el segundo con 0.96, Islandia es el tercero con 0.95, Dinamarca es el quinto empatado con Suecia con 0.95, Irlanda es el séptimo como 0.95, Holanda es el décimo con 0.94, y Finlandia es el duodécimo con 0.94. En este índice, sin ninguna sorpresa alguna, México es el lugar 77, con 0.78, debajo de países como Barbados, trinidad y Tobago o Albania. Entonces no, es falso que las personas viven mejor en un país menos democrático.

Con esto, es fácil demostrar que todas las advertencias estaban ahí. Íbamos lento y mal en la consolidación de nuestra democracia, pero íbamos en el camino correcto, y es claro, comprobable y medible que el obradorato nos sacó del camino de la consolidación democrática los primeros 6 años, y planea destruir la democracia en los segundos 6 que ya les regalaron, con poder absoluto.

Vamos elemento por elemento, de cada uno de los 5 necesarios para decir que somos, o no, una democracia.

Acabamos de vivir las primeras elecciones de nuestra era democrática que no son libres, que no son legales, que no son transparentes, que no son equitativas, y que nos son competidas. Durante 6 años el aparato del estado completo se volcó a promover al obradorato, utilizando miles de millones de pesos, todas las plataformas oficiales que pudieron, incluyendo la mañanera y un gran aparato de comunicación cooptado por el gobierno. Utilizaron todo el aparato ejecutivo y legislativo para convertir al presupuesto y a los programas sociales en un monstruoso aparato de compra de voluntades. Utilizaron a un ejército de cuervos de la nación para recorrer casa por casa para vender electoralmente esos programas, y amenazar a la gente de perderlos si no votaban por ellos. Violaron todas las leyes electorales posibles arrancando campañas varios años antes y promoviendo a todos sus candidatos con miles de millones de pesos desviados del erario, u obtenidos de manera oscura. Utilizaron al crimen organizado como brazo político para generar miedo y desmovilizar a millones de personas por todo el país. Y el día de la jornada, todo parece indicar, que utilizaron todo tipo de trampas para mover el voto a su favor. Así es que no, estas no fueron, ni cerca, unas elecciones democráticas.

La amenaza hoy del movimiento que ganó la elección es que acabarán de desarticular todos los “estorbos” legales e institucionales que queden, para poder seguir haciendo todo esto, pero ahora libremente, sin ninguna resistencia. La candidata Sheinbaum estará manchada para siempre de haberse impuesto en la primera elección no democrática, después de la caída del primer sistema de partido hegemónico. La era del segundo sistema de partido hegemónico inicia con una elección completamente antidemocrática y llena de las peores sospechas.

El estado de derecho que es el sometimiento sin condiciones de todos los órganos y servidores públicos a la Constitución y la ley, para que sólo puedan hacer aquello para lo que están expresamente facultados, está también por desaparecer. La candidata ganadora y su jefe ya amenazaron que piensan destruir y desarticular al poder judicial y a los órganos autónomos que son justo los guardianes del estado de derecho de este país. Es decir, se trata de la institucionalización de la frase “no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”. Así, vayan despidiendo con dolor a lo que quedaba del estado de derecho.

La división clara y precisa de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, a través de funciones autónomas establecidas en la Constitución que les permitan ejercer su independencia de otros poderes, será pronto parte de los libros de historia. Con mayoría calificada de Morena y sus aliados en el Congreso, y más de la mitad de las legislaturas estatales, pueden cambiar a placer la constitución sin contrapeso ni límite alguno. Así, pueden modificar a placer al poder judicial y acabar por completo con su autonomía. Ya amenazaron que todo esto es lo que pretenden hacer, y será muy difícil dertenerlos.

Con esa mayoría calificada también pueden modificar a su gusto el listado de derechos fundamentales de la Constitución, para restringir desde ahí tus libertades.

Y, finalmente, se dedicarán a destruir los mecanismos e instrumentos de protección que tenemos hasta hoy de esos derechos básicos, en especial, de aquellas personas que les sean incómodas.

Te confieso que cuando acabé de escribir todo esto me dio terror. Me encantaría estar exagerando. Le ruego a Dios estar completamente equivocado. Me encantaría imaginar que algún milagro puede suceder, que aún pueda salvarnos de esta realidad.

Déjame te lo pongo así. Somos el paciente que durante años fue advertido por su doctor que si seguía fumando le podía dar cáncer. Una y otra vez le advirtió el doctor que tenía todas las posibilidades genéticas y familiares de riesgo para contraer la terrible enfermedad, y que fumar las potenciaba. El paciente salía de la consulta y decía que su doctor era un exagerado, que sólo quería limitar su vida y que él merecía disfrutar del placer de fumar. El día que el doctor le diagnostica cáncer de pulmón se enoja con él y le dice que él y los laboratorios que le hicieron los análisis le quieren hacer un fraude. Pero la realidad es que este paciente tiene de dos sopas: seguir negando la terrible enfermedad que lo invade y dejar que crezca y lo mate, o aceptarla para poder resistir a ella con todas sus fuerzas, y darse la oportunidad de salvar su vida.

Ganó el populismo autoritario. Convenció a 35 millones de personas de destruir, por la vía democrática, a la democracia mexicana. El asteroide convenció a los dinosaurios de votar por su llegada.

Pretender buscar culpables únicos en Marko, en Alito, en el tipo de campaña de Xóchitl o en la supuesta polarización es como si el enfermo de cáncer le mentara la madre a la marca de los cigarros que se fumó en el último mes y los acusara de tener cáncer por su culpa.

