De la próxima coronación a Alicia y sus maravillas

Como ya se sabe esta ñora es fiel seguidora de los chismes de la realeza inglesa y se ha echado toda las series acerca del tema desde de The Crown hasta Bridgerton. Y está muy seriamente considerando sí levantarse a las 4 de la madrugada para ver la coronación de Carlos III (¡qué poca consideración, por cierto, por los que vivimos de este lado del charco con ese horario para coronarse!). Pero cuando piensa en lo que está pasando estas últimas semanas en política, a esta ñora no se le viene a la cabeza ninguna de esas referencias, sino la Reina de Corazones… de Alicia en el País de las Maravillas, o sea, la de la versión de Disney no la caracterización de Helena Bonham Carter.

Antes de continuar, esta ñora quiere aclarar si piensa que el primero-les-digo-que-no-le-respondan-llamadas-a-los-de-la-Corte-y-luego-les-ando-rogando-en-cartas es como la Reina de Corazones no porque crea que quiere quedarse en el trono hasta que se muera. Al contrario, esta ñora está firmemente convencida que le urge que se acaba el sexenio casi más que a nosotros, porque aunque nunca ejerció al cien por ciento eso de gobernar lo poquito que hace lo dejó exhausto… y por eso ya anda en plan “córtenle la cabeza” como la Reina de Corazones a la menor provocación. Quiere que le corten la cabeza a los de la Corte, a los del INAI, a los del INE, a los empleados de Notimex, a los del INSABI…

Para cumplir sus descabezamientos necesita de sus minions tanto en diputados como en el Senado. Especialmente los senadores montaron una escena de película de Alicia, esa donde ella sale del mar y ve a un grupo de aves, peces y estrellas del mar que están dando vueltas alrededor de una gran roca y encima de ésta hay un “capitán” que le dice a Alicia que quiere secarse se una a los demás, lo extraño es que los animales siguen dando vueltas mientras la marea los cubre y los descubre. Pues igualitos los senadores, se pusieron a seguir órdenes absurdas como hipnotizados y sin darse cuenta de que estaban haciéndolo tan mal que seguirían mojados… pero felices de seguir a su “capitán”.

Esta ñora también imagina que las sesiones de seguridad que el digo-que-no-se-fabrica-fentalino-pero-luego-que-sí-pero-no-todo-pero-que-todo-es-culpa-de-los-jonkies-gringos-que-no-tienen-llenadera presume que realiza antes de la mañanera son como la escena del té en casa del Sombrerero Loco. Nadie se entera de nada, cada uno trae su tema… y aunque se dice que “ahí se habla de todo” resulta que a la mera hora no sabe qué dice la carta que los Chapitos mandaron a un programa para explicar que son víctimas de acoso y que tienen mello. Tampoco sabía hace más de un mes que había un video donde claramente se ve cómo los responsables de que hubiera muertos en la estación migratoria de Chihuahua no eran los propios migrantes, sino los que no les abrieron la puerta o por ignorancia de los protocolos o sólo por desalmados.

Eso de celebrar el “no cumpleaños” es muy divertido, pero al final es signo de un desorden, ¿no? Tal como se lleva el gobierno en este sexenio, nadie tiene claro lo que le toca hasta que el Sombrero pues le dice “te toca”. Sólo así se puede entender (y eso de entender es por no usar otro verbo) que en la mañanera del jueves Rosa Icela Rodríguez, la secretaria de Seguridad, que debería estar concentrada en esos temas de seguridad, sea la que declare que están investigando la corrupción en el ISSSTE… ¿No le tocaría eso a Función Pública? Ah, no, esta ñora ya se acordó que luego del fin de semana anterior, ahora la Función Pública le toca hacer las compras consolidadas que antes le tocaban a Hacienda…

Pero para esta ñora, lo más triste es que la ciudadanía nos parecemos a Alicia que por aburrimiento se puso a seguir a un conejo que sólo repetía “qué tarde es, qué tarde es”; aunque acá repetía “combatiré la corrupción, combatiré la corrupción”. Sí, esta ñora ya los oyó que no todos votamos por eso, pero al final estamos como Alicia que en un momento se encuentra con muchos letreros que la confunden sobre hacia dónde caminar… se topa con la sonrisa un tanto malévola del Gato de Cheshire. A él le pregunta qué camino debe tomar, y el Gato le pregunta: “¿A dónde quieres ir?”. Pero los ciudadanos igual que Alicia no sabemos responder todavía adonde queremos ir… Y si no resolvemos esa pregunta, lo que seguiremos haciendo es buscar si no al conejo blanco original, sí a otro que seguiremos nomás por seguir… y esa no será la solución para nuestros problemas tampoco.

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