Una estrategia llamada opacidad

DESDE SIEMPRE

Se cumplen ya cuatro años de un cambio ofrecido que nunca llegó y el tiempo, como dicen los clásicos, “ya está encima”.

En las semanas más recientes, la causa que denodadamente se defiende desde el búnker de la capital mexica, sigue haciendo agua.

Con todo y las presiones ejercidas sobre las líneas aéreas de carga, la falta de planeación, las ocurrencias y las improvisaciones, han demostrado que el AIFA -ése mismo aeródromo que el presidente dijo que disfrutarían sus enemigos, aunque fuera en silencio- es incosteable y disfuncional. De continuar con ese bajísimo nivel de operaciones, será un nuevo barril sin fondo como Pemex, Dos Bocas y el impresentable Tren Maya.

EL PLEITO COMO MÉTODO

Y, desde luego, como muchas cosas le están saliendo al revés, entonces aparece el peleador callejero, el fajador, el camorrista que reta, golpea desde su púlpito, amenaza y con el rostro desencajado condena y anatematiza a la primera contrariedad. Así es él.

Ken Salazar, el embajador estadounidense, ya aprendió a torear y a utilizar “las manoletinas” para sus entrevistas en palacio. Sin embargo, el pleito con la Ministra Presidenta de la Corte, le ha costado abrir otro frente, incluso, con varias de sus seguidoras más leales. El apoyo social que la ministra ha recibido de una buena parte de la sociedad y de varios colectivos femeninos, por lo pronto, son un dique de contención a la verborrea.

Pudiendo aprovechar los huecos para acercarse a los demócratas, también le ha provocado derrame de bilis. No ha sido exclusivamente el pleito con el senador Bob Meléndez o con Antony Blinken, Secretario de Estado con el presidente Biden. Dina Boluarte se agregó también y subió al ring, porque el mexicano no quiere entregarle a Perú la presidencia de la Alianza del Pacífico y todo, por andar de injerencista -cosa que le reclama a todo mundo cuando alguien habla mal de él- y defender a su amigote Pedrito.

El mandatario mexicano se volvió factor de unidad entre demócratas y una porción importante de republicanos, por andar defendiendo a morir al vituperado Donald Trump.

Ha llamado faccioso y corrupto al Poder Judicial. Sigue negándose a transparentar las acciones de gobierno y los lugares a donde se va el dinero de los mexicanos, y por si hiciera falta un nuevo ring, acaba de darse un tiro en el zapato.

El periodista Mathieu Tourliere abordó en una mañanera un tema delicado: El espionaje del ejército a través del Centro Militar de Inteligencia -CMI- y, ahí fue, donde se le vino el mundo encima. Derramó de nuevo un narrativa confusa, equívoca y balbuceante, como lo consigna Raymundo Riva Palacio, sin que el mandatario pudiera precisar la transversalidad política de Guacamaya Licks.

El problema adicional para el hombre de Macuspana es que aseguró que su gobierno tiene sistemas que hacen lo mismo que Pegasus, para espiar.

Puede deducirse que la opacidad es malísima como estrategia.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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