Educación y valores, base del éxito en la vida: Rosario Marín

Es muy cierto que la buena semilla siempre da frutos, por eso es importante que la educación sea semillero en los niños y los jóvenes para que a lo largo de su vida cosechen abundantemente conocimientos y valores que les permitirá ser mejores personas y construir bien común a su alrededor.

Y no se trata de ideas románticas, sino de verdades que pueden constatarse con vidas que inspiran e invitan a reflexionar sobre lo importante que es ofrecer una educación de calidad a los niños mexicanos.

Podría parecer que nacer en México, pertenecer a una familia de origen humilde, ser inmigrante y mujer serían factores que determinaran que una niña nunca pudiese salir de pobre, que tampoco podría aprender un idioma extraño, que después de empezar desde abajo escalara puestos hasta llegar a los niveles más altos de una empresa sería imposible como también lo sería el lograr superar dificultades en la vida como la de ser madre de un niño con Síndrome de Down.

Pero la vida de Rosario Marín demuestra que eso no implicó no luchar por sus sueños, y lograr, entre muchas otras cosas más convertirse en la primera mujer inmigrante en ocupar el cargo de Tesorera de los Estados Unidos de América, y todo ello gracias a que hace muchos años tuvo la oportunidad de estudiar en escuelas públicas en México donde recibió una excelente educación.

En el Encuentro Nacional, Nayarit 2023, de Coparmex, Rosario Marín, la mujer que ha luchado por superarse cada vez más, ofreció su testimonio a través del cual mostró la importancia de que los niños y jóvenes tengan la oportunidad de tener una educación de calidad.

Rosario recuerda con cariño que vivió hasta los 14 años en México donde estudió la educación básica y gracias a lo que sus profesores le enseñaron al salir de la secundaria ella sabía de archivo, taquigrafía y mecanografía, aprendió a tocar varios instrumentos pues pertenecía a la estudiantina de su escuela, además tuvo química, física y llevó trigonometría, todo esto fueron los cimientos que le sirvieron en Estados Unidos para terminar la high school.

Además, platica que en la universidad estaba viendo las cosas que había aprendido en México antes de los 14 años, por lo que confiesa sentir tristeza de que ahora que muchos niños de tercer grado de primaria no saben leer, “me duele porque eso no sucedía antes“, asegura.

Esta situación aunada, al prejuicio de “no se puede”, va a provocar bajas expectativas en las personas y efectivamente no van a poder, por eso invitó a cambiar el paradigma, “que tal si cambiamos eso y decimos: mira a Rosario ella pura educación pública y mira a dónde llegó, sí es posible”.

Uno debe aspirar a más cosas y mejores y tener una mejor forma de vida, y sí es posible. Afirmó.

– Mi vida no es una vida extraordinaria, “yo estoy hablando de mi situación. pero es la situación de todos que nos levantamos cada día por dar más, por ser mejores, por contribuir, por dar lo mejor que hay dentro de nosotros”.

– Mi historia es el de las madres de familias que se desviven por darle algo mejor a sus hijos, es la historia de todos ustedes.

– Yo no quería ir a EU, yo era pobre, pero yo no lo sabía, yo pensaba que toda la gente vivía como yo, indica.

Yo había estado en EU seis meses y en la high scool todos debían pasar una prueba de coeficiente de inteligencia cuya mayor puntuación es de 100 puntos y yo registré sólo 27 puntos y todo mundo se rió de mi, pero yo dije “lo único que esto demuestra es que no sabía inglés. Me dije que no iba a sentirme como víctima, sino que me dije ponte las pilas y que eso no me iba a definir, pues yo sabía que sabía mucho más de lo que esos 27 puntos demostraban.

“Entonces solamente leía, escuchaba, veía todo en inglés y no era para demostrarle a nadie que yo era más de esos 27 puntos era para demostrarme a mí misma que esos 27 puntos no me definían.

“Después de tres años después me gradué de la high scool y de los más de 460 estudiantes yo me ubique dentro de los 20 más altos promedios.

Rosario Marín asegura que “de uno depende estos retos que uno tiene de cómo lidiar con ellos“.

A pesar de este logro su mamá le dice que como su hermano más adelante iba a tener que mantener a una familia, entonces decidieron que él va a ir a la escuela tiempo completo y para ayudar a la casa iba a trabajar parte de tiempo. Pero Rosario por ser mujer pues pensaban que la tenían que mantener, por lo que ella para ayudar a la casa tenía que trabajar tiempo completo y si quería estudiar pues tenía que buscar la forma cuando le diera tiempo.

Y así fue. Trabajó tiempo completo y fue al colegio que podía pagar, el colegio comunitario del Este de los Ángeles, el colegio de los pobres en donde después de cuatro años, dos más de lo que puede lograrse estudiando de tiempo completo, se graduó.

“Ni siquiera fui a la graduación porque no era suficiente porque yo quería más, y en mi casa fue lo mismo, entonces yo me fui a la universidad que podía pagar porque a mi el gobierno no me dio una beca, un banco no me dio un prestamo, mis padres no me dieron nada y me fui a la Universidad del Estado de California a la universidad de los pobres”.

Rosario narra que en ese entonces ella estaba muy emocionada por ser la primera en su familia en ir a la universidad, lo que le tomó siete años cuando en condiciones normales toma cuatro.

