Gordofobia

Las personas gordas (obesas) se han sentido, en muchas ocasiones, despreciadas, insultadas, ridiculizadas por su cuerpo obeso. Y si protestan por ese maltrato, tienen razón. Todas las personas que se respetan a sí mismas, deben respetar a las demás. Por cierto, también las personas muy delgadas, las flacas, luego son objeto de burla, aunque a veces es más por broma que por insulto. Los gordos no, pues la mayoría de las veces las observaciones contra su exceso de peso son ataques, no bromas.

Pero pienso que hay que cuidar el lenguaje, se ha abusado mucho del concepto fobia, para hacerlo sinónimo de rechazo, de agresión. Pero no es así, quien hable correctamente el idioma no puede llamar gordofobia al hecho de despreciar a los obesos, como tampoco se puede llamar, en buen español, homofobia a quien desprecia a los homosexuales. ¿Qué es una fobia? Una respuesta médica: “Una fobia es un tipo de trastorno de ansiedad. Es un temor fuerte e irracional de algo que representa poco o ningún peligro real”. Una fobia siempre es un miedo, nunca un rechazo. El mal uso del lenguaje distorsiona la comunicación.

Sin embargo, el traer a la atención pública el desprecio en sus muchas formas a los gordos con el término de gordofobia, sirve para llamar la atención a hechos reales y a responsabilidades. Ahora bien, ¿Cuáles son las malas y las buenas actitudes antes las muchísimas personas gordas, y que estadísticamente van, además, en aumento?

Lo primero es, por supuesto, que no es aceptable, de ninguna manera, agredir de palabra (o hasta de hecho) a los gordos. Herir a una persona por su físico, como es el caso de los gordos nunca le ayudará en nada para al menos hacerle consciente de que el exceso de peso es dañino para su salud y bienestar, y si les provoca ansiedad el rechazo social eso le puede llevar a combatirla comiendo aún más de la cuenta saludable.

Tampoco es inteligente el festinar a los gorditos, como muchas veces se hace con los niños, con expresiones de simpatía precisamente porque son gorditos. No es correcto tratar a los gordos con falsa simpatía, y falsos razonamientos de que no está mal que sean gordos, que no importa. Sí importa y mucho, por su salud y los peligros de la obesidad, a corto y largo plazo. Eso, aparte de que la gordura implica hasta desventajas para movilizarse, para dormir y para vestirse y calzarse. Hace unos años, un amigo un poco gordo me decía que hasta para hacerse la limpieza al ir al baño batallaban. La condescendencia sobre que no está mal el exceso de peso, como hacen en medios de ropa y lencería, de que las gorditas también se ven bien, es contraria a la lucha por una vida más saludable.

La gordura, el exceso de peso médicamente visto, es, en verdad, un grave problema para la sociedad. Causa diversas enfermedades y requiere tratamientos médicos, todo lo cual tiene un gran peso sobre el uso de los recursos públicos, del erario y de los servicios de salud. La medicina profesional y otros medios que comparten la preocupación sobre el problema de la obesidad, tienen razón al pedir a la población que cuide su alimentación y se mantenga en un rango de peso aceptable en salud para su estatura y complexión ósea. Que se ejercite y evite la holgazanería. Sentarse por horas a ver televisión o redes sociales en celulares y laptops, consumiendo alimentos chatarra es tan agradable como dañino.

Así como el tabaquismo es un vicio que causa muchos problemas a la sociedad, y cuesta mucho dinero en atención a quienes enferman precisamente por fumar, la obesidad causa también problemas semejantes. La preocupación por la grave proporción de personas excedidas de peso en México es más que justificable, por sus consecuencias. México es el segundo país del mundo con mayor proporción de personas obesas, y peor aún, el primero de menores de edad. Cada vez hay más diabéticos e hipertensos cuya causa es la obesidad (la gordura, pues) y muertes prematuras. La diabetes se ha convertido en una causa prevista de reducción de la esperanza de vida, cuando debería esperarse lo contrario, por las ventajas de la vida moderna, sus hábitos alimenticios, el ejercicio y los avances de la medicina.

Hay quienes ven la obesidad como una forma de mala estética, que las personas esbeltas son bellas y las gordas está por verse. Y se busca convencer a personas de que reduzcan su peso para que se vean bien, sean bonitas, sobre todo a las mujeres. Eso tiene solo un valor muy relativo, aunque sea socialmente aprobado, pues lo importante es mantenerse en el rango médicamente recomendable de peso por la salud; y que la estética personal vaya de la mano, es solamente consecuencia de una vida saludable.

La petición social, médica y política de que las personas cuiden sus hábitos alimenticios y su ejercicio es muy importante y debe tener cada vez mayor alcance, y los esfuerzos para convencer a las personas de que cuiden su salud comiendo bien, y hagan ejercicio deben ser respaldados y difundidos desde los medios públicos hasta los de círculos de amistad, y principalmente en el medio familiar. En vez de intentar convencer a los gorditos de que pierdan peso por medio de burlas, se debe hacer con buenas razones.

Una gordofobia sería, en auténtico español, un miedo irracional, injustificado a las personas gordas, y eso no existe. ¿Quién les tiene miedo a los gordos? No sé de nadie. Lo que la sociedad, el gobierno, y en especial la medicina tiene, es un miedo muy racional a los problemas causados por la obesidad. Se tienen más enfermos, más diabéticos, más hipertensos y muertes prematuras cuyo origen es eso, la obesidad. Lo que debe existir cada vez más, es la preocupación personal, familiar, amistosa, médica, política y social, de los males que acarrea.

La sociedad debe convencerse y actuar en consecuencia, de que la burla y el rechazo a las personas obesas es totalmente inaceptable, moral, psicológica y socialmente, y que a quienes no les parece que haya gordos o bien se preocupan por las consecuencias del exceso de peso de las personas, sobre todo de familiares y amigos, es ayudarles a combatir la obesidad con las ya más que conocidas y difundidas medidas de cuidados alimenticios y hábitos de vida, en especial del ejercicio. No al escarnio, y sí a los buenos consejos y ayudas.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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