Entre otras cosas, tenemos también mucho que reclamarle los casi 40 millones de personas con credencial de elector que decidieron no participar en la defensa de la República. Nunca iba a ser suficiente una participación del 60% para ganarle al Estado completo. Lo dijimos varias veces.

Las advertencias estaban claras y a la vista de todos. Los organismos internacionales como los que te cité hace un rato, con sus índices objetivos y comparables, así como muchos otros organismos e índices internacionales y nacionales tienen años advirtiéndonos de los riesgos que pesaban sobre nuestra democracia.

Muchos lo hemos dicho, escrito, advertido y explicado de todas las maneras que hemos podido en libros, periódicos, revistas, plataformas y todo tipo de programas de radio y televisión, durante años.

¿Algo raro, oscuro, perverso y gigante pasó el 2 de junio durante la votación y durante la noche? Sí lo creo, y aunque no se trate de formar parte de una nueva teoría de la conspiración, merecemos saberlo, tenemos que denunciarlo y se debe aclarar. Si hay algo grave, debemos dar la batalla.

Repito. Hay muchas cosas que no cuadran de ese día. La percepción de la gran mayoría es que la participación fue mucho mayor al 60% reportado. Parece absolutamente inverosímil que un año y medio de una monumental y bien organizada marea rosa solo haya servido para acrecentar el porcentaje de votos de Morena. No es creíble el triunfo arrollador de Morena en estados como Yucatán, Veracruz, Puebla y CDMX. Todo apuntaba a que esas elecciones estatales serían por lo menos muy competidas. Suena absolutamente absurdo que la oposición haya sacado 15 millones de votos, cuando en 2021, en elecciones intermedias, sin marea rosa, sacó 18 millones de votos. Suena absurdo que la peor candidata de la historia en términos de carisma y simpatía, con la campaña más sosa y aburrida posible, que sólo prometía continuidad del fracaso, haya sacado 5 millones de votos más que su jefe, que fue un auténtico fenómeno electoral, hace 6 años.

Todo eso suena absurdo, ilógico, estúpido e inverosímil. Suena a farsa. Suena a FRAUDE. Yo necesito una buena explicación para todo eso. No la tengo. Hoy no la tengo. Y la necesito buscar y encontrar. Me la merezco, nos la merecemos todos.

Lo único que tengo claro es que yo no quiero ser el López obrador del 2006. En ese entonces yo trabajaba en el INE, y me tocó ser de los que tuvo que resistir y explicar al público todas y cada una de las mentiras y acusaciones falsas de López sobre un fraude que sólo existieron en su cabeza. Varios de sus aliados de aquel entonces han relatado como el propio López les confesó la noche de la elección que ya sabía que había perdido, y que le valía madres poner en riesgo al país completo. Salió esa noche a decir que el INE le había robado 500 mil votos y puso en jaque a todo el sistema. Esa noche puede ser el inicio de nuestro cáncer. Esa noche inició su camino de la destrucción de la democracia.

Yo no quiero ser él. Yo no quiero ser parte de quienes hoy, sin pruebas contundentes en la mano, señalan algo que no pueden demostrar. No te confundas, estoy que me lleva la chingada, y sé que algo monstruosamente grave sucedió, pero hoy no tengo como demostrarlo y argumentarlo. No me estoy dando por vencido. Si encuentro que hay algo claro y grave que reclamar, por supuesto que daré contigo la batalla. Hoy no lo tengo. Marco Aurelio decía “La mejor venganza es ser diferente a quien causó el daño”. También decía “Si no es correcto, no lo hagas. Si no es verdad, no lo digas”, y pienso hacerle caso, en ambas cosas.

Yo quiero impulsar la resistencia. Yo quiero impulsar la reconstrucción de la República y de la Democracia. Yo ya empecé a pensar, desde hoy, cómo se ve eso, qué necesito yo y qué necesita mi país, con quién me puedo aliar y cómo nos organizamos.

Yo quiero organizarme con otras personas para construir una gran red de ciudadanos de tiempo completo que sean la mejor resistencia del régimen de partido hegemónico que viene. Yo quiero actuar con toda la pasión y las convicciones que tengo, pero también con toda la responsabilidad e inteligencia que he construido con los años.

Este programa jamás podría ser transmitido en los medios de comunicación tradicionales que están entregados al régimen de hoy y al régimen que viene. Por eso haré todo lo posible por conservar, mantener y hacer crecer Factor Kaiser.

También tengo la plena convicción de reconfigurar y rediseñar, para hacer crecer a su máximo potencial, los proyectos de La Escuela de Ciudadanos y Dos Sopas, que he encabezado. En ambos he colaborado con personas increíbles, muy inteligentes y comprometidas con su país. En ambos se ha creado contenido increíblemente rico y útil, que vamos a rescatar y a mejorar. La Escuela de Ciudadanos debe convertirse en un proyecto no sólo de generación de ideas, políticas públicas y proyecto de país, sino en un generador de liderazgos ciudadanos. Dos Sopas tiene una evolución que parece natural: hay de Dos Sopas, conformarse con la dictadura o resistir. Yo pienso resistir.

Poner el punto final de este episodio fue brutalmente doloroso. Me invade un miedo terrible. Lo confieso. Miedo de que México se convierta en lo peor que hemos imaginado, y miedo de ser perseguido por impulsar la resistencia. Pero Marco Aurelio decía “Haz lo que debas hacer. Incluso si te desarmas, la mayoría de las personas seguirán haciendo las mismas cosas.”

¿Tengo miedo? Sí, y mucho, pero voy a citar a otro estoico Moderno, que todos conocen, Nelson Mandela decía, citando a un clásico “Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. Valiente no es el que no siente miedo, sino el que vence ese temor”

Viva la RESISTENCIA.

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