México ante el mundo: mártires, masones y narcos

El Padre Fidel González Fernández, en la entrevista que concedió a Yoinfluyo, comentó varios temas sobre México. Desde los pasillos del Vaticano, diplomáticos, eclesiásticos y observadores ven a México con una mezcla de estupor y esperanza. Por un lado, una nación rota por la violencia, dividida por cárteles y gobernada por una clase política a menudo indiferente o cómplice. Por el otro, una tierra fecunda en fe, santidad y educación católica, con más de 90 causas de canonización en curso. ¿Cómo puede coexistir este abismo?

I. UNA PERCEPCIÓN DESGARRADORA: MÉXICO BAJO EL DOMINIO DEL NARCO

México es percibido hoy desde Roma como una nación sin soberanía efectiva. Según fuentes diplomáticas cercanas a la Santa Sede, el país está dividido en dos grandes zonas de influencia criminal: el Cártel del Pacífico, con centro en Sinaloa, y el Cártel del Atlántico, que se extiende por el Golfo. Ambas estructuras manejan rutas de narcotráfico desde Colombia, Venezuela y Centroamérica hacia Estados Unidos.

“En México no manda el presidente. Mandan dos familias criminales. Cuando muere un hijo del Chapo, el presidente va a darle el pésame a la madre. ¿Qué clase de Estado hace eso?”

Este gesto de López Obrador fue visto en Roma como una claudicación moral.. Pero más allá de las figuras públicas, la raíz del problema está en la falta de educación, estructura institucional y voluntad política real.

II. UNA HISTORIA DE MASONES, CRISIS Y DESMEMORIA

Para entender la crisis actual, hay que mirar atrás. La masonería —especialmente sus ramas más radicales y anticlericales— dominó buena parte del poder político mexicano en el siglo XIX y XX. Desde las leyes de Reforma hasta la Guerra Cristera, los gobiernos mexicanos persiguieron sistemáticamente a la Iglesia.

Esta persecución, documentada en múltiples volúmenes con base en archivos tanto mexicanos como vaticanos, sigue siendo una herida abierta. El México independiente jamás consolidó un proyecto nacional sólido. Ni Hidalgo ni Iturbide lo lograron. La independencia misma fue una fractura instrumental de los virreinatos españoles, no un proceso auténticamente nacional.

Y hoy, esa desmemoria sigue viva. “Cuando México escribe su historia, olvida lo que pasaba en el mundo”, comenta el Padre Fidel. “Incluso tras la independencia, México seguía ligado al Banco de Inglaterra. El símbolo del peso es español (la S de Spain). AMLO exige perdones a España mientras su familia es de Santander y Asturias y sus primos viven de una ferretería en Santander.”

III. EN EL SILENCIO, LOS SANTOS: PROCESOS DE CANONIZACIÓN EN CURSO

En contraste con la violencia, la fe mexicana ha dado frutos de santidad. Actualmente, según datos de la Congregación para las Causas de los Santos, existen 91 causas abiertas de canonización mexicanas, muchas relacionadas con la persecución religiosa del siglo XX.

Entre ellas destacan:

  • José Sánchez del Río, adolescente mártir canonizado en 2016 y cuyo proceso llevó el Padre Fidel
  • Padre Miguel Agustín Pro SJ, ejecutado en 1927, beatificado por Juan Pablo II en 1988.

El encargado de varias de estas causas, que actúa como juez instructor ante el Vaticano, lleva actualmente 15 procesos activos y subraya:

“Nos falta en México gente preparada para sostener estas causas. Pero el testimonio está ahí. El pueblo mexicano es un pueblo creyente y mártir.”

Monseñor Óscar Sánchez Barba ha sido pieza clave en este camino, especialmente en el reconocimiento de los 22 mártires cristeros canonizados, y su trabajo sigue siendo fuente de esperanza para el catolicismo mexicano.

IV. UNIVERSIDADES CATÓLICAS: LA ESPERANZA EDUCATIVA

Frente a este panorama devastador, tres universidades destacan por su labor formativa y testimonial:

  • UPAEP (Puebla), fundada en 1968 como respuesta católica a la crisis institucional del país.
  • UVAQ (Morelia), inspirada en Vasco de Quiroga, modelo de justicia social y caridad cristiana.
  • UIC (CDMX), heredera de los Misioneros Guadalupanos, con fuerte enfoque en identidad y misión católica.

Estas instituciones no solo resisten, sino que forman líderes. “La batalla cultural en México no está perdida. Pero hay que darla desde la raíz: la educación y la fe.”

El vínculo entre formación académica, valores cristianos y compromiso público es el núcleo de esta esperanza. A pesar de estar rodeadas de estructuras criminales o poderes políticos ambiguos, estas universidades siguen alumbrando luz.

UNA IGLESIA VIVA EN UN PAÍS ROTO

La paradoja mexicana se resume así: un país desbordado por el crimen, pero también sembrado de santos. Las universidades católicas, los mártires en proceso de canonización y los diplomáticos que aún creen en la dignidad de México son testigos de que no todo está perdido.

En palabras del Padre Fidel, “La Iglesia florece en África, Asia… y México. Pero para que dé fruto, necesita pastores que comprendan esta nueva época. Porque esto ya no es solo una crisis: es una nueva era de la humanidad.”

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