Neurotecnología sin ética amenaza libertades básicas

Para tener un equilibrio y manejo adecuado en el uso de los métodos de la neurotecnología al investigar el cerebro de una persona, es indispensable incluir las garantías fundamentales o los neuroderechos, los cuales integren aspectos éticos y sociales, afirmó Rafael Yuste, neurobiólogo español, investigador y director del Centro de Neurotecnología de la Universidad de Columbia, Estados Unidos.

Indicó que en una reunión internacional llegamos a la conclusión que había problemas éticos y sociales asociados, los cuales eran inevitables, y los categorizamos en cinco áreas que se abordan a partir del nivel esencial de las garantías inalienables.

Los neuroderechos toman en cuenta que el contenido de un cerebro no puede ser descifrado sin el consentimiento de la persona; que cada sujeto tiene derecho a la identidad personal; al libre albedrío; acceso equitativo a la intervención mental; y la prerrogativa de que la información que se implante en dicho órgano esté protegida de riesgos y discriminaciones.

Indicó que los métodos o dispositivos de ese campo interdisciplinar son electrónicos (como los electroencefalogramas semejantes a cascos que se ponen en la cabeza para medir la actividad cerebral); magnéticos (escáneres magnéticos que permiten ver áreas que se activan); eléctricos (electrodos que se insertan para estimular la actividad cerebral); o la estimulación cerebral profunda, también llamada marcapasos cerebral, que ayuda a mejorar la vida de pacientes con padecimientos mentales.

Ante la directora del Instituto de Neurobiología de la UNAM, Teresa Morales Guzmán, el experto -nacido en Madrid, España, en 1963-, dijo que aún no se entiende el funcionamiento del sistema cerebral porque se han estudiado las neuronas de una en una, registrando con un electrodo como lo hacen en un animal o en un paciente.

“Esto equivale a interpretar una película en una pantalla de televisión con 86 mil pixeles mirando solamente uno”. Esta mirada limitada sucede porque la neurobiología no ha tenido técnicas para medir la actividad completa y ver todos los píxeles. El tema está todavía por descubrir”, puntualizó.

Ello, prosiguió, podría modificarse con la neurotecnología, que incluye métodos de diversos tipos para medir la actividad del cerebro y modificarla, especialmente para ayudar a pacientes con problemas neurológicos o psiquiátricos.

“Queremos ver las conexiones neuronales (todos los pixeles) y poder cambiar la actividad del cerebro. A los científicos y los médicos no nos basta con ver lo que ocurre, tenemos que entrar ahí y arreglar el problema”, planteó.

De acuerdo con el científico, el cerebro es la parte de la materia más fascinante del Universo; pesa un kilo y medio y tiene aproximadamente 86 mil millones de neuronas que forman una red con un trillón de conexiones, lo que significa que dentro de la cabeza tenemos el equivalente a tres internets que funcionan las 24 horas.

La neurotecnología experimentó un impulso en Estados Unidos en 2013 con el presidente Barack Obama, quien lanzó el proyecto BRAIN (Brain Research to Advanced Innovative Neurotechnology), investigación cerebral basada en desarrollar neurotecnologías innovadoras.

En este trabajo -del que Yuste es impulsor y uno de los líderes- participan más de 500 laboratorios en ese país y otras partes del mundo; tiene financiamiento desde 2013 hasta 2030.

Es quizá la iniciativa de neurociencia más grande de la historia, incluso mayor que el proyecto del genoma humano. Desarrolla métodos de neurotecnología electrónica, óptica, magnética, acústica, molecular, de todo tipo, con el objetivo de entender cómo funciona el cerebro, ayudar a los pacientes y también para crear una nueva industria que es el motor de crecimiento humano, comentó.

Yuste rememoró que, a lo largo de 750 millones de años, la naturaleza nos ha dotado de un órgano increíble que, entre otras cosas, genera la mente humana.

Todas nuestras actividades mentales y cognitivas salen de ahí: “Nuestros recuerdos, pensamientos, emociones, planificaciones, decisiones, actividades sociales, personalidad, conciencia, el saber que somos nosotros, y también el subconsciente, lo que no sabemos que tenemos dentro. Todo esto surge de la actividad coordinada de estas 86 mil millones de neuronas”.

Actualmente comenzamos a entender las bases neuronales científicas de algunas de estas actividades. “Vamos a llegar a ello, los científicos trabajamos en una red internacional que se extiende por muchos países. Algún día se podrá explicar científicamente qué es un recuerdo, un pensamiento, la memoria o qué ocurre cuando te enamoras”, precisó.

A decir del neurocientífico, ese órgano tiene también importancia económica, lo cual es evidente en el mundo de la inteligencia artificial.

Cuando sepamos más de cómo funciona, esa tecnología será un sistema más potente y, en consecuencia, la repercusión monetaria de entenderlo va a ser gigantesca, finalizó.

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