La duda es la vacilación o indecisión que se tiene entre dos o más juicios, opciones o decisiones.
Un movimiento, una decisión, un cambio. De clara trascendencia o no, pero de incuestionable relevancia para el que la vive. Dudar es intrínseco a la vida profesional.
Aun y cuando la madurez aporta claridad y la experiencia tiende a nutrir opciones, suele haber hechos de alcances importantes que no sólo son sometidos a una revisión rigurosa, sino que detonan distintos grados de duda.
Es su definición más simple, la duda es la vacilación o indecisión que se tiene entre dos o más juicios, opciones o decisiones. Es ‘de facto’ la experimentación de un estado de indeterminación explícito y, en su peor expresión, nutrido con emociones diversas.
¿Qué hacer cuando la duda es de tal magnitud que paraliza tu ámbito de ejercicio profesional? Aquí tres recomendaciones para la reflexión:
1) Profundiza en el efecto de las opciones.- Quien titubea tiende a repasar las opciones que ve de manera cíclica y acentuando lo que no le gusta o la emoción incómoda que le produce. Y más si todas las opciones producen negativos a elegir.
Frente a la duda legítima, conviene puntualizar (‘zoom in’) los efectos que cada opción (por acción o inacción) desagregándolos en tres avenidas: el contexto en el que te desarrollas, las terceras partes que impactará y en tu mismísima persona. Cada detalle en su carril.
2) Construye más opciones todo el tiempo.- Alguna vez le escuché decir a William Ury que la mitad del éxito de una negociación era construir un BATNA (Best Alternative to a Negotiated Agreement); es decir, siempre procurar una mejor opción para el acuerdo negociado.
Parafraseándolo, para darle cause a dudas de trascendencia, el protagonista debe construirse más opciones que le permitan atenuar aquello que le preocupa o disgusta, al tiempo que pule o nutre alternativas para lo que busca o debe resolver.
3) Rebota la esencia de la duda con terceros confiables.- Una o varias personas que, teniendo igual o mayor conocimiento que tú en los elementos del tema a ejecutar, pueda validar, descartar, nutrir o cuestionar los supuestos de cada acto alternativo y las dudas que te producen.
Esos terceros deben garantizar la confidencialidad necesaria y estar libres de conflicto de interés; pero es igualmente valioso que sean personas que no espejeen tus argumentos, sino que te permitan vivir un ejercicio saludable de contraste y ponderación.
No es inusual encontrar personas en espacios gerenciales y directivos diferentes que dudan y luego existen. Individuos carentes juicio propio y gallardía, habituados a dudar, expertos en acomodar las cosas para que sean otros quienes siempre despejen los caminos de la complejidad.
El directivo o profesionista no aspira al confort abundante en la certeza y libre de toda duda. Procura siempre gozar de la capacidad y carácter para nutrir, sustentar y bien fundamentar sus actos, decisiones y afirmaciones con plena conciencia de que nada es permanente y nadie es infalible.
Lo malo no es enfrentar mil dudas, sino paralizarse frente a ellas. Y es que los negocios son movimiento y la dirección es decisión. No por nada Descartes afirmaba ‘cogito ergo sum’ (pienso luego existo), que bien podríamos adecuar en la empresa como ‘decido luego existo’.
GM Financial tendrá su Convención en Los Cabos
Después de un tiempecito de no reunirse de manera presencial, los F&I´s de esa financiera de marca en México se darán cita en el Hard Rock de Baja California Sur del 25 al 27 de agosto. Los preparativos han sido cuidados con el más alto rigor.
Su programa incluye conferencistas de la talla de Debbie Berebichez, Isaac Hernández, Millán Ludeña, Jorge Font, Oso Trava y estará moderado por un señor de nombre Mauricio y de apellido Candiani. Se sospecha que todo saldrá de ultra maravilla.
Te puede interesar: Tres dilemas de la flexibilidad táctica en los negocios
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
