Escuchamos constantemente que la empatía es el ponerse en los zapatos de la otra persona. Tratamos de hacerlo con los demás, pero yo me pregunto qué tanto la vivimos con nuestra familia.
¿Cuáles son las consecuencias de no tener empatía?
- La persona con baja empatía tiene dificultad para escuchar cuidadosamente: se distrae, no pone atención, no se concentra o enfoca, no escuchan o guarda silencio. Por lo tanto, le cuesta trabajo conectarse con el otro.
- No es capaz de leer los sentimientos de los demás: tiene ojos, pero no ve, oídos y no escucha; no entiende lo que el otro siente o vive, no se da cuenta. No se sincroniza.
- Los demás se sienten incomprendidos por esa persona: sino me escuchas y no comprendes mis sentimientos, me siento alejada de ti. En las familias con baja empatía hay enojo, distanciamiento y alejamiento, no interactúan.
- Existe un conflicto cotidiano por temas de percepción: no me escuchas, no me entiendes, peleas por tonterías. Considero que solo se ve la vida desde mi punto de vista.
- Al no tener empatía, se empieza con una solución dolorosa de conflictos. Se resuelven con rudeza, con violencia, no se valora a la otra persona. Pasan los años y no nos sentimos comprendidos ni valorados.
- Los lazos emocionales son frágiles en estas familias. Lo normal es sentirse amados y valorados; al no haber empatía esto no se da. Candil de la calle y oscuridad de la casa.
¿Que implica ser una familia empática?
- Escuchar con atención: conectar mis sentidos exteriores e interiores hacia los otros: valorar lo que me quieres decir. Y reconocer mis propias emociones.
- Reconocer los sentimientos de los demás.
- Entender las distintas opiniones, ser tolerantes y saber que pensamos de diferente forma.
- Aceptar la perspectiva de los demás: como ven la vida los otros.
- Valorar a los demás: sus esfuerzos, méritos y logros.
- Brindar ayuda a las otras personas, estar pendiente de sus necesidades.
Algunas estrategias para desarrollar la empatía:
- Escucha en forma activa: detenerme y escuchar lo verbal y no verbal, no interrumpir.
- Pregunta sobre las emociones: como te sientes.
- Respeta los hechos y las opiniones.
- Analiza las diferentes situaciones: no juzgues a las personas.
- Mantén la calma, no te exaltes ni aceleres.
- Evita demasiados consejos, sermones a los hijos o familiares.
- Demuestra afecto: besos, abrazos, caricias.
Con esto estarás demostrándole a tus seres queridos que los valoras y respetas, y, en definitiva, tu familia vivirá en armonía.
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