La mejor herencia que puedes dejarle a tus hijos es la educación, escuché decir muchas veces a mi papá. Estoy totalmente de acuerdo con esta idea, y he tratado de aplicarla con mis hijos.
Para lograrlo, tenemos que enseñar a aprender, formar en nuestros hijos hábitos de estudio eficaces que favorezcan el desarrollo de habilidades de pensamiento y que contribuyan a su perfeccionamiento. A los hijos se les enseña a aprender en el seno familiar:
Aprender a pensar: consiste en proporcionar los elementos necesarios y específicos para que cada niño con sus habilidades únicas y su estilo personal aprenda a luchar por encontrar por sí mismo las respuestas a sus cuestionamientos y pueda superar sus dificultades.
Aprender a discernir: es saber distinguir y diferenciar una cosa de otra. Los niños necesitan tener claro qué es lo que les conviene y entender que toda elección implica una renuncia. Deben de vivir los resultados de sus acciones, así podrán ver más claramente que sus elecciones tienen consecuencias y esto les ayudará a tomar decisiones más acertadas.
Adquirir conocimientos: mediante la información y el desarrollo de habilidades que la persona va logrando, los cuales modifican su conducta y le hacen capaz de manejar situaciones cada vez más complejas. No es sólo memorizar datos, sino descubrir la verdad de las cosas. Cada niño tiene cualidades propias, algunos serán buenos para los números, otros más hábiles para el deporte, o bien, contarán con cualidades sociales o dotes artísticos.
Algunos medios que facilitan el que nuestros hijos aprendan mejor son:
- Organización: tener un lugar para cada cosa, y mantenerlas ahí después de usarlas. Establecer un tiempo destinado para realizar las tareas. Llevar una agenda escolar o una lista de las tareas a realizar.
- Lugar: sin distracciones y en silencio; iluminación adecuada y temperatura agradable.
- Horario: establecer el tiempo específico dentro de la rutina del día para realizar las tareas y mantenerlo.
La motivación para aprender, el amor al estudio y el interés por el conocimiento se da principalmente en la familia. Si hay un ambiente que invite a la investigación, a la lectura, a despertar la curiosidad científica, el niño de manera natural se interesará en el conocimiento.
Enseñar a aprender va más allá de los resultados académicos: implica que los hijos aprendan a pensar, sean capaces de tomar buenas decisiones, que puedan responder por sus acciones, y que pongan sus habilidades al servicio de los demás.
Recuerda: la mejor herencia que puedes dejar a tus hijos es una buena educación.
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