Devastación forestal y riesgo de uso clientelar, detrás de Sembrando Vida

La opacidad del padrón de los beneficiarios de Sembrando Vida, así como la escasa transparencia en la entrega de insumos en especie y las compras que se hacen por adjudicación directa, implica un grave riesgo de corrupción.



El programa emblemático del gobierno federal Sembrando Vida tiene mecanismos perversos que incentivan a la devastación, toda vez que en el afán de contar con mayores superficies de cultivo se ha provocado la destrucción de miles de hectáreas de bosques y selvas; además, su aplicación tiene un alto riesgo de uso “clientelar”, por lo que es urgente su reconfiguración, aseguró José Medina Mora Icaza, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).

Indicó que este programa debe realmente estar encaminado a proteger y cuidar el medio ambiente, así como a fomentar el desarrollo de las familias y las comunidades.

Observó que la generación de empleos verdes puede ser un pilar para la reactivación económica y para la recuperación tras la caída en el ingreso de las familias, ya que México cuenta con las condiciones climáticas geográficas y geopolíticas para lograrlo.

El presidente de la Coparmex externó la disposición del sector empresarial de colaborar con las autoridades a fin de que el programa Sembrando Vida sea una política pública exitosa por el bien y el futuro del país.

Asimismo, indicó que para el gobierno federal este programa es de gran relevancia, tan es así que este año se le asignaron 28 mil 929.9 millones de pesos, un incremento de 11.2 por ciento con relación a lo que se le otorgó en 2020, cuando se le asignaron 25 mil 130.9 millones de pesos.

Entre algunas inconsistencias que la Coparmex ha observado en torno a Sembrando Vida, se destaca que este programa debería de estar sectorizado en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y no en la Secretaría de Bienestar, “el hecho de que dependa de esta última le ha dado un sesgo clientelar”.

El dirigente del sindicato patronal consideró que lo más preocupante es que la aplicación de este programa está generando incentivos perversos, ya que se están deforestado miles de hectáreas de bosques y selvas de forma indiscriminada. Según un análisis del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés), el programa podría haber incentivado una pérdida de coberturas forestales de 72 mil 830 hectáreas durante el primer año de su operación.

Dichas pérdidas, dijo, se concentran en 22 municipios del país (50 mil 981 hectáreas que representan el 70 por ciento de las pérdidas) y en regiones vulnerables al cambio climático y de gran biodiversidad de Chiapas, Tabasco, Veracruz, Yucatán, Quintana Roo y Campeche.

Asimismo, hizo notar que el programa se ha quedado muy corto en el cumplimiento de sus metas, pues solo se han logrado plantar el 14 por ciento de los árboles que se tenían planeados para el 2019, de los cuales sobrevivió el 7 por ciento. Para el año 2020, la cifra de cumplimiento es similar.

Otro problema que destacó fue la falta de información sobre la distribución de los recursos en los municipios; además, Sembrando Vida entrega insumos en especie, la mayoría de sus compras se hacen por adjudicación directa, aunque la legislación lo permite, implica un grave riesgo de corrupción.

Como propuestas para recomponer este programa, la Coparmex identificó como una de sus principales áreas de oportunidad mantener su lógica de justicia social, pero logrando que los 28 mil millones de pesos con que cuenta se ejerzan bajo mejores reglas de operación, más claras, confiables y transparentes.

Por ello, indicó que deben revertirse urgentemente las fallas del programa, como la opacidad del padrón, las metas irrealizables, indicadores poco confiables y carentes de evidencia documental; además, deben minimizarse las posibilidades de desviar recursos y cometer actos de corrupción.

Por otra parte, pidió que durante el proceso electoral se blinde el programa para evitar su uso con fines políticos, de coacción y condicionamiento del voto; o que incluso se utilice su padrón de beneficiarios para la movilización de electores.

Finalmente, consideró que es necesario replantear los objetivos, ya que sus resultados ambientales son difíciles de monitorear. Sembrando Vida no tiene como objetivo prioritario la reforestación, sino que es un programa de productividad en zonas pobres para reactivar la economía local. El programa debe garantizar -en primer lugar- la protección ambiental, la preservación de bosques y selvas, la ampliación de las coberturas forestales y estar alineado a los compromisos internacionales en materia de las metas de mitigación de carbono; de forma complementaria debería considerar la siembra de árboles frutales o maderables.

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