León XIV, el amor ordenado

Tuve la oportunidad de ver con mi mamá —quien va a cumplir 96 años— todo lo relativo al Cónclave, porque la acompañé en una hospitalización de emergencia. Debo reconocer que me dio gran emoción oír con ella el extra omnes para que al día siguiente viéramos la fumata blanca y por eso oímos el habemus papam. Juntas tratamos de reconocer el nombre y, sin identificarlo, vimos aparecer al nuevo Papa con serenidad, hablando español, refiriéndose a Perú y con una sonrisa característica de quien no goza del protagonismo en un mundo que vive del espectáculo. Cuando escuché el nombre que había elegido, León XIV, me emocioné. Estaba con mi madre, quien me había hablado muchas veces en mi vida sobre la Doctrina Social de la Iglesia. Por ella y por sus clases leí la Rerum Novarum de León XIII. Así es que sentí que el sentido y la sensibilidad social que me habían gustado del Papa Francisco estaban presentes en este nuevo Papa. El sucesor de Pedro se parecía a su predecesor.

Inmediatamente me llegó un mensaje de alguien que había conocido al Papa León XIV en las misiones de Perú. Todo era buena señal y lo que siguió confirmó mi alegría, al grado que pensé podría yo estar exagerando. Pero no estaba exagerando. Son muchos datos los que me han convencido del gran personaje que tenemos como nuevo Papa, mencionaré algunos aunque advierto que mi visión no sólo es personal sino autorreferencial:

1. El nombre de León XIV. No tuve duda de que la causa directa de ese nombre era León XIII, quien enfrentó la adversidad de la revolución industrial, que le dio a la Iglesia un rostro social, que modificó leyes, que habló de y exaltó a la dignidad de la persona humana. Mi padre, por ejemplo, hizo su tesis de licenciatura sobre el “salario familiar” y, por supuesto, se inspiró en la encíclica Rerum Novarum. La primera vez que oí a un excandidato a la Presidencia de la República fue en 1981: Efraín González Morfín, quien fuera candidato del PAN, hablaba en una conferencia magistral sobre los 90 años de dicha encíclica.

2. Algo tiene Perú que marca no sólo a quienes visitan esa gran tierra, sino especialmente a los misioneros. El rostro cambió cuando el nuevo Papa habló de su parroquia en Chiclayo así como de su diócesis. Sabrá, sin duda, de la importancia de mirar a los excluidos, a los descartados y, por si fuera poco, el haberse nacionalizado peruano marca una clara expresión de su empatía para con ese país y con Latinoamérica.

3. Nació en Estados Unidos y fue Cardenal de Chicago y, como tantísimos estadounidenses, tiene una ascendencia multinacional: Francia, España y Haití se hacen presentes, es decir, la migración es parte de su vida. Su lengua materna es el inglés, que en estos momentos será de gran ayuda. Y no sólo eso, sino que estudió matemáticas lo cual no es cosa menor para estos momentos de la revolución de la Inteligencia Artificial.

4. Es Agustino. El Papa es agustino por todos los costados, cita a San Agustín, lo tiene en su lema y en su cruz. David Brooke, en su obra “El camino del carácter”, hace de San Agustín el arquetipo del “amor ordenado”. Un orden que deriva del combate diario, sin tregua, a la soberbia. Me parece que lo mismo podremos decir de León XIV, un amor ordenado.

Resalto, además, que en su propia cruz no sólo está presente San Agustín y Santa Mónica, también está una presencia española, el obispo Anselmo Polanco, agustino, quien fue martirizado en Turuel en 1939. Este Papa que se llamó Roberto Petrov tiene una enorme vocación de entrega y servicio capaz de llevarla hasta el extremo.

Finalmente, estoy segura que este fiel agustino nos mostrará claramente la explicación de San Agustín con respecto a cada una de las virtudes cardinales. Sólo me refiero a la que desde el principio pudo apreciarse en este nuevo pontífice: “…lo que hace estar siempre en guardia para discernir las cosas y no dejarse engañar subrepticiamente por la mentira y la falacia” es la prudencia.

Quiero recordar que los Agustinos han sido muy importantes en México, es más, el 2026 cumplimos 500 años de la presencia de los primeros misioneros de la orden de San Agustín. Desde aquí invito a que aprovechemos esa fecha para que su Santidad visite México.

Formo parte de las millones de personas que con alegría decimos que el actual sucesor de Pedro está en guardia, actuará y será voz de esperanza. A trabajar.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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