Se dispara la inflación a 7.37%, la mayor en 20 años

De no lograrse un control efectivo de la inflación en los próximos meses, México podría presentar un estancamiento económico acompañado de una persistente alza de los precios, fenómeno conocido como estanflación, alertó HR Ratings.



El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó que en noviembre de 2021 el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) presentó un crecimiento de 1.14 por ciento respecto al mes inmediato anterior. Con este resultado la inflación general anual se ubicó en 7.37 por ciento, el mayor nivel en más de dos décadas.

Los productos y servicios que tuvieron mayor incidencia en el aumento de precios durante noviembre fueron: electricidad, jitomate, tomate verde, pollo, carne de res, otros chiles frescos, servicios en loncherías, fondas, torterías, taquerías, vivienda propia, transporte aéreo y chile serrano. Lo anterior estuvo parcialmente contrarrestado por disminuciones en los precios del gas doméstico LP, gasolina de bajo octanaje, aguacate, naranja, frijol, carne de cerdo, zapatos para hombre, televisores, paquetes de internet, telefonía y televisión de paga, equipo terminal de comunicación, destacó el Inegi.

Por otra parte, al dar a conocer la actualización de sus escenarios macroeconómicas, la agencia calificadora HR Ratings advirtió que de no lograrse un control efectivo de la inflación en los próximos meses, México podría presentar un estancamiento económico acompañado de una persistente alza de los precios, fenómeno conocido como estanflación.

Ante el comportamiento económico que se ha presentado recientemente en el país, HR Ratings ajustó a la baja su previsión de crecimiento real para este año, la cual pasó de 5.87 a 5.75 por ciento, después de observar que los motores de crecimiento del país perdieron impulso en el tercer trimestre de este año, además de que se presentaron presiones en varios sectores productivos donde el tema de las cadenas de suministros y el abasto de insumos tecnológicos hicieron que los clústeres como el automotriz y el aeroespacial se vieran seriamente afectados y redujeran a la postre la velocidad de crecimiento nacional.

HR Ratings estimó que en los próximos dos años se presentará todavía un efecto ligeramente positivo, con un crecimiento real estimado de 2.92 por ciento para 2022 y de 2.69 por ciento para 2023. De acuerdo a la calificadora, es claro que el efecto “rebote” está de salida y las condiciones de crecimiento para el país se encontrarán ya más en condiciones “normales”. Sin embargo, señaló que un aspecto que podría influenciar a la economía es el rumbo que tome la contrarreforma eléctrica.

De acuerdo a Félix Boni, director general de análisis económico de HR Ratings, para 2022 la calificadora estima un crecimiento de 2.92 por ciento anual contra 2.69 por ciento previo, con un riesgo principalmente a la baja en ambas proyecciones.

Mencionó que “no vemos una recuperación a los niveles prepandemia hasta el primer semestre de 2023. En el mediano plazo mantenemos la convergencia del PIB en 2.0 por ciento, lo que implica un deterioro frente al crecimiento tendencial anterior a 2019 de 2.7 por ciento”.

Félix Boni aseguró que México dejó de crecer desde antes de la pandemia, por lo que el problema en este sentido va más allá de la coyuntura del COVID-19, pues se trata de un problema posiblemente estructural por el hecho de que se dejó de crecer en ese periodo y que hasta mediados del tercer trimestre del 2018, habían experimentado los analistas un crecimiento de largo plazo de aproximadamente 2.7 por ciento.

Por el lado de las expectativas para la inflación, estas se mantienen sustancialmente fuera del rango objetivo de 3 (+/- 1 por ciento) del Banco de México en el corto plazo, lo que seguramente se traducirá en una política monetaria menos acomodaticia que ancle las expectativas de inflación de mediano y largo plazo, como ha sucedido en periodos anteriores.

El escenario base de la calificadora contempla que la inflación cerrará el 2021 en 7.10 por ciento anual, un nivel que no se había registrado desde el año 2000. Este año será la primera ocasión, desde que el Banco Central adoptó su meta de inflación en el 2003, que la tasa de política monetaria se encuentra sustancialmente por debajo de la tasa de inflación general en un periodo inflacionario como el que estamos atravesando.

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