Pero ella no se conformaba y quería escalar aún más, quería una maestría.

Sin embargo, en su casa no comprendían esta necesidad de seguir estudiando y superándose e inclusive su mamá le dijo que para qué iba a la universidad si ya era secretaria en un banco en Beverly Hills, lo cual era magnífico para ella.

“Yo le comentaba a mi mamá que todos mis jefes eran graduados de las mejores universidades y que yo me sentía igual que ellos, me sentía que era tan capaz como ellos, y le decía, sí mami pero ellos tienen más grados pero yo también voy a tener uno”.

Del cielo al fango

Rosario Marín platica que en el banco en donde trabaja empezó como la asistente de la recepcionista, no hay nada más abajo -asegura- pero me empezaron a ascender y me dieron muchas oportunidades. En seis años me iban a nombrar vicepresidenta del banco.

“Yo estaba muy contenta que la vida no me podía sonreír más, yo contentísima estaba inmejorable mi vida pero estaba incompleta”, fue entonces que su esposo y ella decidieron encargar un bebé el cual tuvo el infortunio de nacer con síndrome de down.

Esta situación generó que todo se comenzara a desmoronar en su vida. Poco tiempo después nuevamente queda embarazada pero pierde a su bebé, ello provocó una espiral de caída, de una profunda depresión.

A raíz de estas situaciones abandonó la universidad y dejó su trabajo que era su vida, además se vio obligada a vender su casa y todo ello provocó que se sentía la mujer más desdichada del mundo.

Al verla en esta situación su esposo le sugirió ir al psicólogo, quien después de escucharla le dijo que ella decidió si se hundo o si empieza a nadar, a patalear y llega a la orilla, “es su decisión”.

Estas tres palabras cimbraron su cabeza y las asumió como las más poderosas del mundo, “es tú decisión”, por lo que ella decidió dejar atrás la tristeza y ponerse nuevamente a luchar ahora con la mira puesta en ayudar a las personas con capacidades diferentes, lo que le valió para comenzar a ocupar cargos políticos como concejal y vas alcaldesa, así como Tesorera de Estados Unidos.

Además, por su compromiso para trabajar en pro de las personas con capacidades diferentes fue galardonada con el Premio Rose Fitzgerald Kennedy en las Naciones Unidas, el más alto reconocimiento internacional.

A pesar de ello, Rosario afirma que no todos estamos llamados a hacer lo mismo, pero todos sí tenemos la vocación de ser exitosos. En este sentido, aseguró que su mamá, quien fue costurera y se dedicó la mayor parte de su vida a cuidar de sus hijos y nietos era una persona de éxito, pues ella con su esfuerzo día a día logró que su hija fuera la Tesorera de Estados Unidos.

Asimismo, contó una anécdota de que cuando ella renunció al Tesoro, fue invitada junto con su familia a la Casa Blanca por el presidente George Bush, un gesto muy poco usual en un mandatario norteamericano. A esta visita le permitieron que su papá la acompañara.

Fueron recibidos en el Salón Oval y ahí, el presidente agradeció al papá de Rosario, quien toda su vida trabajó de conserje para sacar a su familia adelante, le agradeció a nombre de la Nación por haberse esforzado para apoyar a su hija quien gracias a eso pudo ocupar un cargo de primer nivel en su administración.

A todo esto, Rosario reitera que “tal vez tú no tienes control sobre lo que te pasa, pero sí tienes control sobre lo que vas a hacer, comenta Rosario convencida de que el poder está dentro de cada uno. Si yo no hubiera tenido la educación que tuve no hubiera podido con la discapacidad de mi hijo, ni hubiera podido llegar a los puestos que llegué”.

Triunfar en la vida

Para triunfar en la vida, Rosario considera que existen algunos valores que hay que cumplir, pase lo que pase.

El primero de ellos, aconseja, es siempre haz lo correcto no importa que te critiquen, sí hace lo correcto puedes ir con la frente en alto. “Hacer lo correcto, aunque no sea popular”.

En segundo lugar, dar lo mejor de ti, todo lo que haces hazlo con ahínco, con amor de esa forma estás dejando un mundo mejor.

La misión que Dios nos da a todos es dejar mejor este mundo de lo que encontraste. La misión de cada uno es la misma, por eso lo que tú estás haciendo todos los días está cambiando el mundo, por eso insiste, cada uno hace todos los días es muy importante por ello hay que hacer todo lo que haces hazlo con ahínco y con amor.

Y, en tercer lugar, tratar a la gente como tú quieres que traten a la gente que amas, si así lo hiciéramos tendríamos un mundo más amable, más generoso.

De la misma manera, señaló que uno debe tener presente que lo que está detrás y enfrente de cada uno es diminuto en comparación con lo que está dentro de ti para enfrentar tus retos y superar cualquier circunstancia.

A veces parece que estamos frente a un precipicio, y no hay que dar ni un paso atrás, “yo te digo aviéntate con la convicción de que o terminas en el fondo del precipicio, pero sin mancha alguna, sin rasguño alguno y con los dos pies firmemente plantados sobre la superficie o Dios te dará alas y volarás y llegarás a lugares que nunca, jamás te hubieses imaginado, te lo dice la inmigrante que llegó a ser Tesorera de Estados Unidos”.

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