La irrupción del doctor López-Gatell en la escena pública ha generado polémica por la manera de manejar –y esconder según algunos– los datos de la pandemia.
Poseedor de todo lo que critican en los otros, Hugo López-Gatell es la sensación chaira del momento. Exponente de la blanquitud, descendiente de extranjeros, con educación progre finalizada, como buen neoliberal, con un doctorado en prestigiosa universidad estadounidense, fifí total que trabajó en los gobiernos de Calderón y de Peña Nieto, y ahora encumbrado funcionario de la 4T; bien vestido, “modosito”, “decente”, galán de corte socialdemócrata, preparado, tecnócrata y habla inglés. López-Gatell representa todo lo que odia López Obrador.
Sin embargo, la chairiza está feliz con él, pues les parece que representa la capacidad técnica del gobierno lopezobradorista; es el hombre que puede debatir con “los de enfrente”, los que alegan que la preparación es tan importante como la honestidad. La irrupción del doctor López-Gatell en la escena pública ha generado polémica por la manera de manejar –y esconder según algunos– los datos de la pandemia.
Además, es el único funcionario al que el presidente le ha prestado el micrófono, la cámara y hasta el Palacio para que haga sus apariciones ante los medios de comunicación.
Podrá caer bien o mal, al final los muertos –o los vivos– serán el reflejo de su trabajo. Por lo pronto, el hombre gusta de su imagen y su fama. Ha caído en esa gran generadora de la desgracia política que es la vanidad. Su aparición en la portada de una revista del corazón –aunque no fuera voluntaria– habla no solamente de dónde se deciden las portadas en el grupo editorial Expansión, sino en dónde está ubicado el responsable de la salud pública en el país (el secretario del ramo no existe).
Feliz con su papel de chairogigoló, López-Gatell aparece en todos lados, hace análisis políticos, lanza acusaciones de corrupción, da lecciones de historia, sabe alabar a su jefe, ahora estará presente con los niños (un evento copiado burdamente de lo que hizo la presidenta de Noruega), ya tiene espectaculares con su imagen, es el ídolo de la 4T.
Así que no debe asustarnos si escuchamos lo siguiente en un futuro próximo:
•Se dice que próximamente grabará un disco a dúo con doña Bety, con versiones actualizadas de la nueva trova cubana.
•Hugo López-Gatell filmará una versión de Súper Chairo, el héroe que combate la corrupción y las enfermedades jeringa en mano, pues vacuna contra la deshonestidad y el conservadurismo.
•Aparecerá con Chabelo y subido en un triciclo cantará “Cielito Lindo”, para después advertir a los niños que con la salud no hay catafixia.
•Se filtrará la foto de HLG como Cristo de Iztapalapa.
•Saldrá en el programa de Andrea Legarreta y Galilea Montijo haciendo un musical con ellas de la canción “Resistiré”.
•Se publicará su libro de memorias: Confieso que fui neoliberal.
•Su imagen saldrá en la revista Caras con el siguiente titular: Me odian por ser bonito: HLG.
•Tendrá un programa cómico médico musical, en el que aparecerá con John Ackerman, y será la versión alternativa del doctor Cándido Pérez. Claro, saldrá en Canal Once.
•Novedad editorial: Por qué 2+2=7. Una nueva manera de contar. En este libro encontrarás no sólo la manera de resolver los problemas estadísticos más complejos, sino que podrás mentir con aplomo y seriedad.
•Entrevista en La Jornada: soy ateo pero creo en AMLO: HLG. “En el fondo siempre fui chairo”, asegura el subsecretario. Jorge Alcocer sí existe, no es una botarga, aclara.
•Se lanzará al aire una serie documental llamada Hugo, el hombre, el médico, el apóstol de la salud. El primer capítulo se titula “Por qué le colgué el teléfono a Denise Maerker”.
Nada debe extrañarnos en los próximos días, Súper Chairo ya está en acción.
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